Aconsejaba ayer prestar atención a los destellos que procuran esperanza. Sin embargo, y en lo que respecta a quienes dirigen nuestra sanidad, siquiera algunos de ellos, no parece que por méritos propios puedan arrojar alguna luz.
El discurso de la Ministra de Sanidad, Ana Mato, en rueda de prensa, lo dice todo sobre sus aptitudes. No se lo pierdan en «Youtube». Pero llueve sobre mojado porque, desde Federica Montseny, el ministerio anda como puta por rastrojo con contadas excepciones. Y si lo dudan, recapitulen. Romay Becaria, Secretario General de Sanidad con Franco y tesorero del PP tras el ínclito Bárcenas. Celia Villalobos, sin estudios superiores y para quien los discapacitados eran «tontitos»… Y eso por no hablar de quien sustituyó a Bernat Soria -por lo menos un científico-: Leire Pajín. De profesión, escaladora en su partido. En cuanto a Mallorca en el último año, mejor correr un velo.
Con esos mimbres, lo sorprendente es que, hasta hace poco, nuestra sanidad estuviese entre las mejores del mundo. No por el esfuerzo de sus mandamases, claro está. Pero el poder de la inepcia ha terminado por imponerse. ¡Lástima de luciérnaga, pisoteada por estos necios!
Del todo de acuerdo
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Es un orgullo estar de acuerdo contigo. Me rejuvenece.
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Te olvidas de Ernest Lluch
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Efectivamente. Y me gustaba. Uno no puede estar en todo…
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