EL 23-F DE ÉVOLE

Évole 4La farsa de Évole, el esperpento si prefieren, sobre el golpe de Estado del 23-F, hace 33 años, ha provocado reacciones dispares. En síntesis y para los desinformados -no creo que los haya, dado el ruido mediático ulterior-, el programa nos vendió por un rato la «Operación Palace»: un falso Golpe auspiciado por las más altas instancias del país, Rey incluido. Évole 1Un alzamiento militar de pacotilla y que pareciese tan real como la vida misma, con objeto de dificultar una asonada que se preveía, a tenor del malestar entre los militares, y que pretendería terminar con la incipiente democracia.

Algunos, que no lo vieron por TV, afirmaron después que a ellos no se la habrían dado con queso. Listos que son. Otros han montado en cólera -a pesar de que, en cuanto terminó la emisión, se certificó su falsedad- aduciendo razones varias, desde el flagrante atentado ético a una intolerable burla a la ciudadanía, jugando con los sucesos que tanto sufrimiento causaron por aquellos días. Sin embargo, a mí me gustó, qué quieren. Siquiera cuando lo recreaba tras el punto y final. Évole 2Me gustó a pesar de haber vivido en aquella época la retransmisión del asalto al Congreso, con el alma en un puño y planeando exiliarme para evitar males mayores. El otro día me mantuve frente al receptor boquiabierto y en una secuencia anímica que no olvidaré; desde el «Esto no puede ser cierto», a tildarme de imbécil cuando la historia del «tejerazo» (salvo detalles sobre los que es más fácil reparar a posteriori) empezó a antojarse verosímil.

No tuvo ninguna gracia, dicen. Pero es que, en mi criterio, la cosa no iba únicamente por ahí. El montaje teatral fue cuidado y con visos de certeza; mantuvo en todo momento una expectación ansiosa de los televidentes, y el juicio ulterior variará dependiendo de la lectura y de cuál, entre las posibles, predomine. Nada es inofensivo, por supuesto, pero no viene mal tomarse en estos tiempos las cosas con cierta sorna, una vez desvelado el montaje y, poco antes, verse desde otra perspectiva: como sujeto susceptible de manipulación hace tres décadas (cuando creí a Évole) y también ahora, siquiera un ratito -al ver a Tejero como el único ajeno al tejemaneje amén de un servidor, pensé-; por unos minutos que se hicieron interminables. Évole 5Concluyo que el programa puede haber servido tal vez para meditar sobre el poder de los medios en la construcción de verdades entrecomilladas. Y no viene mal la reflexión. Sólo me queda averiguar, si ello fuera posible, que pensaría Javier Cercas de estar sentado ese día frente a la pantalla; ya saben, el autor del libro «Anatomía de un instante», sobre el golpe de marras. En su caso, puedo imaginar la tormenta que provocó Évole. Muy lograda, sí señor, y es que también las mentiras, en ocasiones, pueden resultar útiles. Aunque sea para revisar de un modo crítico nuestra permeabilidad a la sugestión.

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
Esta entrada fue publicada en Actualidad, Humor, Opinion y etiquetada , , , , , . Guarda el enlace permanente.

11 respuestas a EL 23-F DE ÉVOLE

  1. drlopezvega dijo:

    Las generaciones futuras reconocerán a Roberto Begnini la proeza de desmantelar la presunción de que existían campos vedados para el humor. A él, que hizo una comedia más que estimable sobre los campos de exterminio, le van a venir con el cuento del 23-F. Yo vi el programa ya empezado y me causó una mezcla inefable de incredulidad y de verosimilitud. ¿Qué más se le puede pedir a un programa de TV, además de entretener y echar las neuronas a rechinar? El gran Orson Wells hizo algo parecido con una imaginaria invasión extraterrestre y dicen que precipitó algunos suicidios. Aquí solo quedó de manifiesto la endeblez de la Talegón. ¡País de pandereta!

    Me gusta

  2. Albert Alexandre dijo:

    Creí la historia que nos contaron y no me irritó el desenlace. Antes bien me alivió, porque no cesaba de preguntarme sobre la causa de aquella deposición colectiva sincronizada; y las respuestas que yo mismo me daba no resultaban nada tranquilizadoras.
    En mi opinión, fuimos mayoría los que nos tragamos el montaje (aunque algunos lo nieguen ahora) por la credibilidad que se ha ganado el periodista, por la relevancia de los personajes que intervinieron, por la verosimilitud de algunos aspectos básicos del argumento y, sobre todo, porque estamos habituados a descubrir, con frecuencia, que nos han tomado el pelo con las historias que -interesadamente- nos cuentan.
    Me agradaría conocer una sola razón convincente -la puramente legal es válida, pero no convincente- para que no se desclasifique ya la documentación del 23F. Nos siguen tratando ora como a niños, ora como a enemigos.

    Me gusta

    • Que no se desclasifique da bastante que pensar. ¿Habrá otros implicados que conviene al poder mantener en secreto?

      Me gusta

    • drlopezvega dijo:

      Clasificado. Censurado. Ahí están, ni más ni menos, las palabras del poder. El poder. Sencillamente decirle al prójimo lo que tiene que opinar y seguir en el cargo porque no hay más cojones. Clasificado. Lo ordena la razón de Estado. Censurado. Lo estipula la moral imperante. El poder. Ya se encarga el poder.

      Me gusta

  3. Mónica dijo:

    Yo no lo vi, ni he escuchado muchos comentarios. Ahora, incluso sabiendo el desenlace, me dan ganas de verlo.

    Yo también viví aquello en directo, en Valencia. Hubo toque de queda. Mi abuela no me dejaba ir a jugar a casa de una amiga… Al final fui un rato. Nadie por la calle, bronca y cierre de ventanas a la vuelta.
    Yo no sabía qué significaba aquel lío. Y después lo de los tanques por la ciudad. Me dejó huella. Conservo claramente la imagen, y la del miedo de mi abuela.

    Creo que tras este (original) evento televisivo, reflexionar sobre el poder de los medios de comunicación en nuestra visión de la «realidad» es un buen ejercicio.
    Y también pienso que yo me lo hubiese creído, y que el desenlace me hubiese hecho divertirme perversamente.

    Me gusta

  4. JOSÉ ARANDA dijo:

    Gustavo, solo una apreciación errónea en tu artículo, y además casi todo el mundo lo confunde. No se retransmitió en directo por TVE lo del Golpe, se hizo público al día siguiente en diferido, pero en la memoria colectiva la memoria nos falla y creemos lo vimos en directo. Te lo digo porque fue así.
    Un abrazo¡¡¡

    Me gusta

  5. Estoy intentando acordarme… Y también acordarme de cuándo nos vimos la última vez. Habría que ponerle remedio, ¿no?
    Un abrazo fuerte

    Me gusta

  6. Yo me lo creí enterito, lo reconozco, sobre todo porque era un programa de Jordi Évole, aunque lo del Óscar a Garci me parecía muy extraño. A pesar de que solo tenía 12 años por entonces, recuerdo perfectamente el miedo con que se vivió en mi casa, por entonces mi hermano mayor estaba haciendo la mili, y eso nos preocupaba a todos.
    Excelente entrada, un saludo.

    Me gusta

  7. carlesbenz dijo:

    No vi el ptograma de Evole. A mi me rrcuerda la invasión marciana que se inventó Orson Wells y que emitió por radio en los años 30 Muchos ciudadanos de los USA se lo creyeron. En Barcelona se emitió un programa similar hace 28 años. Siempre habrá público oara las patrañas.

    Me gusta

Deja un comentario