UN AÑO MÁS, LOS ALMENDROS EN FLOR

almendroUn año más, encandilado al mirar el cielo a través de sus copas; tanto, que no he podido resistirme a intentar explicarles la maravilla y aun a riesgo de caer en la cursilería. Pero verán: hace unos años y en la convalecencia de una grave enfermedad, mi mujer me llevó a pasear entre esos árboles. Mira hacia arriba, me sugirió y, al levantar la vista, el mágico instante me devolvió a la alegría de un nuevo comienzo. Así lo consigné en los últimos párrafos del libro que publiqué al respecto y, desde entonces, su floración me enciende en el alma la primavera.

almendro 6Sé que no dispongo del lenguaje para trasmitir la perspectiva de ese nuevo mundo que evocan los pétalos: un paréntesis desde el que atisbar la felicidad siquiera por un instante. Un vaivén de sentimientos encontrados que procura ese blanco de nieve: serenidad entreverada de nostalgias, ensoñación y consuelo, encantamiento, caricia, estímulo y reposo, ventana a la belleza y, por sobre todo ello, la inexplicable seguridad de que no habrá derrota ni desazón que aguanten bajo la bóveda en flor.

almendro 7«A las aladas almas de las rosas / del almendro de nata te requiero…», reza la lápida sobre la tumba de mi padre. Y sin alcanzar a poder definir lo que llamamos poesía, cuando miro bajo los almendros siento que aletea, muda, a mi alrededor. Supongo que para reconciliar a cualquiera de nosotros con lo que somos y recordarnos a los seres amados. En cada febrero.

 

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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4 respuestas a UN AÑO MÁS, LOS ALMENDROS EN FLOR

  1. drlopezvega dijo:

    Los entomólogos del alma humana se han empeñado en definir y clasificar las emociones. Suelen describirlas como reacciones pavlovianas, con fuerte componente vegetativo y manifestaciones neuromusculares estereotipadas. No se ponen muy de acuerdo en cuántas son, pero casi todos aceptan alrededor de 9: algunas más «primarias» (miedo, ira, tristeza, alegría y asco), quizá otras pocas más «sociales» (sorpresa, culpa, vergüenza y desprecio).

    Yo creo que de dejan una, que es la pura belleza. Es el olor y el rostro gordezuelo de tu hijo neonato. Es la inmensidad despampanante y el verde casi doloroso del collado entre Selaya y San Roque de Riomiera. Es el chorro de miel que la tarde feneciente inyecta en el follaje tremulo de un circunspecto abedul. Es el azul insondable de la Gran Barrera, mientras buceas tras la silueta ingrávida de Chris.

    Duele muy dentro, duele porque no sabes explicar esas lágrimas absurdas e incontenibles. Duele porque obedece a fuerzas que te ignoran, porque seguirá existiendo cuando tú no la contemples. Duele porque te deja paralítico y mudo, y se clava como un puñal inmaterial en lo hondo de un corazón que creías inexpugnable.

    (Se te dan mejor los almendros que las cuitas del poder, jajajaja.)

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  2. Pues fíjate que al escribirlo me turbaba (¿otra emoción para los entomólogos?) le sensación de que me deslizaba por la sensiblería… Me siento más cómodo dejando las emociones a buen recaudo, pero qué quieres…

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  3. Rosario Ferrà dijo:

    Si que es cierto que cada año la floración de los almendros le hace sentir a un@ un nuevo renacer en el alma y si como dice Punset » el alma esta en el cerebro» de repente todas la nubes borrascosas que enturbiaban los pensamientos se desvanecen como por encanto( siento ponerme quizá un poquito Potteriana), pero el caso es que a estos cada vez mas escasos almendros les tenemos que agradecer el primer rayo de color de un largo invierno y este año más aún ya sea por los temporales climáticos como por los económicos.
    Pero ¿desde cuando la belleza es sensiblera? creo que disfrutar de ella no lo es, más bien es un sano ejercicio y aunque es bien cierto que los sentimientos hay que dejarlos a buen recaudo pues nunca sabes quien es tu contrincante en la vida, el saber disfrutar de la belleza ayuda a la salud mental del ser humano a no quebrarse, una simple flor en un cuarto llamará poderosamente la atención a cualquier persona que en él entre y dejará un poso de recuerdo al salir pensando que la persona que habita ahí ha tenido un momento para la belleza, y para recapacitar sobre ella, con lo cual uno parecerá más inclinado a mantener una conversación con el propietario.
    Nada, que lo que pretendía expresar es que de ñoñería nada, más bien intelecto alto.
    Un saludo
    Rosario

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  4. Yo también opino que el alma está en el cerebro, y es ahí donde percute la belleza. En cuanto a los sentimientos, es simple pudor…
    Un saludo cordial.

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