LOS TRASPIÉS DE LA MEMORIA

fotos 15La memoria suele hacer agua, aunque sin obediencia al dictado del deseo y  así, mientras muchos nombres de antiguos conocidos se desvanecen, las caras de quienes designaban permanecen imborrables. Pero no siempre ocurre así y de ahí el desacuerdo con los vericuetos de las remembranzas. La mayoría hemos comprobado, con zozobra, nuestra incapacidad para identificar a ése/a que te para por la calle dando muestras de alegría; al que te saluda desde la otra acera o se acerca a tu mesa. ¿Quién demonios es? ¡Habráse visto esta cabeza mía! ¿Antiguo colega, familiar de un amigo o acaso el camarero del bar que frecuentaste en tiempos?

Pero su cara no se te ha despintado. ¿Lo conoces? -pregunta curioso tu acompañante-. Pues ahora no sabría decirte; sí… me suena. Y es que, para las facciones de quienes pasaron por tu vida, los años son más benévolos y suelen permitir, por sobre canas o arrugas, el atisbo de un reconocimiento muchas veces despojado de contexto. En la trastienda del cerebro quedan almacenados los semblantes, con o sin nombre: congelados y etiquetados los de quienes te abandonaron para siempre; en general, también con sus linajes esos otros de las pelis de tu juventud: caras queridas, otras denostadas en sueños y vigilias y para algunas sólo la foto, convirtiendo en cercano aquello que explicaba el gitano Melquíades en Cien años de soledad: «El mundo era tan reciente (en el caso que me ocupa, la memoria tan traidora) que muchas cosas carecían de nombre y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo».

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Por ir a lo concreto y junto a quienes quise, deambulan imágenes varias, con nombres o sin ellos: desde Carrillo al semblante tristón del que anunció «Españoles… Franco ha muerto» (¿Cómo diantres se llamaba? Déjame pensar…), la de aquel condiscípulo del Instituto (catorce años los dos) o el sargento de la mili confraternizando en alguno de mis lóbulos con el de «Que te fotos 4pego, leche, que te pego».fotos 13 De otros cuantos quizá me venga cualquier día un apellido que en otros se ha esfumado  a mi pesar para siempre o, en ciertos casos, estoy a la espera de que el olvido tienda un tupido velo que cubra a un tiempo cara y linajes, porque es de no creer que la selectividad de los recuerdos no siga las consignas de la voluntad y permanezcan indelebles, compartiendo espacio sin falla que valga, los pelos de Einstein junto a los de Rajoy. O Anita Ekberg, en la Fontana de Trevi, grabada a fuego imagen y apellidos, en compañía de un adefesio como Belén Esteban.

fotosfotos 8En resumen: ¡vaya cirio esto de la memoria! ¿Por qué no se me aparecerán como desconocidos, más allá de sus caras y como sucede con otros, el aún presidente o la Esteban? ¡Pues no señor!

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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7 respuestas a LOS TRASPIÉS DE LA MEMORIA

  1. Mónica dijo:

    Cierto. Ayer me volvió a pasar. Un saludo, un cómo estás, cómo va todo, y sí, la cara me sonaba. Pero solo eso; ni idea de dónde. Primero, a salir del apuro lo más decorosamente posible.
    Y luego a darle al coco.
    Tardé alrededor de 8 horas, con insistencia para encontrar la ubicación del personaje. Porque esto ya me había pasado anteriormente, y no quería repetirlo. Por amor propio, y por miedo.
    En aquella ocasión tardé mucho más tiempo en averiguar quién era (¡meses!). Hasta que lo descubrí al verlo en el ascensor. Era mi vecino de enfrente.

    En fin, me preocupé. Pues aparte de las caras, que creo que nos ocurre a la mayoría, además hubo algo que por las pruebas debí haber hecho yo hace 5-6 meses, y no tengo ni idea, ni recuerdo nada de haberlo realizado.
    Yo contra la evidencia.

    Por cierto, de Arias Navarro me acuerdo como si fuera ayer (estaba mirando la tele con mi abuela).
    Y casualidad, la cita de Gabo de las cosas que carecían de nombre, es la segunda vez que la leo en dos días.

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  2. Sí, ya es casualidad lo de Gabo. Por lo demás, creo efectivamente que eso de no poder identificar nos pasa a la mayoría. Y, por lo menos yo, me siento fatal…

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  3. Rosario Ferrà dijo:

    Como os comprendo a los dos, yo, después de un tiempo en el extranjero al regresar me encontraba por la calle a antiguas conocidas y la mayoría de las veces no recordaba si eran amigas de infancia, insti., o de otro lugar, así que la pregunta que se me antojaba más cabal era ¿ y que tal tu familia? seguro que por ahí sacaba siempre el cabo pues a veces eran hermanas de amigas, etc. Solo una vez no coló y es que, pardilla de mí, hablando sobre este tema hice este comentario a una persona cuya cara me sonaba, pero no tanto como para pensar que hubiera sido muy cercana, podía ser del bus, del super, que se yo… resultó pues ser una antigua compañera de clase, de la E.G.B. asi que claramente me dijo,» ya veo que de mí no te acuerdas, pues no me has preguntado por mi familia». ¡ Corte total!!
    Si es que a veces……

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  4. Veronica Ascanio Suarez dijo:

    Don Gustavo yo he de estar teniendo alguna patologìa aùn no diagnosticada o alguna manìa de esas como las de las viejas . A mì me suele pasar todo lo contrario ; veo a la persona y recuerdo todos sus repertorios pero olvido por completo sus nombres. No vaya a usted creer que son personas q hace tiempo q no veo ; no… ni mucho menos, es mi compañero de trabajo con él q trabajo día a dìa , tarde tras tarde. Automáticamente me dirijo a él cambiándole de nombre una y dos veces y no lo hago por burla ni cachondeo sabrà Dios porqué lo hago, pero vamos q es una faena por no emplear una palabra mal sonante q tengas el nombre en la mente ó en la punta de la lengua y te salga otro sin venir a cuento y encima esa metida de pata ya desvirtué lo interesante e importante de la conversación. Bueno espero q esto no le pase a usted nunca ; ó por lo menos conmigo y para q no me pase a mì con usted voy a penarme:
    Don Gustavo Catalàn el señor interesante y misterioso de Polonia…
    Don Gustavo Catalàn el señor interesante y misterioso de Polonia…
    Don Gustavo Catalàn el señor interesante y misterioso de Polonia.

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  5. A mi, Vero, no te me vas a ir de la memoria, tenlo por seguro. En cuanto a lo de interesante y misterioso… misterioso tal vez porque en los trayectos largos me dormía y claro, de quien no abre la boca puede suponerse cualquier cosa. Ahora bien: lo de interesante me estimula. ¿Habrá alguna más que piense como tú? Si así fuera, ¡menudo espaldarazo al ego!
    Un abrazo fuerte.

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  6. drlopezvega dijo:

    Leo un libro extraordinario, «Rarología», de un psicólogo académico llamado Richard Wiseman. Uno de los capítulos más sorprendentes atañe a la inoculación de «recuerdos» falsos, que el sujeto defiende ardientemente como «propios». Lo cual que a la memoria le podríamos endilgar el neologismo «sesgable».

    Yo lo sospechaba, antes de leer el libro, a tenor de la cantidad de antifranquistas que emergieron de unas irreales catacumbas. ¡Qué digo, antifranquistas! Ardorosos militantes de rojo alfanje entre los dientes, que eludían a la Brigada Político-Social con una mezcla inefable de temeridad e invisibilidad. Huestes de pañeros heroicos que sostienen el andamiaje de la Democracia Eterna y Memoriosamente Antifascista.

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  7. Todo lo que afiance el ego suele guardarse a buen recaudo o potenciarse. Incluso inventarse si no hay cosa mejor. Ahora bien: no creo que haya más antifranquistas de nueva hornada que franquistas disimulados. ¡Todo sea por sintonizar con los tiempos! Y así los tiempos, así el maquillaje.

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