La película, dirigida por Cesc Gay, se merecía los cinco premios Goya y más: mejor director, mejor actor… Los elogios de la crítica han sido unánimes y, tras verla hace unos días, no puedo por menos que hacerme eco de su excelencia. Como muchos de ustedes sabrán, versa sobre un enfermo de cáncer de pulmón en fase avanzada (Ricardo Darín) que ha decidido suspender el tratamiento activo y vivir, el tiempo que le quede -en un momento dado anunciará su intención de suicidarse- sin dependencia otra que de sí mismo. La visita de un viejo amigo, que acude desde Canadá a Madrid para reunirse con él durante cuatro días, y los diálogos entre ambos, constituyen el eje de esta trágica y a la vez irónica historia, aderezada con entrañables despedidas: de su perro Truman, de su único hijo que vive en Amsterdam…
Julián, el que va a morir a no tardar y su amigo Tomás (Javier Cámara), consiguen mantenernos frente a la pantalla con el alma en vilo, entre apenados y a un tiempo presos de turbadas sonrisas. Un ejercicio difícil el de esa historia, alejado de la sensiblería; un canto a la amistad, ejemplo de dignidad surcado de emociones y una situación, en suma, que no deja a nadie indiferente. Porque si el trabajo de ese extraordinario actor que es Darín resulta conmovedor, Javier Cámara no le va a la zaga e incluso, si hubiera de elegir, lo pondría en primer lugar.
Sin embargo, algún pero he de poner. Aunque fuera por no rendirme con armas y bagajes a semejante obra. Truman, de haber sido de otra raza y quizá algo menor en tamaño, podría haber mostrado mayor correspondencia afectiva con Julián. En cuanto a la enfermedad que acabará con él, para ser más creíble debiera haberle afectado en su actividad física (deambula y come en restaurantes como si gozara de excelente salud), podría toser con más frecuencia y, desde luego, habría sido lo propio, dado el tumor que padece. comunicar al amigo que ha escupido sangre en lugar de mearse encima como le dice. ¿Deformación profesional la mía, incluso en el cine? Tal vez y no contradeciré a quien discrepe, pero tenía que comentarlo porque me chocó en un contexto por lo demás logrado. No se la pierdan.
Justo acaba de recomendarme la peli una alumna mía.
Debo decir que por la foto del perro con Darín, ¿ no te parece la cara más huamana que si fuera la de un perro pequeño? que si son más tiernos por pequeñitos, pero esa cara es la del sentimiento total , compungido, diría yo.
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Pero eché en falta mayor contacto físico, que subiera a sus rodillas, lametones, que moviese la cola al verlo… Era tan grande que parecía un buey, y no mostraba le menor señal de afecto hacia su dueño…
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Nada de «deformación profesional», estimado doctor. Todo lo contrario, «formación profesional». ¡Y de la buena!
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Eso es que me ves con buenos ojos.
Un abrazo
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Hi Gustavo – How are things ?
Tomorrow I am going to take the family to see the film. I am looking forward to it but maybe a bit worried that it might nit be completely adequate for my two daughters – Aina ( 15) and Bianca (13) but then again I thought that it might be a good idea to watch a serious film en famille !! What do you think ?
A big hug
Jonathan
PS – we are preparing for our trip to Krasnoyarsk !!!!
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I, m sure you and your family will enjoy (perhaps crying a bit, because is very amazing). After the movie, you should talk to your daughters about the meaning of a terminal disease…
Krasnoyarsk!!! I don.t still know wether i might go there… Next week I. ll see Bel.
A big hug
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Pingback: TRUMAN: MAGNIFICA PELI, AUNQUE… | Contar es vivir (te)
Mi marido y yo también coincidimos en que no había conexión entre Julián y Truman. Echamos de menos caricias y contacto físico entre ambos, que lo esperamos durante toda la película y no llegó, ni siquiera cuando lo despide. El perro parece más una excusa que un hilo conductor. Yo creo que al director no le gustan los perros, porque si no no habría descuidado ese vínculo emocional perro-dueño tan bonito. El resto de la peli, magnífica, totalmente de acuerdo.
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De acuerdo contigo; Truman, y con independencia de que proporcione título a la película, podría ser prescindible sin afectar al conjunto de la obra.
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La emoción del abrazo entre el hijo y el padre merece todos los premios del mundo ¿no crees?
AM
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Efectivamente. El chico me pareció un algo distante hasta el abrazo.
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