Orihuela no fue únicamente Miguel Hernández por más que con él llegase la emoción, sino que, al placer del espíritu, la ciudad sumó unas tapas inolvidables y a un precio que por estos lares sería pura quimera.
Por casualidad, nos detuvimos en el bar Manolo (Calle del Río 16) un mediodía y, lo que iba a ser un obligado rato para reponer fuerzas, se convirtió al poco en grato recuerdo que supongo indeleble, así que, a poco que tengan ocasión, no se pierdan esos pimientos rellenos de langostinos que saben a gloria, bacalao asado con costra negra junto a unos vinos y el café; un comer que por sabroso impedía pensar en cualquier otra cosa. Tras ello, el binomio calidad/precio decantado definitivamente en favor del paladar, desequilibrio que acostumbramos a experimentar en sentido inverso.
Menos de 16 euros entre los dos; servicio rápido por parte de unos camareros que enriquecían la carta con su amabilidad y, en conjunto, el regusto que nos llevamos puesto, así que al terminar hablamos con el dueño, que me facilitó su mail para enviarle el post que aseguré escribiría. «barmanoloorihuela@gmail.com», y lo consigno por si cualquiera de ustedes decide un día reservar mesa en su pequeña terraza. 
Aquella misma tarde se me ocurrió que tal vez, contradiciendo a Séneca, la vida bienaventurada no consista en la virtud sino en el placer; del buen comer en este caso y, como otros, puede reconciliarnos con la vida al punto de decirnos, con el tenedor en la boca, «¡Detente, instante!». No pierdo la esperanza de repetir el imperativo a no tardar y en el mismo lugar.
Contar es vivir (te) 
Lo de las Tapas, en mayúscula es un mundo aparte para los que vivimos donde tú.
No por el mismo precio, desde luego, pero ese año estuvimos en Bilbao, para celebrar un cumpleaños, y la verdad, el Guggenheim,el museo de Bellas artes, el barrio antiguo, la visita guiada al Arriaga , no hay que perdérsela, todo fue esplendido, pero las tapas….. será por que caímos en el juepincho (Jueves + pincho) y los precios eran visiblemente más baratos ,fueron de disfrute total. Creo que la cultura de las tapas es un mundillo que aquí, imagino debido al macroturismo pensamos no es rentable, pero haciendo cálculos sería mucho más agradable que la simple bolsa de patatilla que tiene las mismas calorías que un plato de paella y a cambio no te aporta nada, y más atractiva.
A ver si se le ocurre hacerlo a más gente y siempre con la calidad por delante, pues lo bueno atrae a lo idem.
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Deduzco que te gustan las tapas… Y en Bilbao para qué decir; los pinchos son allí, a cualquier hora, la sal de la vida.
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qué bien encontrar sitios así!!
bueno, de paso que van al bar Manolo de Orihuela q se pasen por esa maravillosa catedral (jeje)
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Puestos a elegir…
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Como propietario del local mencionado, por alusiones, y en nombre de todo mi equipo, le agradecemos encarecidamente su artículo. Un reconocimiento hecho público que nos indica que vamos en la dirección correcta. Cuando hace 40 años mi padre, Manolo, fundó el bar, sabía a ciencia cierta, sin estudios, que los cuatro pilares para gestionar un negocio de hostelería ( limpieza, servicio, precio y calidad de producto), había que llevarlos al pie de la letra. Hoy lleva ya 15 años jubilado, y veo en sus ojos cada vez que entra a nuestro local, esa mirada de alegría que sólo tienen las personas de edad cuando ven que el trabajo que en su día comenzó, sigue su curso. Los hijos de sus proveedores son mis proveedores, muchas veces vienen con las botas llenas de barro tras cortar las alcachofas para traerlas. Calidad de producto. Nos aseguramos que sean de la zona, y en la cocina gente humilde que ama su trabajo y se desvive por el cliente, para intentar su satisfacción, quizás por eso hemos recibido varios primeros premios en diferentes concursos.
Pero independientemente de todos esos premios ( que sí, que merecen mucho la pena), nos quedamos con el día a día de clientes como usted, que casi por casualidad, dando un paseo, se cuela en nuestro local y nos dedica unas palabras que hace que cerremos los ojos y pensemos que quizás hayamos hecho feliz, gastronómicamente hablando, a otra persona. Y eso, nos llena.
Desde la dirección de Bar Manolo en Orihuela, reciba un afectuoso saludo.
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Ha sido todo un placer recibir sus comentarios. Espero que podamos vernos personalmente en un próximo futuro y, cómo no, hacerlo mientras nosotros volvemos a disfrutar de su cocina.
Un afectuoso saludo
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Jo! Con el hambre que tengo ahora me iría a Orihuela al Bar Manolo nadando!
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Hola no dudo de tu versión pero te recomiendo que vayas a Donosti
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Poco que envidiar…
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Qué grato percibir el placer de los sentidos. Y qué grato que tengas este blog para poder darnos a conocer ese placer y también reconocer públicamente tu enhorabuena y reconocimiento. Me encanta Gustavo!!!
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