DE PASEO CON AURICULARES

movil 2    Años atrás, a quien hablaba solo/a se le miraba con una mezcla de compasión y suspicacia. A día de hoy y con móvil de por medio ha cambiado la cosa, lo que no evita el seguir pensando -algunos- que se ha extendido demasiado el empeño por remedar ese pasado, y si con el aparatito delante por lo menos es dado suponer al espectador que habrá alguien en la distancia que responde -aunque el observado no pueda percibir gestos o esos pedazos de alma del interlocutor flotando en el aire, que diría el poeta Muñoz Rojas- , el asunto se complica de cruzarnos con alguien vociferando, las manos en los bolsillos y unos auriculares minúsculos en los que no hemos reparado.movil 6

Así me ocurrió el otro día y creí que se dirigía a mí cuando preguntó, con tono de enfado: «¡Y se puede saber dónde coño vas?». «¿Y a usted qué le importa? ¿Acaso nos conocemos?», le respondí sin caer en la cuenta, instantes después, de que llevaba un cablecito colgando de la oreja. movil 1Metedura de pata propia de quienes no hemos crecido junto a esas tecnologías. El hombre ni caso y yo sintiendo el despropósito cometido, lo que no impidió que, mientras proseguía mi camino, me diera a pensar que acaso sea un logro el poder dialogar sin nadie enfrente y las manos en cualquier cosa.

Sin embargo, y si adictos a los auriculares también durante el paseo, me digo si no sería más placentero menear la cabeza al compás de la música y posponer los debates hasta el regreso. Porque si bien es cierto que cualquier verdad silenciada y en espera del receptor puede volverse venenosa, no lo es menos que prenderse de una voz que hurta el paisaje y te saca de ti mismo puede tener, a más de negativas consecuencias emocionales y/o estéticas, otras más prosaicas e incluso dolorosas: un tropezón, el pie en un agujero o preso de las solapas si, al paso de un transeunte aún con improntas del pleistoceno, se le ocurre al del aparente monólogo según qué. «¡Serás tonto l´haba!». ¡Perdone: cómo ha dicho?».

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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10 respuestas a DE PASEO CON AURICULARES

  1. drlopezvega dijo:

    En el mundo empresarial, hacer las cosas a toda hostia puede tener su justificación, porque la pasta corre que se las pela. Ahí adquieren su sentido los artilugios que te mantienen ‘conectado’, incluso mientras usas el cuarto de baño. Sin embargo, ¿para qué sirven en la vida cotidiana? No creo que convenga tener una discusión conyugal en cruzando un semáforo.

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  2. Manuela dijo:

    Como dices es mejor escuchar música que conversaciones ajenas, yo disfruto caminanando y observando lo que hay alrededor de mi paso. Me encantan tús escrito.Un abrazo

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  3. Pilar Bonilla dijo:

    Suscribo. Todos hemos vivido y padecido situaciones de esta novedad última. Resultan muchas veces cómicas y hasta me he reído en más de una ocasión. La música, ay!!! cuántas veces iba hacia el trabajo, ya sea cuando conducía, cómo ya de urbanita…y me he tenido que auto censurar porque podía resultar peligroso. Oye que cantaba sin darme cuenta, y no me ponía a bailar con esfuerzo para controlarme. Esta historia ha acabado con escucharla libremente en casa. Besossss

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    • drlopezvega dijo:

      Servidor no conduce de forma ‘deportiva’, como escriben los idiotas de la sección automovilística; esto es, dando acelerones, rechinando los neumáticos ni acogotando al prójimo. (Juro que tuve un Nissan Almera con el que, en una ITV, me mandaron tocar el claxon ¡y no sabía cómo hacerlo sonar!)
      Pues bien, con todo, tengo visto que conduzco más ‘agresivo’ cuando escucho rock y no digamos tertulias, pero mucho más ‘relejado’ cuando voy con RNE-Clásica. Estoy convencido de que la música llamada clásica reduce notablemente la siniestralidad.

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  4. ¡Cuidadín, cuidadín…! Un beso.

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