DEL OTOÑO Y SU METÁFORA

a 9       Creo que pocas veces, en años anteriores –aunque la desmemoria pueda tener que ver, como en tantas cosas…–, habíamos deseado con semejante ahínco la llegada de un otoño que marque el final de este verano colérico, desmadrado y pagado de sí mismo. Cederán calor y sudores, las lluvias torrenciales o eso esperamos, se anticipará el oscurecer y con él se vendrán chaqueta y puestas de sol, sobre unas playas sin trastos ni botellón, en espera de la siguiente primavera.

Es la ventaja que tienen los ciclos, siquiera por lo que hace a las estaciones y que quienes los vivimos quizá echemos en falta, de vez en cuando, incluso en carne propia. a 2Caerán las hojas como anuncio de una tercera edad en la naturaleza que va a propiciar el encogimiento en los meses próximos; el recogimiento, si bien transitorio y llevadero frente a la seguridad de un próximo renacer, lo que no es el caso cuando se trata de esa edad otoñal en que se manifiesta la añoranza por un tiempo pasado que, como suelen decir quienes la viven, siempre fue mejor. Otra primavera en lontananza que, a diferencia de la que se avecine para seguir con el ciclo anual, en los seres vivos dejará expedito el camino para otoños que se irán uniendo hasta llegar al último que nos será dado transitar.

Sin embargo, nada de pesimismo. Las cosas son así, y ya que no nos es posible incorporar a nuestra fisiología una siguiente primavera tras el otoño ni nada pueda devolvernos, llegada la madurez, la hora / del esplendor en la hierba, de la gloria en la flor…, convendrá huir, cuando muda la estación como es hoy el caso, de la melancolía. a 11Nos irán quedando a todos menos veranos, de modo que a disfrutar de los días venideros aunque se acorten, de las noches más frescas y, por remedar a Benedetti, Aprovechemos el otoño / antes que el futuro se congele. Tal vez cobrar conciencia de que los otoños en los seres vivos no tienen vuelta atrás, ayude a transitarlos como si fuesen nuevas primaveras. Hasta que el cuerpo aguante, ¡claro que sí!

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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15 respuestas a DEL OTOÑO Y SU METÁFORA

  1. taboadama dijo:

    Precioso y perfectamente explicado. Gracias amigo

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  2. zfir dijo:

    We are not now that strength which in old days
    Moved earth and heaven; that which we are, we are;
    One equal temper of heroic hearts,
    Made weak by time and fate, but strong in will,
    To strive, to seek, to find, and not to yield.

    (Tennyson: Ulysses)

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  3. zfir dijo:

    Ahora no somos esa fuerza que en los viejos tiempos
    Movió la tierra y el cielo; lo que somos, somos;
    Un temperamento igual de corazones heroicos,
    Debilitado por el tiempo y el destino, pero fuerte en la voluntad,
    Luchar, buscar, encontrar y no ceder.

    (Tennyson: Ulysses)

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  4. Pilar Bonilla dijo:

    Una metáfora con un punto de melancolía que sí me has hecho sentir y que el otoño ha solido ser muy poetizado desde esa perspectiva…He asociado la preciosa balada de J.M Serrat: La tarde que se adormece, parece un niño que el viento mece,con su balada en otoño.

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  5. Preciosa metáfora, si señor, y muy bien traída a colación con lo que habitualmente nos acontece a los seres humanos. Y acertadísima la referencia al poema “Otoño” de Benedetti.
    Con respecto al poema usted lo transcribe en lo que le es pertinente al fin pretendido, es decir, según me parece, a hacer hincapié en ese otoño de la vida que discurre hasta el fin, hasta el transito que llama usted, y por ello el ánimo a que lo aprovechemos “antes de que el futuro se congele”.
    Acertado, poético y un tanto triste y desesperanzado. Y eso si que no.
    El otoño es un periodo más de nuestro caminar y puede ser, debiera ser, tan pleno como los anteriores, en los que nos tragamos sin remisión un sinfín de primaveras.
    Ya sabe cuál es nuestra fijación. Comernos ansiosos la vida a mordiscos. Ansiosos, primero por ser mayores; por caminar solos, después; por conseguir no sé cuántas cosas inútiles, más tarde; y por tantas y tantas quimeras absurdas con las que nos engañamos, siempre. Y ahora, en nuestro por fin tranquilo otoño, momento en el que podríamos sin prisa ponderar en su justa medida las cosas importantes y priorizarlas, resulta que nos falta la ilusión o las fuerzas, o ambas a la vez.
    «Aprovechemos el otoño
    antes de que el futuro se congele
    y no haya sitio para la belleza
    porque el futuro se nos vuelva escarcha»

    El otoño de nuestra vida tendría que ser una eterna primavera pero ya sin sobresaltos.

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  6. Cati Colom Llado dijo:

    Me encanta como lo describe,estamos más que ansiosos de que llegara el otoño ,aunque la luz se vaya antes,y lleguen las bajas temperaturas, y alguna que otra lluvia,ya que éste verano a sido muy largo.Aunnque por supuesto la melancolía nos invade ,falta de sol, de luz, se han acortado los días y ésto influye bastante en el cuerpo.Pero así hay que pasar año tras año, y cogerlo de la mejor manera posible.Como bien dice seamos positivos y mirar lo bueno que tiene el otoño,sus colores me encantan!!!,la playa desierta, paradisíaca.A disfrutar de la nuva estación,claro que sí.Un saludo.

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  7. Pingback: Del otoño y su metáfora | Palabra Abierta

  8. catigallardo dijo:

    Me he perdido algunos de tus relatos ,, pero creo haber solucionado el problema custiones tècnicas propias de la modernidad electrónica ,,intentare recuperar alguna ,, un saludo

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  9. catigallardo dijo:

    Posiblemente para mi el otoño es una de las estaciones más bellas, tienen tantas posibilidades de inspirarnos, a cada uno según lo sientan, para mi es un marco de infinitos colores, tanto en su g como las alfombras doradas por esas hojas caídas que ya cumplieron con su cometido de darnos sombra durante el caluroso verano ,,, ahora extenuadas nos dicen adiós, con su elegantes alfombras por las calles ,,es su despedida para dar paso a unos mese de disfrute de temperaturas más llevaderas, aunque nos traigan la nostalgia, de momentos pasados, aunque es un deleite pasear con menos aglomeraciones y una inventada tranquilidad que sin duda necesitamos para encontrar un poco de sosiego ,

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    • Siento no haberte contestado en su día. Acabo de volver de viaje. Un abrazo.

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      • Anónimo dijo:

        No tienes que sentir nada, faltaria más, sea cuando sea que me llega tu comentario es una alegria, y si por un viaje como me cuentas a un sitio que esoero no perderme…es motivo suficientemente justo, e interesante…vienvenido y a seguir leyendote…un abrazo

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  10. Pingback: DEL OTOÑO Y SU METÁFORA — Contar es vivir (te) – Antonia Rivas Rosas

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