Me refiero a la Justicia y sus condenas volviendo del revés, para esta ocasión, los versos de Machado: «la historia confusa / y clara la pena». Y es que en este país nuestro no es tan solo que esté atascada y lejos de una proclamada independencia más que dudosa, sino que encima — cuando menos en la percepción de una mayoría ciudadana en la que por supuesto me incluyo –, al subjetivismo que informa muchas de las decisiones judiciales se suman interrogantes, incluso por lo que hace al léxico, de difícil explicación para los no versados en sus intríngulis.
Porque vamos a ver: ¿cómo habrá de compensarse una prisión preventiva si el encausado resultara finalmente inocente? O si la pena resulta inferior a dos años de cárcel y por tratarse de un primer delito será por lo general suspendida, ¿por qué no obviar la escenificación, limitarse a la multa o lo que sea y dejarse de vainas? Y de ser más los años pero salir en libertad cumplidos la mitad de los mismos, tal vez se ganaría en claridad consignando estos en lugar de sumar los que quedarán para adorno. 
Podrá argüirse que todo dependerá del comportamiento carcelario y las posibilidades de reinserción, lo que no pasa de cliché toda vez que más de un 30% de los excarcelados –máxime tras determinados delitos– suele reincidir, lo que dice poco y mal tanto de las medidas para la resocialización como de su evaluación por parte de los responsables y la escasa garantía que brindan determinadas opciones disuasorias, incapaces de evitar la repetición de los mismos, como bien sabemos, por cuarta o quinta vez.
En cuanto a la «prisión permanente revisable», toda una antinomia porque esa anunciada revisión pone en solfa de antemano su duración indefinida, de modo que, siquiera en atención al lenguaje, quizá fuese más propio «Sin fecha prevista de salida» o «hasta ulterior decisión», ya que si se excarcela incluso tras los 25 años de rigor, lo de «permanente» o «perpetua» sigue siendo falsedad apriorística. Visto todo lo anterior y más, cabría deducir que los profanos en materia judicial estamos en otra onda, aunque no pueda descartarse que, de llegar los ecos de la misma donde procediese, tal vez mejoraría la cuestión, en términos y contenidos, hasta poder aludir a Machado sin necesidad de tergiversar su poesía.
Contar es vivir (te) 
Abundando en tu reflexión, me queda una duda. En efecto, el 30 % de los convictos excarcelados reinciden, lo que evidencia el incumplimiento -uno más- de la Constitución,en este caso.en su intención de que las penas sirvan para la reeducación y la reinserción social (Art. 25.2) Pero además me pregunto cuántos, de entre ese 70% que no reinciden, lo hacen al margen o incluso a pesar de su internamiento en las prisiones españolas. Me temo que la respuesta a esta pregunta resultaría desoladora.
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Tu pregunta me sobrepasa. Y efectivamente, de conocer la respuesta, quizá abundaría aún más en nuestras dudas…
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Hoy me cuesta mucho hasta poner me gusta cachissss. pero de acuerdo en que nos sobrepasa…
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Muy complejo comentar tu entrada en esta ocasión, la justicia maremeva!. Si ya es complicado en conversaciones personales, imposible hacerlo por escrito, y siendo la inmensa mayoría unos ignorantes de legislaciones y código penal. En cuanto a la ley que mencionas, recuerdo el debate de juristas, por tema constitucional al derecho a la reinserción, y creo que el pp no se atrevió a llamarlo cómo anteriormente: cadena perpetua. Bssssss
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Es prudente distinguir la justicia y la Justicia. Con paradójica minúscula se alude al concepto, tan abstracto como benéfico. La mayúscula alude a la tramoya institucional, igual que decimos Administración, Hacienda o Tráfico, justo antes de que se nos ericen los vellos porque viene el palo, seguro.
Si la justicia ha de ser justa (según esa noción intuitiva que muchos bípedos dicen poseer), la Justicia ha de ajustarse a Derecho, lo que nos mete en el terreno plúmbeo de los textos y los procedimientos. Así, lo que nos PARECE justo -en la barra del bar o en la confortable sobremesa de casa-, puede que no sea justo TÉCNICAMENTE.
Es duro reconocerlo, pero la civilización no penetra fácilmente en ciertos cráneos, y por eso conviene repensar ‘Furia’ (Fritz Lang, 1936) o ‘Doce hombres sin piedad’ (Sidney Lumet, 1957).
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Podríamos decir»»la justicia injusta» «. Es lo que pasa aqui. Un saludo.
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La Justicia está en manos de jueces (nombrados según cómo), de abogados (no por ello libres de ser tuercebotas), de procuradores (ni se sabe para qué), de secretarios judiciales…
Recuerdo personal de un juzgado de Santander. 2012: estoy esperando un trámite y pasa a mi lado un secretario. Por mejor hablar con otro compañero, el menda depositó un expediente sobre unos anaqueles polvorientos. Observé que los folios se escurrían hacia el fondo, detrás de unos cartapacios viejunos. El secretario se marchó, sin yo decirle nada, y volvió en agitación, demudada la color, ¡porque había perdido documentos cruciales! Lo dejé aspaventar y temblar y echar juramentos durante 5 minutos, y entonces le dije con impostada humildad dónde creía yo que podía habrlos olvidado.
Estoy seguro de que se meó encima, pero la víctima del olvido -la que hubiera sido víctima sin mi casual intervención- se habría cagado encima y debajo.
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Complicada profesión, la de tener que juzgar, defender o culpar a alguién , sin dejar de pensar si ha sido acertado la exposición del delito a juzgar.
Controvertido para ambas partes y no excento de dudas, da mucho que pensar pero una profesión en auge debido al alto indice de casos tan dispares como numerosos, no hay día que no ocurra algo drástico, en cada informativo hay algo que hace referencia a alguna tragedia,siguiendo alguna de esas tragedias me pregunto si la condena es suficiente y si sirve para algo, a parte de privar de libertad al reo, no se si se endereza los pensamientos o tentaciones de la persona presa, supongo que en algunos casos si y en muchos, muchos ,,, no porque las reincidencias de determinados delitos o agresiones suelen repetirse en algunos individuos, y se quedan tan panchos cuando se repiten y es detenido. La verdad es un tema que me inquieta, pues de cada dia hay más agudeza en tramar un delito, y más sofisticados.
El reconocimiento a esos profesionales que se juegan la vida en tan dura profesión, sin menospreciar los que colaboran y son parte importante los que colaboran como, forenses, analistas, estadistas, y un gran número de personas que son indispensables para aunar pruebas, que les aclaren como donde y porque ha sucedido la causa que investigan .
Creo que me he desviado del tema pero comento lo poco que conozco y a través de reportajes y demás medios de información, ( hay ocasiones que no puedo seguirte eres un todo terreno conoces todos los temas que comentas) mi parecer a veces es poco objetivo porque pienso que quien arrebata una vida o lastima me temo que seria ´mas dura porque nunca esta justificado ciertos delitos sobre todo los criminales, o violadores más se merecen, y un control al salir de prisión pues pocos se reinsertan, una gran mayoría repiten, pero así esta la justicia en ocasiones demasiado tolerante.
Igual no he sabido expresar lo que en este momento siento viendo hace poco que van a reabrir dos casos muy conocidos tanto el de las niñas de Alcazer, y el de Marta del Castillo , y el primero en paradero desconocido y los otros escondidos detrás de mentirás, que me duele ver a esos padres con lo cual no seria objetiva ,,,
A ti decirte que sobrepasas
en mucho y asombras en cada relato, siempre sorprendente ,,, toda mi admiración ,,,, un abrazo
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Una oportuna reflexión la tuya en cuanto a la Justicia y sus deficiencias. Sobre mi habilidad, en cambio, un algo de exageración. En muchos asuntos, no paso de la superficie… Un abrazo, Cati.
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Pingback: JUSTICIA: CLARA LA HISTORIA / Y CONFUSA LA PENA. — Contar es vivir (te) – Karen Escobar