El pasado 29 de febrero y en esa atractiva isla, tuvo lugar la boda de María, sobrina de mi esposa y a la que infortunadamente (gastroenteritis el mismo día en que debía tomar el avión) no pude asistir pese a la ilusión que albergaba. No obstante, sí lo hizo toda mi familia y su relato, al regreso, fue un fiel reflejo de lo que yo esperaba, de modo que se unieron alegría y frustración por habérmela perdido.
No me queda otro consuelo que el de confiar en ver muy pronto a María y confirmar, sólo con observar su semblante, que en ella, como afirmara Dante en La Divina Comedia, la fuerza del amor mueve el sol y las estrellas. Pero no es únicamente, en su caso, por la felicidad que sin duda sumará el matrimonio, y es que la entrañable María destila coraje y un gusto por la vida que se expande en el entorno. Periodista, viajera a alejados países para ayudar a los más desvalidos, una sonrisa siempre a flor de labios y con mis nietos una madre más, de modo que de haberla conocido San Agustín, su Ama y haz lo que quieras habría tenido en ella un singular refrendo. Porque cualquiera deduciría que ese Nada me desengaña, el mundo me ha hechizado es también su propia confesión y, de paso, alguna vez la nuestra por su mediación.
Según me han contado, tras la comida de celebración se levantó y, con un chal sobre los hombros para mejor aparentar, se puso a cantar «Como una ola», en una réplica de Rocío Jurado y ante el jolgorio de la concurrencia. Ya solo espero encontrarme en breve con ella y sentir en carne propia su contagiosa plenitud. Entretanto y desde estas líneas si acaso las leyera, el fuerte abrazo de su admirador.
Que bonito!!!!! Envidio tu escritura tan tierna. Realmente fue una fiesta preciosa. Te echamos de menos, Gustavo. Un abrazo. Luisa
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Luisa; espero que nos veamos pronto. Un abrazo.
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Es un evento, siempre bonito y lleno de ilusiones para familiares y amigos, un dia inolvidable, mis buenos deseos para que disfrutes de ver esa nueva unión, que no dudo compartirás. Felicidades…
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Gracias por tu comentario, Cati. Un abrazo.
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Inefable Gustavo, inefable gesto que nos compartes. Qué privilegio estar rodeados de familiares que nos causan admiración. Bessossssss
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Un beso de vuelta, Pilar.
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Que comentario tan fantastico referente a tu sobrina, que mirando a su amado se le ve la felicidad que albergaba su corazón, en este gran momento de su vida. Espero y deseo que puedas compartir infinidad de momentos junto a ella. Con éste relato demuestras tu gran corazón y amor por tu familia. UN abrazo.
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