A la observación de Chateaubriand, «Los niños y los viejos son pueriles y crueles», cabría sumar a muchos políticos: previsibles, reiterativos, ególatras y corruptos sin que importen las siglas tras las que se cobijan, porque todas aportan su cuota a un Cartel party que disfraza los momios como servicios públicos e impregna de hipocresía desde sus talones a la coronilla. O corona, para no andarse con diminutivos que permitan la exclusión de quien sabemos.
Se diría de esa plétora con la ética apolillada que se parecen a Humbert Humbert, el degenerado personaje de Nabokov en su novela Lolita, pero habiendo sustituído a la adolescente nínfula de sus obsesiones por un más rentable y sustancioso objeto de deseo: los dineros ajenos. Sobresueldos, estafas y comisiones están en el origen de sus empeños por representar a quienes exprimen, y a algunos de estos, dándole vueltas a un más de lo mismo un año tras otro, nos ha dado por imaginar si acaso el talante de nuestros jerifaltes pudiera derivar de una deficiente educación. En consecuencia y si la escuela no fue capaz de enseñarles las reglas morales básicas, quizá sería cuestión de volver a empezar y argumentar con ellos como si fuesen niños -de ahí el título- a quienes señalar el camino honrado.
¡Quién te ha enseñado eso? ¡No vuelvas a hacerlo, me oyes? ¡Si sigues así se acabó la feria! A ver, ven aquí: ¿otra vez lo mismo? ¡Con quién has estado? Y haz el favor de contestar cuando te pregunto. Ahora anda, vete a jugar un rato y no te juntes con quienes tú y yo sabemos. Por cierto: ¿qué quieres ser de mayor? Pues tienes que saber comportarte y sí, ya sé que a veces tienes miedo cuando te quedas solo. Eso te pasa por mirar lo que no debes. Esta noche, si no puedes dormir (así le ocurría a Sánchez frente a un eventual pacto con Iglesias), puedes venir a mi cama (a tenor de la orientación sexual de cada cual si estuviesen en edad de merecer, no fuera a liarse más de lo que ya está). Y si no sabes a quién contar lo que te pasa, compraremos un muñeco que me libere a mí siquiera por un rato.
Con semejante trato tal vez seguirían en sus trece, pero lo habríamos siquiera intentado y, entretanto, los diálogos entre ellos y nuestro representantes -periodistas, comentaristas y politólogos-, actuando como sus mayores y transcritos en los medios, propiciarían las sonrisas de que andamos tan necesitados. Máxime en tiempos de pandemia.
Contar es vivir (te) 
imagina que en un hospital cada 4 años hubiera elecciones a cirujano con el riesgo de bajas del hospital a los que no sacaran suficientes votos… las guerras dentro del quirofano serian terroríficas! quien se juega el empleo a estar arriba en las listas acaba con un conflicto de interés gigantesco. es una selección a peor! quien mas luchara sera el que no tiene ninguna otro opción adonde ir a trabajar. Los ingleses tienen una frase sobre estos sueldos: «Si los pagas con cacahuetes tendrás un parlamento de monos!»
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No andan desencaminados los ingleses, creo… Ahora habría que saber qué comen nuestros políticos…
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Empezando por uno y terminando por otro,la verdad que con el caos que tenemos y unos políticos que no valen nada,no nos faltaba nada más que ver unos chiquillos sentados gritando como monos en el parlamento.Sabe que le digo ,los mismos perros con distintos collares.Un saludo.
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Poco ha cambiado en sus mensajes, ahora una píldora para ti y espero otra para mi, así me da idea que decir nada llevo preparado todo está escrito por el de al lado por alguién que nada sabe de lo que esta pasando imaginan sin atreverse a improvisar no sabrian que decir así son todos los que suben al atril, palabras vacías hablan mucho sin decir nada todos presumen de hacer las cosas bién, mientra todo va peor y sin tener ideas ni solución para de este embrollo salir que pena de este país donde nos han llevado, España parece un imitador de lo peor que hacen otros a los que se critican, todos buscan sobresalir, para obtener la gloria aunque alardean de ser del pueblo y por el pueblo en cuanto tienen el camino libre demuestran que todo era palabrería, y nada cambia donde dije digo, digo Diego, y nada de cumplir ni lo mínimo que prometieron, ni en educación, ni en sanidad, ni en protección social, ni en seguridad, a campar cada quién como cada cual……en este momento ninguno vale ná…
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Una colección de aprovechados. Lenguaraces que sólo aspiran a mantener el cargo y las ventajas consiguiente… Habrá excepciones, claro está, pero en su conjunto, una auténtica vergüenza.
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Bastante en desacuerdo con Chateaubriand, ni pueriles ni crueles, menudo debía ser su trato con mayores y niños!. Y en cuanto a políticos y demás, ya hace tiempo que paso de la hiperventilación a la hibernación. Es que si hablábamos de mediocridad ahora habrá que ir pensando en otro palabro para definir tanta necedad…y también va para una parte de la ciudadanía. Evidentemente, con un porcentaje, estoy convencida, muy alto qué elige estar observando estupefacta y a la espera qué vengan días menos ruidosos, sin decir nada, y sin medida. ¿Llegará un periodo histórico como fue el de la Ilustración?. No pierdo la esperanza jopé.
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Me seduce lo de la hibernación. Creo que lo intentaré, siquiera como prueba, y si funciona…
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Somos animales políticos, eso no lo podemos obviar, por lo que démonos fórmulas para nuestra salud mental. Y recuerda también el método San Telmo, desprenderse de móvil y disfrutar de lo lúdico.
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