LIBROS, COLORES, MULTITUD O SILENCIO… ¿POR QUÉ?

          No me refiero a esa “elección trágica” que mencionaba Isaiah Berlin y en la que optar implica también renuncia, sino a las que hacemos, cambiantes sin saber bien los porqués y arrastrados por desconocidos magnetismos cuya investigación, incluso a título individual, procuraría un mejor conocimiento de nosotros mismos. Desde los colores de la ropa, al libro que leemos de entre miles: en ocasiones por best seller, otras veces atraídos por un autor/a que previamente nos gustó o –me sucede con frecuencia- llevado por inexplicable y súbita pulsión sin referente alguno.

En esa línea, dudo que pudiese razonar el motivo de mi elección si debiera enfrentarme a la misma antes de ser recluído en una isla desierta y más allá de ropa, anzuelos y tranquilizantes. Pero lo que motiva hoy mi reflexión son los paseos al atardecer por el casco viejo de la ciudad; unas calles están atestadas y otras -las que prefiero, a diferencia de la mayoría de viandantes según compruebo un día tras otro-, adyacentes y de similares características, prácticamente vacías. La explicación sería obvia si en las concurridas el atractivo surgiera de bares, tiendas, exposiciones, anchura de las aceras, menor el tráfico rodado o cualquier otra cosa que las diferenciase, pero no es el caso por lo general, de modo que el silencio, en busca de sosiego y huyendo de tropiezos, explica la dirección de mis recorridos, pero no la causa que facilita el periplo sin más compañía que la deseada.

¿Será quizá que la soledad se retroalimenta porque la mayoría busca el trasiego? ¿Que el silencio no llama sino que ahuyenta a muchos porque, como escribiera Sófocles, hay algo de amenazador en un silencio demasiado grande? Y puesto a lucubrar, tampoco creo que buscar los ocasos sin nadie en derredor sea consecuencia de la edad porque, siquiera en lo que a mí respecta, me ocurre todo lo contrario a lo descrito por Borges en El libro de arena: “Cuando era joven –escribió- me atraían los atardeceres, los arrabales… Ahora, las mañanas del centro…”. Sea como fuere, pienso seguir en las mismas y a ser posible acompañarme, al oscurecer, tan solo por los ecos de pasos conocidos.  Y espero no equivocarme si, como creo, es cierto aquello de que “Al elegir, me voy eligiendo”.

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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12 respuestas a LIBROS, COLORES, MULTITUD O SILENCIO… ¿POR QUÉ?

  1. Pilar Bonilla dijo:

    Hago mía «al elegir, me voy eligiendo”. Personalmente, en cuanto a la necesidad del silencio prefiero utilizar elección -sin tragedia-, en vez de renuncia, porque de forma natural y espontánea éste ha sido mi deseo, probablemente por toda una trayectoria de mucha intensidad y ruido. Y más si cabe en estos tiempos dónde la placidez la encuentras en escasos lugares.
    No concuerdo en lo que dices sobre esas calles tan transitadas que, precisamente, son las que tienen todos los estímulos que cuentas, por lo que si elegimos callejear para evitar tanta compañía, sí considero que es la causa.
    Con esos libros, esos colores, más música y amigos en pequeños circulos, son silencios muy adictivos.

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  2. Y que nos permiten conocernos algo mejor… Un beso.

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  3. Anónimo dijo:

    Me temo que dados a desmigajar en pequeños porqués los actos de habituales rutinas, que acaso algún enanito emprende sin nuestro pleno consentimiento, lo mismo un día nos encontrábamos, como Borges en el relato que mencionas, ante un yo un tanto desconocido cuyas motivaciones vaya usted a saber en qué caladeros fueron rescatadas.

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  4. Alberto de la Madrid dijo:

    Por cierto, que una joya esa del al elegir me voy eligiendo.

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  5. Cati Colom Lladó dijo:

    Las callejuelas de Palma debe ser un recorrido fascinante al atardecer, quizás no tanto por la noche que casi no encuentras ningún viandante.Cuanto más años respiramos mejor la tranquilidad,menos agobios de calles tan concurridas.

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  6. catigallardo dijo:

    Sea cual sea la razón por la que optamos por un determinado libro, la cuestión es que obsewuié las espectativas o la tentación que nos llevó a obtenerlo, a veces será por el color, a veces por su volumen , a veces por su autor que dicho sea de oaso es por lo que me duelo inclinar yo, lo importante es vivir esa historia como si fuera propia, o de alguna etapa vivida y recrear la imaginación aprovechando el placer que nos regala la escritura….
    Hay libros que no resultan der lo que creíamos, pero así empecé hace años y ahora les encuentro algo que me hacen pensar y elogiar ….

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