Ayer, en algunas playas, se repitió lo ocurrido el pasado mes de Julio, cuando tuvo lugar en Palma de Mallorca una manifestación contra el exceso de turismo. Unos 20.000 asistentes que tampoco son demasiados (2-3 % aproximadamente de la población adulta en la isla), aunque el número no sea óbice para, con ocasión de la misma, reflexionar sobre los pros y contras de una evidente masificación veraniega que, por lo demás y como sabemos, no es exclusiva de estos lares porque son muchos los lugares en Europa con parecidos aluviones: de París a Atenas o Venecia y, en España, protestas similares en Barcelona, Alicante, Cantabria, Canarias…, lo que lleva a preguntarse por la oportunidad y efectividad de tales rechazos callejeros.
En concreto y en las islas Baleares, la inyección económica daría para recibirlos con alfombra: supone el 45% del PIB y el 35% de los empleos son consecuencia de su venida que, como es sabido, activa el tejido empresarial y atrae inversión foránea, por lo que podría deducirse que bastantes de quienes salen a la calle viven decentemente merced a ellos y, muchos de quienes quedan en casa, tres cuartos de lo mismo. Por lo demás, también los residentes viajamos en cuanto podemos y por tanto compartimos siquiera ocasionalmente, como actores, lo que quizá criticamos. Somos a un tiempo jueces y parte; por consiguiente, bajo dicho prisma, los reiterados lemas y consignas de “guiris fuera”, “Ciudad para quien la habita” “La ciudad no se vende” o “Menos turismo, más vida”, podrían también referirse a quienes profieren, sin matices, máximas semejantes.Porque la ciudad sin ellos ofrecería menos oportunidades y, si no se vende Palma, sí venden los negocios que sobreviven merced a quienes pasan aquí sus vacaciones y hacen posibles muchos salarios.
Sin embargo, 18 millones de visitantes rozan seguramente el límite de sostenibilidad, de modo que si las protestas y sus vociferantes generalizaciones no parece que vayan a modificar – reducir – la cifra, la masificación precisaría de medidas contundentes para alcanzar el deseable equilibrio entre beneficios y efectos adversos. Al igual que para controlar el cambio climático no basta con esporádicas declaraciones anuales de buenas intenciones, o la “vivienda para todos” no pasa de quimera hasta que se tomen medidas que llevan años en el alero, el creciente hacinamiento a que estamos sometidos en las islas exigiría algo más que opiniones de la ciudadanía o emitidas por políticos de cualquier signo.
No se ha promocionado el turismo cultural ni la atracción en otras estaciones que la de verano, puertos y aeropuertos siguen a su bola y las consecuencias del exceso poblacional, más evidente en estos meses, aumenta entre otras cuestiones la inflación, los precios del alquiler y un deterioro medioambiental junto a escaseces – agua, recursos de limpieza… – que pueden terminar con esa idílica imagen que se promociona en aras del negocio. Así pues, y en conclusión, protestas de la ciudadanía con afirmaciones discutibles y, lo que es peor por lo visto hasta aquí, de escaso impacto sobre quienes debieran dictar las medidas oportunas: esas que permitan una acogida para el bienestar de todos y no pongan en riesgo el porvenir.


Afirmaciones un poco cuñadas que convendría matizar:
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El tema da para un debate de días… Hay infinidad de matices, efectivamente…
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Gustavo, como siempre, en el justo centro y en la justa medida.
El tema tiene muchas aristas, y, en este momento, están afilándose mas.
Sería necesaria -creo yo- alguna figura, con poder de gestión, capaz de hacer un análisis multifactorial y sin intereses sesgados para poder empezar a poner orden en un tema tan complejo. Si no, no confío en que vaya a ir a mejor.
Un abrazo.
Mónica Cholvi
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Mónica: ¡qué placer encontrarnos de nuevo! Un abrazo fortísimo.
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Así pues, y en conclusión, protestas de la ciudadanía con afirmaciones discutibles y, lo que es peor por lo visto hasta aquí, de escaso impacto sobre quienes debieran dictar las medidas oportunas: esas que permitan una acogida para el bienestar de todos y no pongan en riesgo el porvenir.
» afirmaciones discutibles» ; Gustavo , todo es discutible pero quitar la razòn a la situaciòn actual en las Balears no me parece del todo acertado, y sobre todo opiniones antes de los politicos quisiera saber con total sinceridad, algo dificil, los comentarios de hoteleros y que no se reduzcan a decir que la temporada no ha sido la que esperaban. Y sobre este tema podemos montar semanarios cada dia.
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He subrayado, creo, las dificultades por las que se pasan, de modo que me reafirmo en lo escrito. No he mencionado las opiniones de quienes se forran con el turismo, claro está, por lo obvias… Por cierto: me gustaría saber quién eres… Un cordialísimo saludo.
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Gustavo, mi nombre es Toni y soy compañero de coral de Esporles con tu hermano Albert, al que aprecio. Contigo tuvo relaciòn profesional mi esposa por un cancer. Ya no sigo.
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