¡EL HORROR! ¡EL HORROR!

                Tales eran, antes de morir, las exclamaciones de Kurtz en la novela “El corazón de las tinieblas”. Pero lo que me ha llevado a escribir este post no son los terrores convertidos en materia literaria, sino los resultados de una encuesta sobre miedos varios, efectuada a una muestra de 16.500 personas en 30 países – España entre ellos – y publicada en la revista Journal of Global Health. Naturalmente, hay temores que cualquiera tendría y han dado origen a libros sobradamente conocidos: En “El salario del miedo” (Georges Arnaud), son los que acompañan a cuatro huidos de la justicia, y la mayoría recordamos la desesperación de Pascual Duarte, el personaje de Cela, cuando es llevado al patíbulo. Sin embargo, son los explorados en el citado estudio los que permiten un apropiado acercamiento a estados de ánimo que pueden comprometer el bienestar e incluso la salud.

                     Los participantes debían puntuar, de 0 a 10, la intensidad del miedo relacionado con una lista de 11 situaciones, fueran externas a ellos (guerras, terremotos…), desgracias en su entorno próximo (muerte de un familiar…) o tragedias personales (accidente, enfermedad, pérdida del empleo…). Resultó que, tras calcular las medias, el mayor temor era la pérdida de un ser querido seguido de la enfermedad personal; el accidente de tráfico ocupaba un quinto lugar, el desempleo el octavo… En resumen: el miedo a un cambio indeseado presidía todos ellos, sin diferencias sustanciales entre países, y la estadística obtenida, con independencia del orden en los miedos o modo de asumirlos, es oportuna porque pone el énfasis en la influencia de los mismos sobre estado físico y comportamiento.

                    El estrés consiguiente a las distorsiones emocionales, induce cambios negativos en el organismo: aumenta los niveles de adrenalina, la excitabilidad neuronal y puede promover conductas de riesgo para el propio afectado y/o su entorno. De ahí la importancia del tema en cuestión para diseñar las adecuadas estrategias educativas, de prevención y/o ayuda frente a los temores más frecuentes, pese a que sean posibles muchos más que los analizados: se citaba también el miedo a perder el móvil, a las cucarachas…, y Wagensberg apuntó en su día que incluso la felicidad genera angustia: la del temor a perderla. Quizá, por el sinfín de situaciones inquietantes, procure un suspiro de alivio lo que escribiera en su día Marguerite Yourcenar en su novela Alexis: “Nada acerca tanto como tener miedo juntos”. ¿No se defiende la socialización como necesaria para el equilibrio interior? Pues ahí queda eso. La amistad fomentada si aparece una araña cuando reunidos, o escuchamos que Trump (el pato Donald, según he leído) va a tomar medidas…

Avatar de Desconocido

About Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
Esta entrada fue publicada en Actualidad y etiquetada , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

2 Responses to ¡EL HORROR! ¡EL HORROR!

  1. Avatar de Desconocido Anónimo dice:

    las mujeres son más miedosa que los hombres y los viejos más que los jóvenes.

    Le gusta a 1 persona

  2. Por lo general creo que así es…

    Me gusta

Deja un comentario