En el curso de los años he conocido, por causa de la profesión y también en casa, a numerosos inmigrantes de orígenes varios y en busca de mayores posibilidades: desde una mejor atención sanitaria a unas mínimas condiciones económicas que les permitiesen sobrevivir. Leí que, en el año en curso, más de 140 millones de personas viven fuera de su país como resultado de guerras o hambrunas. Comida y un techo son requerimientos básicos que con esfuerzo y buena disposición pueden alcanzarse, tras un lapso variable, por muchos de ellos/ellas. El idioma distinto terminará por ser problema menor y, pasado un tiempo, pueden haber alcanzado en buena medida los objetivos que se propusieron al partir; sin embargo, emocionalmente quizá no consigan esa adaptación que es condición imprescindible para poder dormir y, en la vigilia, ser capaz de mantener los ojos sin lágrimas. Y ello debido a la soledad que les acompaña.
Quizá dejaron a padres y/o hijos allá, y con seguridad se habrán separado de otros familiares, de los amigos… Podrán vivir mejor que antaño y dar al cuerpo lo que precisa, pero las emociones demandan algo más y es esa soledad junto a las añoranzas aparejadas, de no contar con el oportuno soporte anímico, la que alimentará un sufrimiento sin paliativos que se ha dado en llamar Síndrome de Ulises.
De toparnos con algunos de ellos, podemos incluso llegar a felicitarlos por la meta alcanzada y repetir que donde hay voluntad hay un camino, o (Lezama Lima) que sólo lo difícil vale la pena, pero nada de cuanto digamos alcanzará su alma de no tener en cuenta el dolor que supone el alejarse de los seres queridos. ¿Soluciones? Evitar la emigración hasta donde sea posible mejorando el entorno en origen y, cuando ocurrida, tomar conciencia de que el bienestar de los llegados precisaría de algo más que comida y cama, porque remedando el final de la novela El gran Gatsby, seguirán adelante pero empujados incesantemente hacia el pasado. A amores y nostalgias que una abrumadora mayoría será incapaz de superar si no consigue hacer, de ese su ayer, presente.