En la web del Ministerio del Interior aparecen (¿aún?) una serie de consejos, elaborados hace unos años por la Policía y Guardia Civil, al objeto de prevenir en lo posible las violaciones. Entre otros, se sugiere que las mujeres se anden con tiento si pasean por calles solitarias, miren en derredor antes de bajar del coche en según qué lugares y horas, eviten poner sólo su nombre en el buzón si acaso viven solas o cuiden con quién se meten en un ascensor. Pues bien, Izquierda Unida (I.U) solicitó la pasada semana que se retiren las sugerencias por «indignantes», «discriminatorias» y sin otro efecto que aumentar el miedo del colectivo femenino.
Sin embargo, y tras leerlos, no me parecen indignos o improcedentes. Tanto es así, que yo mismo recomendaría parecidas cautelas si fuese preguntado al respecto. Naturalmente que, de no ir acompañados de otras medidas, se me antojarían también un inaceptable modo de sacudirse el problema. Pero no es el caso. Existe una ley contra la violencia de género, medidas judiciales y una creciente conciencia social sobre la necesidad de enfrentar de una vez por todas la grave problemática desde una perspectiva multidimensional. Bajo ese prisma, creo que hay cuestiones que están pidiendo a gritos una puesta al día y de forma más imperiosa que los tales consejos. A modo de ejemplos, podríamos preguntarnos si se brinda una protección efectiva tras la denuncia por acoso; si la educación para que la igualdad de género se afiance tiene hoy la prioridad que debiera o, en mi experiencia, he sabido de muestras biológicas tomadas a la víctima, tras haber acudido a un servicio de urgencias hospitalario, que quedaron en la nevera porque el juez de guardia adujo que la mujer presuntamente violada, extranjera, volvería al poco a su país y todo acabaría en nada. Y encima, el requerimiento a las tantas de la madrugada: ¡menudas horas para molestarle!
La historia de la humanidad está sembrada, en toda época y lugar, de atentados a la dignidad femenina, de modo que, desde la prevención al tratamiento, toda medida aislada es de por sí insuficiente. Y en su conjunto tampoco han conseguido poner fin a semejante lacra, así que toda precaución es poca y, por descontado, se necesita de algo más que consejos. Pero cargar sobre ellos es, a mi juicio, equivocar el objetivo y malgastar un tiempo que podrían dedicar, los de I.U, a cuestiones más provechosas para las mujeres. Y si se trata de criticar al Gobierno, ¡como si no hubiera dónde hincar el diente en lo que hace a medidas discriminatorias o atemorizantes! Por resumir: cierto desenfoque por parte de un Partido que podría dedicar sus desvelos a temas de mayor provecho social. Aunque sólo fuese por ganar unos votos, lo cual seguramente ha inspirado la aparente indignación que proclaman. O salida de tono, si prefieren.
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Algún día milagroso la pregunta por si se puede evitar una violación dejará de hacerse a la víctima y empezarán a hacérsela a los agresores. Una víctima, por definición, es quien padece una acto contra su voluntad; nada, ni en estos tiempos tan «sueltos» justifica ni una agresión sexual, ni una vejación ni un comportamiento que agreda a otro ser humano. No se puede evitar ser víctima cuando precisamente no se enseña a respetar y no ser agresor.
Respeto, educación y más cerebro. Aquí, los políticos, una vez más, dejan las cosas a medias.
un saludo.
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Absolutamente de acuerdo.
Un abrazo
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Muchas cosas que decir acerca de este tema, algunas de ellas complicadas de trasmitir.
Aprender a respetarnos en nuestras diferencias no es fácil y los tiempos que corren no estan para
reflexiones sino que favorecen los ánimos exaltados, las vehemencias y el «alguien tiene que hacer algo».
Las medidas preventivas no parecen dar resultado. Quizás nos ayudaría pararnos a pensar en el contexto
en el que se producen las agresiones tanto de uno como de otro lado.
Como dice “asumhic”: respeto, educación y mas cerebro
Y totalmente de acuerdo en lo del abordaje multidisciplinar
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Carmen: al igual que con la anterior comentarista, mi absoluto acuerdo. Sin embargo llama la atención, con tantos en sintonía, que se haya avanzado tan poco en la cuestión. Ayer mismo, otro marido que le pega dos tiros y después se suicida. ¿Por qué no lo haría al revés?
Un abrazo
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Desgraciadamente en lo de reflexionar no hay mucha gente de acuerdo, mola mas decir lugares comunes a viva voz y conseguir aplausos.
Y ahora voy a ser polémica: porqué cuando se dice violencia de género se piensa sólo en mujeres maltratadas, porqué creéis que no hablan los hombres maltratados, o es que pensáis que no los hay?
Porqué nos empeñamos en compartimentar los maltratos: bulling, acoso laboral, violencia de género…. Que tal si pensamos en la manera de maltratar del maltratador, desde donde lo hace, cómo lo hace, porqué lo hace, etc etc
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Bueno… las motivaciones que indicas sin duda deben formar parte del estudio que oriente a posteriori las intervenciones, por supuesto; un perfil del maltratador es fundamental para implementar medidas preventivas.
En cuanto a por qué se piensa en maltrato femenino y no masculino, creo que, aunque este segundo ocurra, lo hace en porcentajes sensiblemente inferiores. Supongo que es por eso.
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Porcentajes inferiores en hechos violentos sí, habría que analizar otras cosas. Así como las denuncias falsas. Hay mucho que decir en los patrones de comportamiento de cada sexo y sería bueno hacerlo sin tabúes.
Por ejemplo, que opináis de que una historia de patrones caducos de dominación masculina por no decir de sado-masoquismo (y para mas inri de ínfima calidad) se convierta en best-seller?
Hablo de Las sombras de Grey. Me dejó atónita mi kioskera cuando me dijo que era la historia que toda mujer desea tener… algo de verdad debe haber cuando se ha vendido tanto.
Pues de eso no se habla.
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Respecto al best seller de que hablas, no lo he leído. ¿Por qué su éxito? Imagino que por lo que los best sellers consiguen ese puesto: fáciles, primarios, con algo de morbo que excite los bajos instintos…
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Los grupúsculos es lo que tienen, que acaban diciendo sandeces con tal de cubrir lo que para ellos es espacio y para un ser normal es resquicio (o guá). Le pasa a VOX, que es presocrática hasta en el nombre, y le pasa a IU, locución por otra parte muy graciosa en una jaula de grillos donde hay 2 grillos y andan a la greña.
Curiosamente, además, los de IU tienen una irritante tendencia a admitir la máxima orate de que «el delincuente es una víctima» y a cuestionar ingenuamente la contundencia juezo-policial contra él, pobrecito, que viene del fango y de la ignorancia.
Curiosamente, también, suelen adherirse al mantra empíricamente insostenible de que la «educación» moderará o erradicará toda clase de desmanes, en particular los más reciamente machistas. Es una falsedad como la catedral de Burgos, por lo alta y por lo asombrosa. Nunca, NUNCA, en España ha habido más gente alfabetizada, escolarizada y titularizada y por ende instruida y aun educada, y sin embargo cada 3 días (o por ahí) se publica un suceso en el que 3, 4 o 5 semi-niño-adolescentes perpetran nada menos que violaciones grupales.
En mi niñez se decía: «Mano dura, es lo que hace falta». Algo me dice que la mano se nos ha dado a la molicie. Para mí que le llueven fondos europeos. También se decía: «Dónde iremos a parar con tanto desenfreno». Hoy lo sé: hemos alcanzado la cumbre de Magalluf.
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Bueno: en lo de alcanzar «la cumbre de Magalluf», quedo a tu disposición para describirte lo que se ve desde el «summit». Y no va a ir a menos el desenfreno. Aunque en este caso no se trate de fondos europeos sino del propio lugar, y es que aquí, en Magalluf y alrededores, quien manda es el que tiene la pasta que procura el turismo. Y las medidas que arbitran los políticos, pues subordinadas. Sobre eso también I.U (los dos grillos) se han pronunciado. Con escaso eco como es de prever.
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