VESTIRSE, O CASI, CON LOS ESTEREOTIPOS POR MONTERA

  No podemos enjuiciar lo que no compartimos, escribía Virginia Woolf y sin embargo, el cúmulo de evidencias justifica que incluso quien comparte la tradicional monotonía del vestir masculino, como es mi caso, no pueda por menos que rendirse a la fantasía con que la mayoría de ellas eligen y combinan sus prendas al saltar de la cama, a media mañana o para un paseo tras ponerse el sol. Las previsibles y reducidas variantes que guarda nuestro armario tienen nada que ver con esas que las mujeres exhiben de cabeza a pies –ya me referí en su día a zapatos y tacones-. Y no lo digo al revés, de pies a cabeza, por no remedar la ascensión a que aluden algunos mallorquines cuando, al anunciar que llamarán en cualquier edificio al timbre de la entrada, lo hacen con un sugerente y provocador “Te tocaré desde abajo”.

Pero volviendo al tema que hoy me ocupa y empezando por la parcela anatómica que prefieran, la moda femenina se diría personalizada en cada una para ceñir, envolver en nubes de colores, mostrar subrepticiamente y resaltar o disfrazar lo que el espectador admirará pese al simulado recato. Es esa imaginación (“La Loca de la Casa”, como la llamó Santa Teresa) con que tapan o medio descubren surcos o curvas, la que merece ser glosada antes de que el buen tiempo se congele y con el frío anunciado se encojan, amén de otras muchas cosas, los atractivos alardes de voluptuosidad con que apresan la mirada de tantos.

A diferencia, repito, de la mayoría de varones (¡Ay, ese siempre lo mismo, con la tradición pegada sobre la piel!), ellas pueden añadir la gracia del contoneo y mostrar parte del cuerpo en elipses o ángulos varios, agudos u obtusos; un trozo del trasero por arriba, por abajo u ocultarlo parcialmente entre pliegues y roturas de unos ajustados pantalones que en mi juventud estarían pidiendo a gritos convertirse en trapos para el polvo. Y no adivinen en lo último segunda intención. Hay algo más que moda en esos modos (que no modas) de enriquecer y diversificar la vestimenta para brindar una imagen que suele llevar aparejado un punto de heterodoxia. En mi opinión no es asunto baladí, y ese transitar más allá de aburridas chaquetas, faldas o camisetas, es el que daría un argumento adicional a Fausto cuando sentenció (supongo que en aquellos tiempos la circunspección vetaba según qué ocurrencias) que sólo merece la libertad quien sabe conquistarla a diario. Y cuando las observo, sobre todo en días de calor, me da que lo consiguen siquiera por lo que hace a la indumentaria. Para lo demás, están en ello y se vislumbra el éxito.

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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6 respuestas a VESTIRSE, O CASI, CON LOS ESTEREOTIPOS POR MONTERA

  1. Pilar Bonilla dijo:

    Bueno, bueno, bueno, ejem…Oye, ya hay mucho hombre qué no viste de forma monótona y tradicional, aunque es cierto qué no hay la variedad inmensa de la moda femenina, la masculina se ha vuelto más divertida.
    Enfocas hacia esas vestimentas escasas, y entendiendo que a la vista te sea llamativa. Yo sigo opinando, igual qué en ese artículo al que te refieres sobre los zapatos, que existen otras féminas que resultan más atractivas e interesantes incluso vestidas hasta los tobillos. 🙂

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  2. Sí, de todo hay en la viña, pero con buen tiempo, la ropa de las féminas…

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  3. Cati Gallardo dijo:

    La generación que nos a tocado vivir, no es precisamente en su mayoria tan amante de está clase de moda, hace unas decadas oia decir en casa no se es más por enseñar demasiado, cierto que gusta ajustarse a la, moda pero hay modas que no son ajustables a todos, entonces las llaman antiguas, hay familias conservadoras de cos tumbres más moderadas sin que ello merme elegancia, y esta comprobado que se observa también por esa clasica elegancia como esa excesiba gorma de acaparar la atención, que no siempre es por el buén gusto, mas bién es por lo que se deja a la vista, sin animo de que nadie se sienta aludido, la libertad es gratuita para todos pero en ocasiones indigesta a la larga, y eso comentario es igual para hombres o mujeres jovenes o menos jovenes, ridiculez ver a una persona mayor, muy mayor con minifalda que a una chica jovencita ir con tal desface de protección ..
    Pero estamos en la época de las librrtades y a nadie le asombra ver lo que sea si gusta de mira para slagar y si no gusta se mira para criticar u opinar, asi que como el habito no hace al monje,,, que disfruten de está libertad, l@s que asi mo desean, que hay paises que an todos iguales y por obligación como los doldados,
    Toda mujer y todo hombre tiene, conque gustar sin ataviarse de disfraces, un@s por su densibilidad, ot@s por su caracter, otr@s, por simpatia e.t.c. y eso es mo que queda cuando te despojas de las vestimentas, entonces queda el verdadero personaje, y eso es una .erafora, cua do se cono e en profundidad es mo que realmente vale, no os dejeis embaucar por atuendos demasiados extravagantes,la sorpresa sera mayor……

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  4. Cati Colom Llado dijo:

    uy uy uy vaya comentario!!!Y es que sí,los hombres normalmente son correctos en su forma de vestir,quitando algunos por supuesto.Pero la mujer en estos últimos años se están pasando de raya,y la verdad que muchas estarían mejo que no enseñaran tanto,un poco mas tapaditas les vendría de diez.Igual como bien dice unos pantalones rajados,y por lo visto caros,otro tiempo servían para trapos. En fin que sea mirando bien o tal vez de reojo,hoy por hoy los señores teneis unos espectaculos de «»culitos»» respingones,o no tan respingones…
    Pronto vendrá en invierno ja ja.Un saludo.

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  5. Por eso a tantos no les (nos) gusta el invierno…

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