Puede ocurrir de muchas formas: desde el súbito enamoramiento, al modo de un destello, a costumbre cimentada en la falta de mejores alternativas o quizá la primacía de otros intereses sobre los del espíritu y, en tal circunstancia, etiquetar al/la tal con un adjetivo impostado. También puede haberse tenido delante, quizá durante años, y el acontecer seguir siendo opaco a nuestra vista, transparente otras veces y no percatarnos de su existencia hasta que, de pronto, invade un perfil que nos hechiza; una presencia que se diría surgida de la bruma tras la que se escondía a nuestros sentimientos.
En este último supuesto, sería como aquella ensenada que describiera Faulkner y de cómo se abre al navegante permitiéndole gozar de sus detalles. No es porque el viajero se haya acercado a la costa lo suficiente (aunque así lo enseñe la física), sino que la nitidez es el premio a la previa confianza en su existencia. Así pueden entenderse las sonrisas de las playas y también los raptos de ternura que engendrarán sus vistas, recodos que el deseo recreará incluso antes de llegar, porque no nos afectan las cosas sino (Epicteto) nuestras representaciones de las mismas y, en cada despertar, llevarán a preguntarnos si “¿Serás, amor, un largo adiós que no se acaba?”.
He conocido a quienes vuelven a la consabida ensenada un día tras otro y, siempre, la playa se muestra como descubrimiento sin parangón, con falta de pinceles y colores suficientes o apropiados para dibujarla. De palabras para describirla, si se quisiera decir. Tengo cabal conciencia de ello porque, como dijera Proust, eso que llaman imaginación es la memoria. Quien lo vivió, lo sabe.
Me has hecho asociar y buscar un aforismo de nuestro admirado Jorge Wagensberg, qué tengo recogidos en texto. Sabes que son multitudes.
Dice: Ningún amor está a salvo de ser sorprendido y desviado por un enamoramiento.
Hermosa incertidumbre en ocasiones. Besosssss
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Nos dejó Wagensberg y lo seguiremos echando de menos… Un beso.
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Como dice Pilar Bonilla, estoy totalmente de acuerdo con sus palabras,nadie está exento de un gran enamoramiento,es la verdad .Saludos.
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