Tras petición de la Comisión Islámica, la Consellería de Educación de Mallorca se propone durante el próximo curso impartir clases de esa religión en 2 ó 3 centros públicos de la isla, con un par de profesores, en la prueba inicial (el plan piloto), escogidos por esa misma Comisión y bajo la premisa de que los ciudadanos musulmanes, si viven aquí, son también españoles de pleno derecho.
Nada que objetar a esto último, pero sí a que se incluyan religiones, cualquiera de ellas, en los programas de enseñanza. Rechazo compartido por quienes defendemos que la pedagogía debe orientar hacia los caminos que persiguen la búsqueda y entendimiento de verdades, siquiera provisionales, mientras que abonar el conocimiento y apostar por la objetividad no parece compatible con la recreación de mitos.
En dicha línea, ni católica ni islámica y tampoco budismo, hinduismo u otras muchas, asumibles con igual argumentación que la expuesta por los de Alá. Las creencias, máxime en un estado laico como reza (con perdón) la Constitución, no debieran sufragarse con fondos públicos. Por ser de carácter privado allá cada quién, pero parece razonable que sean excluidas de programas de aprendizaje con base en la razón, destinados a avanzar en el conocimiento y que por ello convendría obviasen el fomento de convicciones, ya que se sabe de antiguo que éstas son (Nietzsche) más enemigas de la verdad que las propias mentiras, y proclives a deformar los hechos mediante apriorismos indemostrables.
Asunto distinto es entrar en el origen e historia de las religiones, la alquimia o el fascismo, por un decir, pero de ello a su apología media un abismo, máxime si recordamos numerosos ejemplos que muestran hasta qué extremo los mandamientos universales (propios de las creencias, religiosas u otras) acotan el pensamiento, alimentan el fanatismo y pueden justificar a los ojos de sus seguidores múltiples fechorías y sinsentidos. 
No es preciso entrar en las reprobables actividades de la antigua Inquisición o el actual Estado Islámico, pero no me resisto a recordar, para quienes pudiesen discrepar de todo lo anterior, que el Islam prohibió en su día la Imprenta o, ya que estamos en pandemia y con las vacunas como principal recurso sanitario, que el Papa Gregorio XVI, para infecciones aun con mayor letalidad, las vetó allá por el siglo XIX.
Para impartir clases de religión, de ser el caso, podrían emplearse las iglesias, conventos, mezquitas o sinagogas, tras asumir que las escuelas no se han concebido para adoctrinar y sabido que embarazarse de dioses, cualquiera de ellos, no augura un parto productivo que es, al fin, lo que desearíamos que ocurriese con los alumnos al terminar la educación obligatoria. Ya que la otra, de incierto transcurso, dura lo que la vida misma.
Contar es vivir (te) 
Una cuestión por simple harto complicada, pues si en las escuelas públicas en las que hasta hace no muchos años se daba religión, el profesorado era pagado por el obispado, y era sin nota, la cuestión si se plantea ahora que sea educación quien lo pague, pues tampoco me parece bien.
Más valdría que filosofía no fuera puesta en solfa, pues necesitamos personas pensantes
( creyentes o no, pues esa es una opción personal) con capacidad para saber reconocer que está bien y que no, que las libertades propias acaban donde empiezan las ajenas y viceversa y que cada uno ha de saber que es responsable de sus actos y de lo que ellos deriva/ra, que a veces por verlo lejano…..
En fin que el karma siempre te la devuelve;)-
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Totalmente de acuerdo, Rosario. Un abrazo
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De acuerdo con lo que dices Rosario, sólo un matiz: los profesores de religión los paga Educación. Probablemente lo que comentas era hace muchos años. Y dudo que la comunidad islámica lo haga…voy a intentar informarme.
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Correcto Pilar, hace años que ya no trabajo en colegios y hablo de ese tiempo, sobre el 2014-16. Los profes eran seleccionados y pagados por el obispado y estaban supeditados a lo que dijera el obispado y a sus normas, eso me explicaron ellos mismos, pues soy una persona inquisitiva y siempre me interesa saber cosas, no confundir con cotilla…
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Ya nos conocemos Rosario en este espacio, y siempre he visto en ti lo mismo que explicas, inquisitiva y con curiosidad intelectual. 😉
Por cierto, he buscado información sobre la implantación de la prueba piloto, a través de la página del Govern, y también será con cargo a Educación
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Totalmente de acuerdo. La religión y la política (siempre unidos por el mismo interés) solo consiguen manipular cualquier sociedad. ¿Por qué no enseñan a los niños el poder de la mente, la sociología, desarrollo personal… Y que decidan ellos su ideología, después de enseñarles que a lo largo de la historia, las religiones han vetado para trabajar a las mujeres, reprimidas para mendigar, y a pesar de los avances, la mujer continúa relegada a un segundo plano bajo la mediocre, incompetente y nefasta autoridad religiosa. Considero que permitir esto es una incongruencia, en qué quedamos, igualdad de género o religiones.
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Nada más que añadir su Señoría…digo Gustavo!
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Menos mal que no te diriges a mí como prelado…
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Mai! Bessss
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Pues lo dicho, si ha de ir a cargo de educación es un dispendio fuera de lugar, luego faltan profesores de apoyo para niños con dificultades/necesidades especiales y vaya por dios no hay presupuesto…
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Totalmente en desacuerdo poner el Islam en algún que otro centro educativo.
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Me alegra que coincidamos…
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