Para empezar, a vueltas con una idea que a saber si dará de sí lo suficiente como para perfilar y ahondar en el relato que quisiéramos. Por otra parte, ¿de dónde surgió y por qué se ha impuesto sobre otras? El caso es que en muchas ocasiones no damos con la respuesta; la pretendida originalidad es discutible porque algunos más habrán incidido en temas parecidos y es que, como afirmara Borges, el autor crea sucesores – en el mejor de los casos, supongo – y también predecesores.
La fuente de inspiración que incita a comenzar es tan impredecible como el propio destino personal y, aunque algunos consagrados limitan los temas fundamentales a menos de media docena (de nuevo Borges restringiéndolos a 5, o sólo tres en el caso de Rulfo: el amor, la vida y la muerte),
no es menos cierto que cada uno de ellos puede escindirse en aproximaciones y matices sin cuento, fruto de circunstancias variopintas y a eso iba: una ensoñación, situaciones con efecto de imán o frases como semillas que germinarán en cientos de páginas. Remembranzas; deseos cumplidos o frustrados, un aroma, tal vez aquel gesto o quizá no pueda determinarse nunca de dónde partió el esbozo y qué fue lo que propició su desarrollo.
Cortázar afirmó que todo lo escrito por él era invención porque nada de lo que recordaba valía la pena. Bufalino contaba que su primera novela nació de unas palabras que, como notas musicales, fueron encadenándose hasta hacerse sinfonía sobre el papel, y Muñoz Molina apuntó en su día que cada nueva obra surgía de una suma de casualidades: propósitos mantenidos durante mucho tiempo se revelaban de pronto imposibles mientras briznas de experiencia serían las claves de la siguiente ficción.
Sea como fuere, supongo que lo máximo a que puede aspirar quien se vea llamado a dicho quehacer, es conseguir llegar al final de lo planeado y más allá del impulso inicial. ¿Y para qué? Pues, en respuesta, mi absoluto acuerdo con Ramón Jiménez: “Contar, cantar, llorar, vivir acaso”. Y contar, con boli o teclado, es sin duda para algunos no un modo, sino el único modo de sobrevivir.

Gracias por dejarme con este nuevo texto .. te sigo von ilusión de aprender cada día algo de lo que expones. Abrazos de una que quiere ser fiel y no lo consigue siempre
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Gracias por la ilusión que me produce el que me sigas leyendo… Un abrazo
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Sin tener tu don envidiable de la escritura, de todo lo reseñado por diferentes autores, suscribo tu elección de la descripción de Juan Ramón Jiménez.
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Pilar: el don lo tenía Don Ramón. Y de ahí el pareado, je..je..
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No Don Gustavo, usted también lo tiene…
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Qué más querría, me ca… en la pu… Perdón: me gusta la fruta.
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Bueno, no pretendía comparaciones, no me gustan. Aunque reitero que tienes ese Don…y lo de la fruta, copiona en dar la vuelta a lo de Perro.
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