Creo recordar que ya empleé igual título para otro post, años atrás, aunque con distinto contenido.
Así empezaba “Montañas nevadas”, el himno de los falangistas y que por eso mismo no seguiré más allá de “y la frente levantada”, aunque “el alma tranquila, yo sabré vencer” es lo que, en otros términos para no identificarme con ellos, suelo decirme a mí mismo en horas bajas y aconsejar al amigo/a cuando me cuenta de sus problemas o la depresión en que ha caído. Nada de sentirse rodeados por la noche angustiosa porque nuestro futuro es también fruto de la imaginación; mirar hacia arriba porque la luz está ahí y, como escribiera el poeta Rafael Cadenas, lo que salva de los escombros es la mirada.
Llegada la madurez, esa jubilación que nos aleja de aquello a lo que dedicamos mucho de nuestro pasado, la sugerencia del título es útil contrapunto a la eventual melancolía y el mejor modo de enfrentar el porvenir. En estos días de estériles polémicas entre políticos, inquietos por programas que no terminan de perfilarse y quizá con el alma en vilo por lo que pudiese venir, mirar más allá y apostar, con Gramsci, por el optimismo de la voluntad, en la seguridad de que incluso lo peor que pudiese suceder alcanzará un final, nos aportará esa esperanza de la que tal vez estemos, siquiera temporalmente, necesitados.
Sin embargo, y a qué negarlo, el claro horizonte que perseguimos puede topar con numerosas dificultades y la mirada, lejos, verse cortada por ese móvil al que dedicamos demasiadas horas, la pantalla del ordenador o, de vivir en un primero, limitar nuestra perspectiva la pared de enfrente.
En tales circunstancias y por no emular a la aldeana cuando informa a Juan Preciado, en la novela “Pedro Páramo” ,de Rulfo, que “Hacía tantos años que no alzaba la cara, que me olvidé del cielo”, convendrá dejar a un lado lo virtual, salir a la calle y vencer el desánimo, falangistas aparte, con la mirada clara, lejos, y la frente levantada. Y es que, por remedar a Fausto, sólo merece la libertad quien sabe conquistarla a diario.
¡Tú, debes tener un archivo enorme de apuntes, porque eres una fuente inagotable de citas pertinentes de tanta lecturas!. Este artículo, excelente, lo demuestra.
Besossssss
Me gustaMe gusta
Me respondo a mi misma…Soy Pilar Bonilla. Está siendo muy complicado seguir últimamente el blog. Leer sí, pero comentar ufffff
Me gustaMe gusta
Pilar: te echaba de menos… Y sí, tengo más archivos que memoria… Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Lo cierto es que, aunque sea con archivo, ya es evidente que tienes una gran memoria.
He tenido un periodo con muchos acontecimientos, y a eso se añade que existe un problema evidente en comentar tus lúcidos artículos. Ahora por ejemplo me pide que me suscriba…A ver cómo le vuelvo a engañar al programa que lo edita.
Me gustaMe gusta
Bueno… pues suscríbete, ¿no? Siempre que no haya que pagar `por ello… Y los acontecimientos, espero que estimulantes.
Me gustaMe gusta