¿PARA CUÁNDO LA EDUCACIÓN CONTRA EL RUIDO?

                    El problema viene de antiguo y si la educación, pese al esfuerzo de buen número de sus profesionales, alberga aún numerosos agujeros negros, priorizar la convivencia evitando en lo posible molestias al entorno por mor de conductas lesivas – desde ataques a cualquiera de los cinco sentidos hasta la violencia física –, sigue siendo una asignatura pendiente. Los ruidos evitables o a destiempo son buen ejemplo de lo anterior, subrayando la necesidad de inculcar desde la infancia que el vivir juntos y en armonía exige, en muchas áreas o situaciones, tomas de conciencia que siguen todavía en proceso de asunción.

                        Molestias reiteradas y a veces origen de sobresaltos, interrupciones de la meditación o el esfuerzo en el trabajo, enfados innecesarios, imposibilidad de conciliar el sueño… Tales son algunos de los efectos de esos ruidos en la cercanía, y si bien cabe considerar, en palabras de Sófocles, que hay algo amenazador en un silencio demasiado grande, es igualmente cierto que nuestra estabilidad emocional se ve con mayor frecuencia amenazada por lo contrario, al extremo de convertir la insonoridad en panacea.

                  Bocinazos o esos tubos de escape que multiplican los decibelios permitidos sin perrito que ladre a los moteros, silbatos cuando los vehículos públicos se desplazan marcha atrás, contenedores de basura que unen a su necesidad los estallidos de las botellas que tiran algunos a altas horas de la noche y antes de la recogida de los mismos, certificada por golpeteos y estampidos varios por parte de los empleados del Ayuntamiento. Los turistas y su arrastre de maletas por sobre los adoquines, ladridos, músicos callejeros bajo la ventana, policía y ambulancias con sus sirenas o, tras el cierre de las terrazas en bares y restaurantes cuando ya los vecinos en la cama, podrán seguirse conversaciones a gritos y carcajadas para celebrar la madrugada, gozosa para unos e insomne para otros. De todo ello podría deducirse que se viene educando únicamente para sobrevivir en el mercado del capital, mientras la coexistencia que procure bienestar ha quedado en un trastero que se abre y cierra a portazos. Cuando no a bombazos, hoy, desde Asia a la Europa central.

Avatar de Desconocido

About Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
Esta entrada fue publicada en Actualidad y etiquetada , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

2 Responses to ¿PARA CUÁNDO LA EDUCACIÓN CONTRA EL RUIDO?

  1. Avatar de Desconocido Anónimo dice:

    Bon dia Gustavo. Desgraciadamente estoy de acuerdo contigo. El tema ruidos preocupa muy poco o nada. La OMS califica el ruido como el segundo contaminante ambiental que mas perjudica a la salud; y nosotros tan panchos. Como ampliaciòn a la gran cantidad de ruidos que tenemos en casa , me permito iniciar una lista de ellos: Timbre portero automàtico, timbre de casa, radio, TV, telefonos, lavadora, secadora, aviso del horno, idem. de la vitro, impresora, nevera, el perrito, aspiradora, la ducha, algùn vecino empleando el martillo, mùsica, etc. Algunos de ellos son imprescindibles, pero son ruidos.

    Y seguro que se pueden añadir bastantes mas.

    Saludos y salud sin ruidos.

    Toni Frau.

    Le gusta a 1 persona

  2. Próximamente escribiré otro post sobre los ruidos que se originan en la propia casa, como tú apuntas. Un abrazo

    Me gusta

Deja un comentario