Les sucede como a la energía, y es que ayer, en la charla-coloquio del Club Diario de Mallorca, salieron a colación ambas cosas: las dichosas energías, positivas o negativas (Feng-Shui, Reiki o parecidas zarandajas) y, a su estela, las mentiras.
Que la mentira no es un punto de vista. O que más peligrosas que ellas son las convicciones como dijo Nietzsche (ignoro si adivinaba a Benedicto XVI). Pero en la charla nos referimos a esas creencias (como tales, sin base empírica ni demostración que valga) que pueden poner en peligro al enfermo, cuando opta por ellas, o convertir al sano en tonto útil. No se hizo ni hicimos los ponentes referencia alguna a la política.
Y fue una lástima, porque venía a cuento. Para mentiras, prolongadas en el tiempo y convenientemente adaptadas a las circunstancias, las que rodean los turbios manejos de estos políticos, y tan resistentes a la evidencia como las terapias alternativas, con el agravante de que en este caso no hay Ministerio ni panel de expertos que las denuncie. Ministerios y paneles son ellos mismos o sus paniaguados, de manera que lo tenemos crudo.
Quizá no quede otro remedio que colocar un cactus junto al televisor, cuando hable Floriano o González Pons, por ver si eso de captar las energías negativas, las mentirotas que brotan de las convicciones, resulta que en su caso funciona. De no ser así, tendremos que aplicarnos magnetoterapia en el cerebro. O beber nuestra propia orina porque, lo que es la mierda, ya nos la estamos comiendo. Y para seguir todo igual, que diría Lampedusa.
Al televisor he intentado exorcizarlo, corregir le los chakras, aroma terapia hasta rezar un padre nuestro, pero creo que el dichoso aparato solo emite energías negativas, (bueno, creo que en la sintonía 2 a veces hay cosas no negativas). Interesante articulo.
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