Al Monarca (para Urdangarín, SM, en plan críptico) lo han operado más de diez veces en los últimos años, pero recuerdo especialmente una de las intervenciones. Sobre el talón de Aquiles -que no el tendón del mismo nombre-, porque así salió reseñada por un periodista más versado en mitología que en anatomía.
En la misma línea, el tres de marzo puede ser, en lugar de hernia discal, ducal. A la postre, esa hernia ducal es su talón de Aquiles: duele y compromete el canal medular, es decir, el que se sitúa en el centro de su estatus y procura recursos y futuro a los descendientes.
El Duque em-Palmado es pues la hernia del mismo título. Y también ese talón de Aquiles que va a más. A lo que se ve, las dolencias, cuando bien diagnosticadas y etiquetadas, pueden decir más de los hombres que sus propios discursos. Máxime si estos beben de la transparencia que promueve Rajoy.