A saber la de manejos subrepticios que habrán precedido a la elección, porque mucho Espíritu Santo pero, en asuntos terrenales, no parece que la paloma se pose para inspirar nada nuevo. Ahí está el Vatileaks o, en un pasado reciente, sus alianzas con las dictaduras más sangrientas por mantener el estatus. Todo de una catadura moral que dice poco en favor de esta Iglesia, incapaz de redimirse a sí misma.
Si por lo menos alguien se acordase… Así decía el poeta. Pero acostumbran a hacer tabla rasa con el dolor o las humillaciones que se han infligido a la humanidad, a su través o con su cómplice silencio mediante. Borrón y cuenta nueva con su historia de oposición a la anestesia, a las vacunas, al preservativo o a la igualdad femenina, de modo que la fumata blanca será, una vez más, sólo eso: humo.
Si por lo menos alguno de entre los elegibles se acordase de que el mundo está necesitado de justicia… Pero no divina: de la que puede ser posible cuando no velan el sentido los prejuicios; justicia más acá de sermones vacuos y divagaciones metafísicas. ¿Creen que será posible, y quien resulte elegido pondrá por fin una pica en Flandes? ¡Anda ya!