Acostumbro a rehuír, tanto en artículos como en este blog, las historias de amor. Siempre incorporan un poco o un mucho de plagio siquiera inadvertido y, no obstante, en los últimos días me he visto enfrentado a dos de ellas que me resisto a silenciar. Viví la primera de cerca; todavía me turba cuando la recuerdo y será objeto de una columna en mi periódico cualquier domingo de estos. En cuanto a la otra, me la contaron hace pocos días mis amigos Juana y Vicente. Y es breve, de modo que con dos pinceladas se harán una idea.
Los veían en el metro casi a diario, cuando lo tomaban para ir al trabajo. Eran dos hermanos gemelos de treinta y tantos años; como dos gotas de agua y sólo diferenciables porque uno sostenía abierto el periódico mientras el otro lo leía al tiempo, pasando un brazo sobre su hombro. Así mes tras mes, al punto de que, cuando pasaban días sin verlos, recorrían el vagón con la mirada en un intento por localizarlos. Después fueron semanas, y se preguntaron más de una vez si acaso habrían cambiado su horario cuando un buen día volvieron a encontrarlos.
Esta vez fue en la calle: una mujer de edad (probablemente su madre) los acompañaba, pero uno iba en silla de ruedas mientras el segundo la empujaba y ella, asida a su brazo, aprovechaba cualquier oportunidad para pasar la mano sobre el pelo del paralítico.
Transcurrido un año largo, coincidieron una vez más en el vagón. Ahora sólo viajaba uno de ellos y también, como antaño, con el periódico desplegado. Mis amigos dijeron que no alcanzaron a saber si era el mismo que lo mantenía abierto tiempo atrás, o tal vez el otro lo había suplantado. Sea como fuere, había algo en el gesto del hombre que les hizo suponer que aún notaba en su hombro el brazo del hermano, leyendo al unísono. Cosas de la genética, del cariño o ambas cosas. Cualquiera sabe, pero mis amigos siguen viendo a los dos, resumidos en uno. Y probablemente estén en lo cierto.
Preciosa historia, Gustavo, en la que dejas al lector totalmente libre para continuarla. Ha sido un placer aceptar tu invitación por Linkedin.
Me gustaMe gusta
Gracias por tu comentario. Espero no defraudarte en los próximos post…
Un abrazo
Me gustaMe gusta