Manuel Chaves y José Antonio Griñán, expresidentes de la Comunidad andaluza y actualmente diputado y senador respectivamente en el Gobierno central, están siendo investigados por su presunta implicación en el fraude de los ERE. Hasta aquí, no cabría sino esperar las conclusiones judiciales. Sin embargo, las imputaciones trascienden el ámbito personal toda vez que Susana Díaz, cabeza de la lista más votada (PSOE) en las recientes elecciones precisa, para formar Gobierno en Andalucía, del consenso con otras fuerzas políticas (Ciudadanos y/o Podemos) que, en ambos casos, han exigido, como condición para ulteriores alianzas, que los dos acusados sean expulsados de sus cargos y, de no hacerse así, entra en lo posible que el PSOE no pudiese alcanzar la investidura de su lideresa, con lo que las elecciones habrían de repetirse.
Frente a tal eventualidad, y en el supuesto más que probable de que el PSOE no reclame las actas de los dos a tenor de las imputaciones citadas, cabe plantearse cuál habría de ser la actitud de quienes, con independencia de una culpabilidad aún por demostrar, tienen en sus manos el futuro inmediato de la Comunidad y del Partido que un día presidieron allí. Pues bien: opino que por coherencia, por compromiso con su Formación, solidaridad para con la ganadora ahora en precario, por constituirse en ejemplo o todo a la vez, deberían abandonar sus escaños e incluso la militancia si me apuran, para facilitar el camino a su Partido y sin perjuicio de que, una vez resuelto el proceso y en caso de absolución, obrasen en consecuencia. Entretanto, retirarse sin ser obligados a ello traduciría un alto sentido ético aunque la ética sea, al decir de Borges y nunca más claro que en este caso, agarrados al sillón con uñas y dientes, una ilusión de la humanidad.
Su comportamiento será hasta aquí todo lo lícito, lo legítimo que quieran, pero lleva incorporado un brochazo de mediocridad. De escasa grandeza, quiero decir. Si los Partidos con quienes el PSOE pudiese llegar a acuerdos de gobernabilidad han puesto como condición su dimisión, hacerla efectiva por propia decisión abundaría en una imagen que, de resultar finalmente inocentes, saldría reforzada. Habrían crecido en dignidad y, de paso, dado toda una lección. Saber retirarse a tiempo no implica desdoro alguno; podrían dormir tranquilos y, con la conciencia limpia, la opinión ajena puede pasar al archivo. ¿Acaso no militan para servir a su pueblo? Pues en las presentes circunstancias, no se me ocurre mejor servicio que hacer mutis por el foro para reaparecer, si fuera el caso, con la cabeza muy alta. Y no como ahora.
PD: al parecer -leo hoy, día 22-, Griñán abandona la política. ¿Habrá leído el post?
Yo, hay una pequeñísima cosa que no llego a entender,llamenme lerda si da el caso pero ¿ por que en cuestión de 1 o dos años para acá se están destapando todas estas tramas,los ERE, las tarjetas black, las cuentas bancarias en paraisos fiscales?
¿Es que hasta este momento nadie había visto, intuido algo?. Es que no se salva ni un partido político y cuanto más fuerte hablan , más habría que mirar que esconden pues detras del vocerío parece que siguen funcionando las antiguas tretas bajo mano.
Es demencial pensar que alguien pueda arremeter contra los gastos superfluos que, según ellos, hay en Educación, Cultura, Sanidad, Ayudas a enfermedades raras, Ayudas para minusvalías, pensiones, ( bueno ellos ya se han solucionado su porvenir) y no vean lo que se está cociendo a sus pies, pues ciertamente están metidos en una olla de pez que poco a poco los irá absorviendo, mientras su techo de cristal se rompe, y no me gustaría tampoco comprobar que los nuevos «salvadores» una vez en el poder hagan lo que todos, primero yo, segundo yo y tercero yo, o lo que es lo mismo mi cuñado, mi sobrino, mi mujer, se llevarán el gato al agua sean o no unos incompetentes, pues seguro que sabremos taparlo. No niego que seguramente algunos parientes de políticos sean unas lumbreras pero como tales, brillan por su ausencia.
Así que si son unos «despistados» al cubo, es ese caso despisttarán su dimisión por que a ellos » honor» no les falta , su problema radica -pobres – en su desconocimiento e inocencia, y obviamente en unas falta de lectura, a todos los niveles imaginables, total.
Si es que no se puede ser bueno…..
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Gustavo reclama grandeza moral a los responsables políticos y hace bien… pero quizá sea demasiado tarde. El virus de la indecencia se ha difundido/incrustado muy hondamente y temo que ni el sofosbuvir le haga mella.
En lo que me atañe, solo quiero dos respuestas nítidas. Dos, por favor, solo dos. Los funcionarios técnicos, ¿avisaron por escrito o no? Si lo hicieron, ¿queda copia del escrito con su registro de entrada?
Declino recibir más dimes y diretes. Debería ser como lo del avión de los Alpes. ¿La puerta se trancó sola o lo hizo alguien deliberadamente? ¿El avión descendió por error o alguien abatió deliberadamente el timón? Si la respuesta es «alguien lo hizo» y solo había un «alguien», no hay mucho más que decir.
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Lo de los funcionarios, pues no lo sé. En cuanto a la puerta, sí, según leí. No se atrancó sola.
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Planteas muchas de las dudas que la mayoría tenemos, y de las recriminaciones que guardamos en cartera para echárselas en cara si los tuviésemos delante. La corrupción se ha adueñado del terreno y erradicarla no parece que vaya a ser asunto sencillo. Por más «Ley de transparencia» («semitransparencia», mejor) que nos vendan.
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¿Acaso estaremos ante un proceso de selección genética?.
El carácter dominante del gen que codificara la tendencia a la corrupción, la ausencia de dignidad y otros valores necesarios para los que se erigen dirigentes, y el apego al puesto a toda costa, podría ser el responsable de este proceso de trama tras trama que sufrimos.
Y aquí no valdrían las cápsulas de a 300.
De acuerdo completamente en: una pregunta – una respuesta.
Lo demás, palabrería.
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Propongo un análisis genético a todos los candidatos, en las próximas elecciones y las venideras, para curarnos en salud. Y si hay mutación, lo máximo, de subsecretario.
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