EN POLÍTICA, COMO EN EL FÚTBOL

futbol 3Muchos de ustedes habrán caído, como yo mismo, en lo que se parece el lenguaje de la política al que se emplea para hablar de fútbol y justificar expectativas, logros o fracasos. A pocos días de las elecciones, las coincidencias son tan evidentes que se antoja una obviedad subrayar cómo se pretende llegar al lado menos racional de la gente, al más antediluviano, con parecido espectáculo y fraseología.

futbol 1No puede esperarse algo original cuando año tras año, y en uno u otro caso, es más de lo mismo, así que la verborrea cuajada de tópicos, circunloquios, salidas por la tangente o justificaciones a toro pasado, son la regla. Nos enfrentamos a un partido -situación- difícil, pero tenemos confianza en nuestras posibilidades. ¿Les suena? Si las cosas van regular, aún queda mucha liga y estamos en el buen camino; de perder, es que el fútbol (o la política) es así, lo que equivale a la precisión de afirmar que todo es falso salvo algunas cosas. Pero ahora lo importante es la permanencia -en poltrona, en primera división- o, en su caso, el ascenso. futbolPara ello, el equipo hecho una piña, entre otras razones por las jugosas contrapartidas caso de conseguirlo. Y la culpa, si la deriva se tuerce, nunca es de los actores; ha sido la actuación arbitral o unos ciudadanos (los árbitros cada 4 años) manipulados. Sea política o balompié, el resultado, si positivo, es consecuencia de su habilidad; de lo contrario, ha sido una constelación de circunstancias desafortunadas. Pero estén con nosotros en la siguiente confrontación. Porque no hay nadie más.

futbol 4Es tan deprimente constatar que buena parte de la humanidad pone sus culos frente al televisor para ver a 22 millonarios dar patadas a una pelota, como asistir al esperpento de quienes hacen lo que les sale de las idem y lo venden disfrazado de amor al prójimo. Año tras año y con igual discurso que los entrenadores del equipo regional. Cosas del fútbol o de la política y se trate de Ancelotti, Luis Enrique, Rajoy, Sánchez o el del tic-tac.

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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10 respuestas a EN POLÍTICA, COMO EN EL FÚTBOL

  1. Mónica dijo:

    Diferentes, pero dos ligas al fin y al cabo. Objetivo: ganar, Poder.

    Con jugadas tramposas, ataques ilegítimos al oponente, y, sobre todo, faltas que no se pitan por los que arbitran el partido.
    Con algunos que se quedarán en el banquillo.
    Y lo peor, los goles nos los van a seguir metiendo.

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  2. Rosario Ferrà dijo:

    ¿Sabes? en mitad de la lectura de tu post de repente me ha venido a la mente la teoría de Marx, no Karl sino Groucho, y puedes echar mano de cualquiera de ellas, y dado que los políticos se comprometen o sea firman un contrato con nosotros, pues…, »La primera parte contratante……»
    cuanto más rápido y liante es un discurso más me lo recuerdan, imagínate ver a los políticos en pantalla y poco a poco ir transformando sus caras en la de Groucho.¡ Que bueno!
    Aunque a Ancelotti, poco le falta.
    Esos cómicos siempre aciertan, son situaciones cíclicas y por ese motivo su humor será siempre actual y extrapolable a cualquier situación.

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  3. drlopezvega dijo:

    Ciertamente política y fútbol (¿por qué será?) comparten metáforas y aun lenguaje entero. Pero hay otra «profesión» donde sucede algo parecido: la economía con la jerga meteorológica. Nubarrones en el horizonte bursátil. Inflación descontrolada, la tormenta perfecta.

    A saber por qué los economistas, en vez de limitarse a describir los hechos (lo que pudiéramos decir «econometría»), se lanzan a hacer predicciones. Orillando que la economía -si es algo- es una disciplina social más próxima a la psicología de grupos que a la química, se ponen a escrutar el futuro como si la bola de cristal o el tarot no hubieran sido suficientemente desacreditados.

    Pues bien, como los políticos se escudan cada vez más en la economía (Rajoy dixit), no es de extrañar que su lenguaje sea un batiburrillo de futbolerismo y de hombre del tiempo. A ver si escampa, si es que el línea no señala fuera de juego. Superaremos las turbulencias, a poco que la UE prorrogue el partido. Son como niños…

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  4. Mónica dijo:

    Por cierto, recuerdo que se criticó a Rajoy sus hábitos de lectura a raíz de unas fotos que se publicaron con el MARCA en la mano…

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  5. drlopezvega dijo:

    Los términos Rajoy y lectura, en la misma oración, se repelen mutuamente como el H20 y el zumo de las oleaginosas. Es imposible que un sujeto con un mínimo bagaje (insisto, mínimo) se exprese con tal deshuesada galleguidad.

    Le preguntan por los corruptos -los suyos, los más íntimos- y se queda mirando como las vacas al tren, con una mezcla inefable de sorpresa, indiferencia, estupor, incomprensión y lejanía. Le interrogan por sus reiterados incumplimientos -vulgo, mentiras- y responde con un hieratismo frígido, tan enternecedor como vomitivo, sin abandonar una sonrisa entre meliflua y pirata que solo interrumpe para largar una chorrada sentenciosa que ni el que asó la manteca, oiga.

    Dicen que sacó unas oposiciones en su día muy jodidas. Dicen. Lo mismo alquien le sopló las preguntas. A lo mejor gozó de una súbita e inexplicable ternura de cierto miembro del tribunal. Cosas más raras se han visto. Porque visto lo visto, o sea cómo le nacen corruptos alrededor sin percatarse, entre otros rasgos menores como el de presumir de que solo lee «Marca», vaya usted a saber, a lo mejor no es tan listo como para sacar unas oposiciones, ni de las duras, ni de las blandas.

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  6. Aunque es posible que cuanto dices sea falso salvo algunas cosas…

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  7. Rosario Ferrà dijo:

    Me ha encantado el paralelismo de Rajoy y las vacas mirando al tren, si que es cierto que la vacuidad aparece muy asiduamente en su mirada, es como un »¡ Dios por que no habían previsto esta pregunta? ¿ a ver que hago yo ahora?

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