El médico neurólogo y escritor murió el pasado 30 de agosto, a los 82 años y unos seis meses después de hacer público en el New York Times, a través de un emotivo artículo, su estado terminal. Deja tras de sí una brillante carrera profesional y numerosos libros, en general novelas basadas en distintos trastornos cerebrales que trató. Entre otras, «Despertares» (llevada al cine y protagonizada por Robert de Niro), «La isla de los ciegos al color», «Alucinaciones» o «Los ojos de la mente», publicada esta última en 2010 y donde relataba la pérdida de visión de su ojo derecho a consecuencia de un melanoma, cuya diseminación metastásica ha sido la causa del fatal desenlace.
Homosexual, soltero y tímido, tuvo y a más de la literatura otras aficiones que lo singularizaban: antiguo levantador de pesas, explorador de las selvas amazónicas o motero con Los Ángeles del Infierno,
haciendo patente que los comportamientos paradójicos pueden ser estímulos para la imaginación creativa y a un tiempo consecuencia de la misma, sin llegar a concluir si fue primero el huevo o la gallina.
Como él mismo aseguró, fue feliz hasta el final y comenzó a morir pocos días antes de su extinción y no desde muchos años atrás y en plena salud, como les sucede a otros. «En el tiempo que me quede -declaraba-, espero gozar de mis amistades, escribir más y viajar, si acaso puedo, para seguir aprendiendo… Me siento intensamente vivo y no pretendo decir que no tenga miedo, pero mi sentimiento predominante es el de la gratitud. He querido y me han querido, he recibido mucho…». Después, morir; el único argumento de la obra que diría Gil de Biedma, pero ha dejado en muchos la misma gratitud que él apuntaba. Vaya pues desde aquí, y me habría gustado decírselo, un testimonio de admiración por obra y talante. Reconforta saber de gentes como él. Todo un caracter.
Como bien dices Gustavo, todo un personaje , que dejó patente que el ser humano no está hecho para ser encajonado sino que a lo largo de su vida necesita aprender y valorar lo que tiene sin hechar en saco roto ninguna de sus experiencias, pues todas buenas o malas configuran nuestro ser. Somos lo que hemos vivido y eso nos da las pautas para enfrentarnos a lo que nos depara el futuro, en algunos casos con menos suerte que en otros pero siempre somos nuestras experiencias y lo que hacemos con ellas. Bueno creo que se nota que me encantan sus libros.
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Yo no he leído demasiado de él, pero voy a seguir tu querencia; lo de confundir a la mujer con un sombrero me tiene perplejo…
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Tienes razón, pero cuando lo leas, verás que quiza el trasfondo del sombrero no va tan errado, pero ya se sabe que dos personas leyendo el mismo libro ven opiniones diferentes…..
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Seguiré al pie de la letra su mensaje: «espero gozar de mis amistades, viajar y seguir aprendiendo»
AM
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