Así llamaba el padre de la escritora Natalia Ginzburg, como cuenta ésta en su libro Léxico familiar, a las conversaciones que lo excluían. Pues bien: para vaniloquios los de estos políticos, dado que nuestro papel es el de mero adorno en cualquiera de sus ocurrencias. Sólo el PP ha aumentado en escaños, aunque de ello no quepa deducir que puedan hacerse facilmente con el gobierno. Tampoco la suma de las izquierdas da para el cambio si no cuentan con los independentistas, decisión de difícil -imposible para algunos- digestión. Y frente a las obviedades, tanto unos como otros actúan del mismo modo: echando pelotas fuera.
Todos apelan a la voluntad ciudadana como si ésta surgiera de un solo corazón, cuando es patente que su fragmentación impide mencionarla en singular ni utilizarla para justificar las propias tesis. Por lo demás, anteojeras e hipocresía presiden sus alegatos.
«Estamos dispuestos a pactar», sentencia Don Mariano como si dispusiera de otras alternativas. «No apoyaremos a Rajoy por activa ni por pasiva», anuncia Rivera con la boca cada vez más pequeña y orillando el hecho de que sus votantes no le han seguido, porque ha sido ver las orejas al lobo y pasarse, por sobre corrupciones y otras hierbas, del supuesto Centro a la derecha más rampante en un plis. El PSOE, tras una primera alianza fallida, bastante tiene con rebuscar sus señas de identidad (variables según de dónde vengan las voces: Extremadura o Andalucía). En cuanto a Unidos Podemos, deberían reconocer que separados mejor, aunque en el estancamiento haya tenido bastante que ver su histriónico líder, tan amante del disfraz, y así lo insinuó Monedero a diferencia de los aún boquiabiertos Errejón o Echenique, que ni saben ni contestan más allá de utilizar la confluencia como comodín de rotos y descosidos.
A la vista de lo anterior, ¿qué nos espera en julio? Descartada la alianza de Podemos y soberanistas con PSOE y Ciudadanos, a todas luces impensable, sólo caben considerar tres opciones, por orden de verosimilitud:
a) PP-C´s-PNV y 2 escaños canarios = 176. b) Terceras elecciones. c) PP-C´s y abstención del PSOE. En el ínterin, apostaría por una ley que castigara con trabajos forzados los vaniloquios por vanos, vacuos, banales y teñidos de vanitas vanitatis. Y ya me veo a todos limpiando el lodazal que han propiciado, mientras los demás esperamos nuevos prebostes capaces de sacarnos del barro y el hartazgo. Pero, ¿los hay?
¡ Que pena!
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Suscribo palabra por palabra, y hasta los puntos y comas. Desazón absoluta.
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No soy anónima, soy Pilar Bonilla..ussp
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Me alegra la sintonía. Máxime viniendo de quien viene. Un abrazo fuerte
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Otro enorme para ti.
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