No sé si a Mark Twain le asistiría toda la razón cuando aseguró que los ricos son diferentes de nosotros, de usted y de mi, pero he deducido que algo hay de eso tras conocer la lista de hipermillonarios del mundo mundial que ha publicado recientemente la revista Forbes. Y no para propiciar envidias o cabreos, quiero suponer, sino porque de optar por la alternativa, es decir, listar a los pobres sobre el papel, no habrían bastado los troncos de la selva amazónica o lo que a día de hoy queda de ella.
Por contextualizar el tema y antes de entrar en precisiones, cabe recordar que 85 de los más forrados acumulan iguales posibles que la mitad de la población mundial, miserable más o menos. Y que entre Suiza y Mozambique, la renta per cápita guarda una relación de 400 a 1. Así que diferentes a nosotros, sí, pero de compararlos con los habitantes de algunos países, el abismo los hace casi especies distintas.
¿Las razones que explican semejantes fortunas? Pues de todo hay cuando nos revelan los nombres y apellidos. Ahí tenemos a Rafa Nadal y sus 35 millones de euros/año, lo que no es óbice para que siga en su esfuerzo por seguir anunciando desde Kía a Mapfre o lo que se presente. Y por darle patadas a un balón, a poca habilidad que se tenga, mogollón al canto; de los 80 millones al año de Ronaldo a los 75 de Messi.
En segunda división, cualquiera se embolsará diez veces más que el mejor investigador científico y, lo que es más goloso, sin que muchas veces Hacienda se dé por enterada. Pero no querría centrarme sólo en balones y pelotitas, así que no pasaré por alto los pelotazos; de entrada el de Durao Barroso (500.000 euros/mes) mientras recabo información sobre nuestros ex presidentes de Gobierno, lo que será la definitiva prueba de que cerebro y pasta gansa no guardan siempre una relación directa sino, en demasiadas ocasiones, inversa. Y así hasta llegar al sustancioso sueldo mensual del peluquero de Hollande, con sólo media cabeza por peinar.
Tampoco afirmaré, con Balzac, que detrás de cada gran fortuna haya un crimen; más bien una estupidez colectiva, una permisividad de dimensiones colosales y que allana el terreno para juegos de pelotas o puertas giratorias mientras los pobres asisten, desde su precariado, al prevaricado u otras hierbas, al tiempo que se ven obligados a escuchar en España una propaganda de la Lotería Primitiva que les dibuja una vergonzosa quimera como objetivo de sus vidas: la de que su nombre figure en el siguiente número de Forbes.
Sabes en lo que me voy fijando a lo largo del tiempo?? que muchas de estas fortunas, no heredadas,se ven acrecentadas por el silencio de los compañeros de fortuna al inicio de sus carreras, pues es como si callando los chanchullos que ven hacen , a lo mejor con suerte ,un día el afortunado, que lo es por que no destapa nadie el pastel, los tendrá en cuenta y asi subirán un poquito con él. ¡ Y NO ES ASÍ, SEÑORES ! simplemente serán utilizados como friegasuelos, o más vulgarmente conocidas como bayetas, de manera que cuando ya estén deshilachadas y hechas unos zorros serán sustituidas por otras.
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No suelen ser características de los multimillonarios, la solidaridad o el echar una mano…
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