El obispo Javier Salinas ha sido destituído de su diócesis el pasado sábado día 10, tras la correspondiente misa de acción de gracias que a saber tú por qué. El motivo para la defenestración, pues una peculiar relación con la secretaria denunciada por su marido, que solicitó un divorcio eclesiástico a tramitar por el -a un tiempo juez y parte- obispo en cuestión, portador de una alianza sin nada que ver con el Arca de la tal. Pese al escándalo, diría que no está de más mostrar por una vez al rebaño que, aparte de esos índices de pederastia en el colectivo que, de no mediar la fe, darían para cerrar el chiringuito, a algunos pastores también les influye la testosterona cuando se trata del sexo opuesto y en edad adulta.
Fue la íntima relación con Sonia Valenzuela (ya ex-esposa de Mariano de España), lo que ha propiciado la decisión vaticana de trasladar al mitrado. Hubo encuentros nocturnos entre ambos, de tapadillo, que fueron fotografiados, y aunque ello no pruebe que existiera relación carnal más allá del beso, cabe suponer que la carne es débil incluso bajo la sotana, como los prelados vienen demostrando hasta la saciedad y, en muchas ocasiones -éstas sí, probadas- hasta quedar saciados. En semejante contexto, la Santa Sede ha querido demostrar que la permisividad tiene un límite, máxime cuando los presuntos cuernos se asientan en la cabeza de un noble, y es que a Javier Salinas, codearse con la alta sociedad le molaba y, de pillar, mejor hacerlo ahí que entre los humildes. Porque pisar el Palacio episcopal a altas horas de la noche no ha de ser privilegio al alcance de cualquiera.
Salinas ha sido trasladado a Valencia como ayudante del cardenal Cañizares, un ultraortodoxo que quizá pueda enseñarle, cuando poseído por la pulsión, un mejor disimulo que el demostrado. Cierto es que el calenturiento obispo ha seguido mintiendo; porque no renunció al cargo como afirma, ni pedido su relevo para seguir en otro lugar con el mensaje de Cristo que, visto su comportamiento, debe interpretar de un modo peculiar, siquiera en lo que se refiere al amor por el prójimo (a).
En su descargo, el presunto ligue pertenece a la élite social y es de familia PPera, lo que por lo menos no desdice de las tradicionales alianzas que mantienen los prelados desde el franquismo y más allá de los sermones. El deseo incoercible, por, con y junto a los ricos. En cuanto a los pobres, de tapadera. En esa línea, nada nuevo bajo el sol y, para sexo, mejor la sombra. De la duda, si prefieren.
Sabido es que el Espíritu Santo propende a revelarse en forma de paloma; en este caso, se diría que lo ha hecho en forma de pichón.
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Pichón ardoroso…
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Siempre que entre iguales triunfa la naturaleza sobre las convenciones, se da un paso a favor de la libertad y en contra de todos esos atavismos con los que los de siempre intentan que sigamos comulgando, ¡¡Viva el obispo, viva la Sonia, viva la vida!!
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Pero sin mentiras, hipocresías ni dobles varas de medir, ¿no? Para eso ya nos basta con los politiquillos.
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Por mi edad, soy de las que han tenido sacerdotes en las diferentes ramas familiares, no sé si era por vocación o por tradición, el caso es que uno de ellos puso en jaque a la diocesis de Barcelona pues quería el hombre casarse y tener hijos y lo cierto es que en los ’60-’70 parece ser que no era tan facil colgar la casulla si era por cuestiones de enamoramientos. El caso es que lo consiguió.
Probablemente a Salinas lo que no le gustará es dejar todo lo bueno que lleva su cargo atrás.
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Seguro que si, y menuda condena sometido a Cañizares. O no.
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no anónimo, soy Rosario
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