En Perú y cerca de la ciudad de Trujillo, el vertedero llamado, a modo de paradoja, El Milagro, carga de razón al escritor César Vallejo: Soy peruano del Perú, y perdonen la tristeza. Hace unos años y Voluntaris de Mallorca mediante -una ONG que, además de actuar en nuestra isla, hace cuanto puede en Centroamérica y Perú-, pude charlar con Catalina Vallespir, monja franciscana que lleva más de 35 años instalada allí con otras cuantas; junto al basurero y convertida en referente de una solidaridad siempre coja. Pues bien: el otro día coincidí, tras su vuelta de El Milagro, con Ángela, pediatra, y no me resisto a transcribirles unas impresiones que golpeaban en las conciencias de quienes la escuchábamos.
En El Milagro hozan los perros junto a centenares de familias, niños incluídos, en busca de todo: plásticos, objetos para el intercambio, comida… «Nosotros, juguetes», refiere que le respondió una niña, en el límite de la desnutrición, al ser preguntada. Merced al esfuerzo de la ONG, las infraestructuras aledañas han mejorado y, a más de talleres de carpintería o albañilería, existe un colegio donde pueden comer (un sol al día es lo que han de pagar los padres -precisó Ángela-, aunque en muchas ocasiones no puedan…) y, por la noche, con suerte, un trozo de pan. Tendríais que ver dónde duermen -prosiguió-: bajo unos plásticos negros. Mientras estuve con ellos no dejé de decirme que el límite entre niños y animales era difuso. Una vez aquí, lo he seguido pensando. En comparación con nuestro medio, allí eran infrecuentes las infecciones propias de la infancia: sinusitis, amigdalitis, otitis… Cuestión de buena inmunidad. En los que sobreviven, claro…
Se plantea volver en cuanto le sea posible y hacer lo imposible para el alivio de esos pequeños que revuelven la basura en busca de juguetes. Y algo que llevarse a la boca amén de, con suerte, el pedazo de pan. La contaminación, según sugirió Ángela,podría haber reforzado sus defensas, pero la peor contaminación -lo dijo Indira Gandhi años atrás- es la del hambre y, para remediarla, no basta una ONG si los demás seguimos mirando hacia otro lado. Para poder dormir.