Tal vez hayan conocido a alguien que responda al prototipo que describo: ése/a que se siente aludido e implicado en todo cuanto se dice, que siempre ha vivido parecidas experiencias sean cuales fueren éstas y cambian, a primera persona del singular, cualquier digresión de terceros por más que no tengan nada que ver con él/ella. «Pues a mí me pasó lo mismo. Recuerdo una vez…», «Ya que lo dices, en mi caso…» o «¿No estarás insinuando que yo…?». Está permanentemente concernido/a, el mundo se organiza en círculos concéntricos a su alrededor y todo empieza y acaba en esa persona para quien las conversaciones se reducen a un selfie.
Cosa distinta es que tenerla enfrente, imantando sobre su persona reflexiones o análisis, termine por agobiar. En cuanto al egocéntrico, supongo que ser espejo del universo debe dificultar su objetividad respecto a cualquier tema; respecto a las opiniones que, de no coincidir con las suyas, serán juzgadas siempre como erróneas o con intención otra que la pretendida. Por eso y más, en cuanto te percatas del talante de quien tienes enfrente procuras evitar todo aquello que pueda inducirle a la personalización y, en el extremo, eliges el silencio. Por simple precaución.
Detectar a ese referente universal es relativamente sencillo tras los primeros encuentros, como seguramente habrán comprobado en más de una ocasión. Cuestión distinta es intentar un diagnóstico de las motivaciones y conocer, en cada caso, qué camino ha conducido al insoportable adanismo. ¿Es amor propio llevado al paroxismo o, por el contrario, la permanente inseguridad puede desembocar en semejante compensación? ¿Paranoia? ¿Neurosis? ¿Maníacodepresivos o una personalidad aún pendiente de filiación? Lo cierto es que rara vez ese arquetipo da muestras de relajación o complacencia y termina, de repetirse los encuentros, con la paciencia del más pintado. Así pues, y de permitirme un consejo, tengan en mente dicha eventualidad y, de detectar a alguien con esas características, sálganse por la tangente y, aprovechando cualquier distracción, ¡huyan! En llegada la noche, dormirán mejor si no se les aparece incluso en sueños.
Hola Gustavo en mi entorno habitual tengo a dos o tres personas de las caracteristicas que describes,es mas lo saben todo .cuando hablan no te dejan intervenir .se molestan y en ocasiones o casi siempre si lo haces se enfadan de hecho ya he tenido mas de un enfrentamiento por hacerlo,y como dices lo mejor es alejarte de ellos aunque compartas un vino casi todos los dias con ellos ,ya que siempre hay otros con los que si es posible hablar amigablemente
Saludos
Arturo
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En esas estamos todos con algún que otro conocido/a… La ventaja de un vinito es que puedes deleitarte con él y, así, el silencio se sobrelleva mejor… El nuestro, porque lo que es hablar, ya lo hará el otro/a…
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Sin ánimo de ofender -obviedad que suelo omitir-, un poco de ese narcisismo egocéntrico subyace en cualquier articulista. El hombre se siente incómodo, algo le aprieta el zapato, y se ve en la obligación de exponer su criterio. Se justifica diciendo que así ordena mejor sus ideas, que desea iluminar mejor el problema -con sus aristas y facetas-, que se adhiere al imperativo ético de informar al prójimo de su experiencia vital…
Algunos, acaso la mayoría, lo hacen en plan ensayo, profusamente pertrechados de datos wikipédicos. Bueno, es una opción, incluso cabe agradecerles el esfuerzo de síntesis, si se esfuerzan.
Otros, los menos, pero a mi juicio los más valiosos, buscan en su biografía algo que ofrezca cierta afinidad con el asunto. Corren un riesgo (incluso puede que no sea un riesgo, sino una certeza): que el interlocutor/lector huya, despavorido, porque se avecina otra batallita del abuelo. Otra ocasión en la que el abuelo estaba en la trinchera en el mismísimo instante que.
Lees: un joven de 23 años, drogadicto, asesinado por su propio padre. Investigas un poco más: lo esperó con su escopeta cargada en el domicilio familiar y, nada más abrir la puerta, le descerrajó un tiro en la cara. ¿Horrible, no? Pues no sigo. El homicida fue compañero mío de dominó, pero no quiero aburrir a nadie.
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Bueno: un algo de narcisismo es incluso aconsejable, ¿no? Quererse un poquillo, admirarse un algo (y no es tarea fácil…). Y, para ello, se apela a lo que tenemos a mano, a aquello en lo que suponemos que podríamos mostrar cierta habilidad. Cosa distinta es que esté justificado. Pero hay personajes que hacen del ego profesión y a ellos me refería.
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Político, columnista, no digamos tertuliano… ¿Qué otra cosa cultivan, sino el ego? Fruyen en su ego y esperan remover las conciencias como las ondas en un estanque perturbado por la piedra. (En su caso, naturalmente, no es una piedra, sino una rara gema cuyo brillo podría cegarte si no andas precavido.)
Es broma… ¿O no? Viéndolo con detenimiento, me inclino a pensar que no. No es broma que alguien sienta la pulsión irrefrenable de regodearse en sus emociones, rememorar sus anécdotas, incluso confabular, mentir o creer que nadie como él ahonda con semejante profundidad.
Justo eso nos hace humanos. Aguantar al prójimo que se expresa -incluso nos aburre- y recordar lo que le/nos sucedió -no somos otra cosa que memoria-, y acaso entreverar toda esa ‘morralla’ para darle densidad a la vida. Que se haga más vida y más compleja. Una de sus complejidades, de hecho, estriba en discernir qué hay de valioso y en qué momento dejó de serlo.
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Pero estarás de acuerdo en que, frente a según quién, cansa el discernir una y otra vez…
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¡Como hay Dios! Quién no ha conocido a ese pájaro que, en viniendo por lontananza, provoca una desbandada y solo quedas tú, inadvertido, para tragarse la enésima monserga. (Incluso mi admirado Manuel Alcántara me provoca un déjà vu que no me deja leerlo más de 1 día por semana.)
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Pues a esos pájaros/pájaras me refería. Y espero que no te pase con este blog lo mismo que con Alcántara…
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Me gusta lo de la persona «selfie». Mucho. Lo voy a aplicar.
A mi alrededor tengo varios ombligos, narcisos auto-yos, yomemiconmigo.
Banales en esta condición, muy muy lejos de vuestros comentarios anteriores sobre el narcisismo de los creadores o artistas…
Me saturan.
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Sí, el modelo a que me refería no es creador ni nada parecido; sólo una mezcla de imán y pavo real (aunque sólo el protagonista se vea de colores las plumas…)
Un abrazo y paciencia con los de tu alrededor si no puedes alejarlos.
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