Hemos dejado atrás el invierno. Esos meses en que, de noche y como sugiriese Gómez de la Serna, las calles son más largas y, en su anticipado oscurecer, las horas cabalgan hacia unas mantas con las que hurtarse al temblor de creer que nunca volverá el calor. Es por lo demás sabido que la puesta de sol se identifica con la vejez y, ambas, cuanto más tarden mejor. Con semejantes mimbres, va siendo tiempo de hacer de una vez tabla rasa con ese cambio de hora otoñal que añade al frío en ciernes un plus de negrura que puede terminar por metérsenos dentro,
ya que conocemos con qué facilidad -dado que somos también reflejos de nuestro entorno- luz y temperatura penetran en nuestra intimidad y condicionan, en alguna medida y siquiera a ratos, el estado de ánimo.
Por todo ello, reconforta sentir que el ocaso se aleja del alba. Es precisamente lo que promueve la primavera y librémonos a poco que podamos de esa «Primavera sombría»: el título de una novela de Unica Zürn y una contradicción que esperemos no sobrepase nunca los límites de su imaginación para que esta estación siga siendo, año tras año, el mejor escenario para ser poseídos por el optimismo; para cualquier esperanza que pueda llevar aparejado el bienestar.
Lo cierto es que, si hay adaptaciones que deben discurrir cuesta arriba mientras otras lo hacen cuesta abajo, la mayoría preferimos sin duda las segundas y son las que parecen promover estos días que se alargan, porque es sabido que duelos o resignaciones no se llevan bien con el sol y, las adversidades, se hacen porosas al dilatarse con el calor y en consecuencia más llevaderas. Bienvenida pues la primavera porque contagia al alma, y esperemos que el mirífico efecto actúe también sobre quienes pretendan organizarnos la vida a resultas de las elecciones. Que no falten estos amaneceres anticipados, y atardeceres con luz bastante para perder la vista en lontananza: allá donde no lleguen los rifirafes con que nos trufan la cotidianidad.
¡Feliz Primavera, pues! Attchus!!!!!. Es broma, me encanta si bien es cierto que me he comido algún que otro bichito inoportuno yendo en bici, pues como nosotros en cuanto aparece el buen tiempo, van como locos.
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Efectivamente: con bichitos o alergias incluídas, lo que demuestra una vez más que la perfección no es de este mundo. Y lo peor es que no hay otro con el que poderse identificar…
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Ja,Ja, Quizá la perfección se encuentre en la imperfección, una manera de poder disfrutar siempre de nuevo de lo ya conocido.
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La imperfección como camino de mejora…
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Sii, exacto, la primavera tambien representa eso, después del invierno de reflexión la primavera es un nuevo motor para cambios…..
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Para mi jamás será sombría. Interioricé y la saludo siempre con lo escrito por Antonio Machado: La primavera besaba suavemente la arboleda, y el verde nuevo brotaba como una verde humareda. Feliz primavera!!!
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Igualmente. ¡Besos primaverales!
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Siempre tengo alguna idea para ver todo lo que dices e intentas transmitir..
Se me hace corto como explicar tanto comentario que haria de buena gana sin caer en la adulación que parezca excesiva… me consta que ya sabes lo que recibiras…admiración..en cantidades y porque no decir que .me encanta tú foma de describir hasta lo más simple..un abrazo …una fiel lectora de tus telatos .. que disfrutes de la primavera ..!!!
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¡¡Por lo menos una fiel lectora!! ¡Feliz primavera!!!
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