«La izquierda y la derecha unidas, jamás serán vencidas». Así lo escribía con sorna el poeta Nicanor Parra y le sobraba razón. Convendrá recordar la famosa advertencia, Cosas veredes, Sancho, si pudiesen todos disimular sus respectivas cesiones ideológicas para hacerse con el santo y la limosna en línea con Nicanor. Propiciando el contento, en la actual coyuntura, de banqueros y empresarios. Sin embargo, a día de hoy no parece una opción bien vista por una mayoria de votantes del Partido ganador; C´s ha rechazado explícitamente la connivencia, que podría poner en solfa su objetivo de sustituir al PP en el liderazgo de la derecha (parece factible con Casado escorado hacia el aznarismo voxiano con armas y bagajes). Y, de otra parte, la presión del ególatra Iglesias, capaz de tocar él solo el piano a cuatro manos como hacen algunos y un agudo observador apuntase tiempo atrás, contribuye asimismo a apartar a Rivera de un eventual ensamblaje que quiere en exclusiva para él pese a andar huído tras el batacazo.
Para los perdedores, cualquier esfuerzo será frustrante si no lleva aparejadas cotas de poder -a corto plazo, caso del podemita, o a medio en lo que hace a C´s, toda vez que al PP le espera una larga travesía, más allá de Madrid, en tanto redefine su estrategia-, pero el oportunismo, común a todos ellos, en el caso de Sánchez le ha venido de frente y hace posible que los contrarios y sus evidentes problemas le sirvan para reafirmarse, incluso mejorar su posición y, de alcanzar consensos con unos u otros en temas socialmente relevantes , se haga patente aquello de que sin contrarios no hay progreso: de la formación política y también de su persona, demostrándose una vez más que con manos duchas y a más de comer truchas, alguien puede encaramarse a la cima partiendo de la nada.
En la actual correlación de fuerzas y tras los comicios del 26M, apuntar alto puede significar, para el PSOE, gobernar en solitario y aprovechar ruido y discordias para el propio engorde. Es posible que en las victorias obtenidas no haya primado su capacidad de seducción sino más bien el lamentable espectáculo ofrecido por los otros pero, sea como fuere, tienen ahora la oportunidad de, desde esa minoría crecida, demostrar que más vale solos que en malas compañías. En mi opinión una buena decisión, la de un gobierno en España a la portuguesa, de entre las posibles. Ahora, a esperar y ver.
Sánchez lo va a tener muy complicado, juego de malabares porque llega el momento de ver si de ese panorama que has relatado, haya en la oposición un mínimo de la poca cordura que, salvo honrosas excepciones como es el PNV, para pensar en la ciudadanía. Otra noche de infarto, pero en ésta no hubo gin-tonic porque Madrid me dolió, pensar que un partido como los que en toda Europa evitan en los pactos, va a ejercer como lo está en Andalucía, ya con retrocesos más que evidentes, me hace temblar. Bessss
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Mal en Madrid emulando a Andalucía, Casado más crecido… Podría haber ido mejor para este país nuestro, más necesitado de honradez y aptitudes que de guerras de siglas….
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Solo nos queda esperar, que un cambio traiga aires nuevos, pues ya estaba oliendo a rancio todo lo que oíamos.Lo que más miedo me da es estar rodeados en Europa de intransigentes versus el factor humano, que implica que somos nómadas, queramos o no, por derecho o por necesidad, independientemente de nuestro Status social y nuestro color de piel.
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Si por lo menos alguien cumpliese más del 50% de lo que ha prometido en campaña…
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Hay opiniones que debieran ser argumentadas y explicadas, pues de lo contrario se pueden quedar en simples tics «fóbicos» hacia una determinada persona o conjunto de ellas, sobre todo cuando de egolatras tocando el piano a cuatro manos hablamos. En esta cuestión de egolatras tocando pianos a cuatro manos de ciertas personas, sería aplicable aquello de que «si los egolatras volaran… nos quedaríamos a oscuras en pleno día de sol».
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Por remedar a Einstein, dicen que el universo, la egolatría y la estupidez son infinitas, pero de lo primero no estoy seguro…
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