Escribía Céline que es un delirio, el de mentir, que se contagia como la sarna, aunque yo creo más bien que nace con nosotros sin transmisión infecciosa que valga y quien no se haya disfrazado en alguna ocasión, incluso frente a sí mismo, que tire la primera piedra. Supongo que la vida es también representación y, en consecuencia, las evidencias sobre nosotros que quisiéramos distintas, se visten con éxito variable de lagarterana en un intento por que se nos juzgue a nuestro propio dictado, al extremo de que algunas falsedades, por repetidas y perfeccionadas en su ejercicio, pueden hacerse indistinguibles de la verdad incluso para el propio actor.
Sin embargo, el tema es tan complejo que su tratamiento en profundidad daría para una colección de ensayos que podría iniciar cualquiera desde su propia experiencia. Los hay meros aficionados a las mentiras, otros que son reconocidos profesionales en dar gato por liebre y, en la segunda categoría, quizá sean los políticos de cualquier color quienes se lleven la palma al haber hecho de la distorsión y los sesgos herramientas cotidianas. Baste con analizar sus proyectos y subsiguientes excusas, las razones con que descalifican a quienes puedan hacerles sombra o los argumentos con que justificarán su inepcia, aunque tampoco ellos, con todo y ser arquetipos de la hipocresía, resumen todos los motivos y variantes que pueden darse en la misma.
Se trata en suma de abonar la heteroestima para así afianzar la autoestima. Como dijera Nietzsche, todo amor es amor propio y, en consecuencia, máscaras a conveniencia. No obstante, también puede mentirse por amor, por compasión, en un intento de evitar el dolor ajeno frente a una hiriente certeza… Así que cuidadín con hacer de la verdad una norma de obligado cumplimiento, aunque sea lo que algunos dicen mientras nos la dan con queso. ¿Forja en el yunque de la verdad tu lengua, como aconsejaba Píndaro en la antigua Grecia? Pues depende, y hay que ver lo que da de sí la relativización, ¿no creen? En lo que a mí respecta y entre otras embustes, he memorizado una lista de libros — que no he leído — para sacar a colación y con la que intentar pasar por enterado si la ocasión lo aconseja, así como alguna que otra frase brillante que visto como de ocurrencia propia.
¿En el yunque de la verdad la lengua? Pues la inmensa mayoría la tendríamos, a día de hoy, hecha un informe amasijo. Machacada. En cuanto a Casado, Iglesias, Abascal, Sánchez o Rivera, y tras la campaña electoral, ni sacarla podrán. Y menos, relamerse los más contentos: ganador y colocado.
Bueno, en cuanto a la mentira todos en alguna ocasión hemos hecho nuestra aliada, bién porque no apetecia asistir a algún evento, o adornar una excusa, o decir no me apete quedad muy sola la excusa,, y un largo e.t.c. aunque le llamemos mentiras «piadosas » lo que ni sirvo ni me gusta es mentir por costumbre y pueda poner en peligro alguna amistad, o en duda la honorabilidad de nadie. Ese tipo me mentiras es negativo hasta para quien las recibe, además de arriesgsrse a que te pierdan el concepto o la credibilidad porque más tarde o temprano slgún día se sabe. No creo que sea una buena tactica, sunque en el mundo que vivimos haya .uchas ocasiones que nos envuelven en ellas y cpmo tont@s caemos, es tan tranquilizador saber que no te pueden hacer agachar la cabeza o callarte,,, que considero que no es necesario hacer uso de » ella» la mentira, a no ser wue la causa sea anre males mayores.
Los politicos no les wueda más remedio que mentir para lograr sus aspiraciones unos más que otros. No tienen en cuenta la memoria de sus oyentes o las hemerotecas. Aunque son un colectivo aparte.
Las personas von las que me crié, mi sbuela, mi padre, y mi tía,.me devian que no se miente,, aunque mi padre alguna vez lo pille guardando paquetes y tesulto que eran los supuestos regalos que luego me trageronos Reyes…ay huvo tema que ecplicar …..
Tus escritos además de los temas lo que más me gusta es como los expones, como los embelleces,,y tú finura para ecpresarlos .
Tú libro TIEMPO DE DESPEDIDA ,,, ya te dije genial.
Ahora estoy leyendo
MI GIOVANNA POR TRES HORAS.
Un abrazo…
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Cati: gracias por la paciencia de leerme; ya me dirás si te gusta «Mi Giovanna…». En un mes o dos se publicará otro; si me facilitas tu dirección de correo postal, te lo enviaré y, si te gusta, se lo recomiendas a algún amigo/a. Je..je.. Es una especie de biografía novelada sobre alguien de Sóller que ni te cuento de sus andanzas…
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Cati: dirección guardada y eliminada.
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Pingback: La mentira va en los genes? | Palabra Abierta
Amigo mío, aquí va el enlace de tu nuevo artículo publicado ya en *Palabra Abierta.* Gracias mil por tu colaboración. Un abrazo, Manuel
El enlace es: https://palabrabierta.com/la-mentira-va-en-los-genes/
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Un fuerte abrazo.
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Al margen de los políticos, que son profesionales, en la vida cotidiana es muy agotador mentir, puesto que si no tienes una memoria potente, y cuando ni se acuerdan de las utilizadas, reconozco que he disfrutado bastante cuando he podido desmontar a más de una persona (merecedoras por su actitud). Otras son las que, efectivamente, las haces porque sientes honestamente que pueden incluso reconfortar, al observar claramente que te lo están demandando con lenguaje corporal y miradas que también te lo piden.
Y después están los subterfugios para no hacerlo. A mi me ocurre que soy incapaz de ver a un niño o bebé y decir que son guapos, cuando no lo son, y recurro a algún rasgo cómo qué ojos, risueño, y etcéteras.
Qué hermoso lo describes siempre, al margen del tema que utilices…Y no es mentira!!!.
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Muy bien lo explicas,y las fotos ni te cuento.Siempre se ha dicho que las mentiras tienen las patas cortas,y es verdad, tarde o temprano sale a relucir la mentira.A veces no queda más remedio que decir una mentirijilla por quedar bien,pero vale mucho más no acostumbrarse.Es que si empezamos a mentir, seremos como nuestros célebres políticos,que mienten más que hablan,y no y no como ellos nunca.Por cierto terminé su libro» Tiempo de despedida»le doy mi más emotiva enhorabuena,me ha encantado,D.Gustavo es un gran gran escritor,felicidades,encargaré los otros.Un saludo.
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Leer alguno es el mejor regalo y encima, si te medio gusta (aunque sea una mentirijilla) ¡ni te cuento! Un abrazo
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