A veces, el ser uno mismo pasa también -¡hay que ver!- por gestos característicos: tics y otras minucias que obedecen a motivos varios aunque ninguno de ellos excluya necesariamente a los restantes. Así lo afirmaba Bufalino en una de sus novelas y es que ciertos detalles, que muchas veces contribuyen a perfilarnos frente a terceros, no se elijen o, de haberlo hecho en su día, el tiempo los ha convertido en inevitables.
Quizá en el pasado comenzásemos a mover el pie bajo la mesa cuando nerviosos. O a rascarnos la cabeza si enfrentados a lo incompresible hasta que lo que empezó como respuesta a determinado estado de ánimo acaba por incorporarse a los hábitos gestuales incluso en ausencia de causa alguna. No me refiero a la pelambrera de Trump o la coleta de Iglesias, determinantes de una imagen que ha terminado por subordinarse al color o longitud (del pelo), sino a movimientos; a tics tal vez con igual o mayor valor identitario y cuya reiteración se ha independizado de la voluntad en mayor medida que una eventual renuncia al tinte distinto o a la gomita para atar.
Cabría preguntarse si Paco Marhuenda sería el mismo de no menear la cabeza en las tertulias frente a cualquier intervención que ponga en solfa a la derecha de este país. O si acaso Rafa Nadal habría llegado a la cima del éxito de habérsele impedido frotarse las sienes y surcos nasogenianos antes de cada saque de pelota y, como es evidente, pasándose por el forro el consejo de no recorrer dos veces el mismo camino, aunque se trate de los situados a ambos lados de su nariz.
O siguiendo con él, artífice ayer de la victoria española en la Copa Davis, cómo le iría si un esparadrapo, estratégicamente colocado en una comisura labial, le impidiera torcer la boca cuando el golpe de raqueta. Y ya me parece escuchar la pregunta: ¿cada quién es presa de algún tic? No podría asegurarlo, pero estoy de oír, en mallorquín, «No xucles» (atribuyo el sonido, a modo de ronquido, a una rinitis, siquiera como excusa) hasta la coronilla. Que también me suelo acariciar cuando perplejo.
Ji,JI,JI. ¡ es verdad! ahora que lo dices mientras leía me he visto a mi misma en clase ante algún comentario, pongamos que de cualquier clase menos serio, poniéndome el pulgar y el corazón peinándome las cejas de manera que me tapo los ojos y la cara, así la interfecta no me ve la cara de desesperación pero la intuye, suele provocar medias risas este gesto, pero a mí me da tiempo a descabrearme ( no creo que exista esta palabra) y pensar una respuesta más o menos ligera, aunque no suele hacer falta pues uno hace esos gestos dentro de un mismo contexto y la gente ya suele saber por donde van los tiros.
Un placer volver a contactar, pero hemos tenido mucho trabajo con las actuaciones, y ahora por fin vuelven las aguas a su cauce.
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Todos tenemos nuestros gestos propios… ¿Y actuaciones, dices? ¿Qué clase de actuaciones?
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Nuestra compañía de ballet Pasodos hizo su última actuación en el Trui teatre ^^ Tango Woman Ballet».
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Que observador, aunque algunos de esos tics, son muy conocidos enotras circunstancias que refieres no me habia fijad.
Como bién refieres podria pensar que tal vez sea por la presión del momento o bién nervios y acciones ya convertidas en habitos, si observaramos quizas más personas de las que imaginamis tienen algua «mania» que llevarla a lo cotidiano se convierte en tics, y esa actituc les hace relajarse genial ….solo es una opinión muy sencilla,ahora observsre igual me sorprende descubrir que hay muchas más personas de las que he podido descubrir con ese forma de ser únic@
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Es que Nadal es el ejemplo que, seguro, a todos nos viene al pensamiento cuando se habla de tics, es tan llamativo!. Todos tenemos alguno, siendo éstos de significados varios, aunque la mayoría son habitualmente cuando los nervios asoman. Los gestos, sin embargo, creo que son muchas veces un lenguaje no verbal que utilizamos, y que sirven de mucha ayuda puesto que dicen mucho sin palabras.
Y yo que creía que el artículo podría ir sobre los otros Tics…los informáticos 🙂
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Oye: dime algo más sobre los tics informáticos. ???
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Son las siglas de Tecnologías de la Información y Comunicación, esas que nos hicieron avanzar tanto en el mundo sanitario, aunque, eso sí, cuando caía algún sistema, añorabas la radiografía en formato tradicional ¿no?. Te hice una broma puesto que ya me daba cuenta que eran los de siempre, es que no sabes lo que me divertí cuando se empezaba a poner en marcha hace ya…me parecía incredibol. 🙂
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Esto de las siglas ha terminado por sobrepasarme; entre MENAs, DANAs y TICS…
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Creo que más que tics, tengo manias, no soporto ver un cuadro torcido,o algun mueble fescolocado, y colocar los cubiertos de determinada manera siempre, no soporto las arrugas en las sabanas,me gustan las camas bién hechas,y cada cosa colada como lo hice esa primera vez que la adwuiri para determinado sitio, y alguna más, pero como a veces es motivo de critica mejor me lo callo aunque quienes me conocen lo saben, aahh el café ni muy fuerte ni muy flojo tan solo con media cucharada de azúcar, y mejor me paro, si eso es digno de alguna alteración psicologica, estoy apañada dime tú que eres el médico, ainque en mis tres años de estudio de esa especialidad porque no la acabe,, no recuerdo que digera nada anormal, no me soetecia divulgar esto no sea que produzca risas,, que cobste que yo me rio cuando me foy cuenta que miró algo para averiguar si está derecho ..en fin..no creo que sea grave ..
No te rias ,, un abrazo!!!!
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Cada uno con nuestras cosas…
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Es verdad, de pequeña te ia la constumbre de hacer el ruido con la nariz escuchando a mi madre a veces decirme la famosa «» no xuclis»». Y hablando de tics, si al célebre Rafa Nadal no le viéramos hacerle sus tics, comentaríamos que le pasa que su mano hoy no se mueve para tocarse. Un saludo.
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