¿OTRA CIUDAD ES POSIBLE?

Se ha convertido en inveterada costumbre subvertir, con demasiada frecuencia, el orden de muchas ciudades y como ejemplo la que habito, donde se cierran cada dos por tres calles y plazas para los más variopintos espectáculos. No me refiero a las fiestas de Navidad, procesiones en Semana Santa u otros tradicionales eventos, sino a marchas para reivindicar o celebrar cualquier ocurrencia, carreritas pedestres, en vehículos de dos o cuatro ruedas y, como única justificación, la creencia por parte de sus gestores de que todas ellas supondrán para la mayoría una complacida distracción, que convertirá las molestias consiguientes –circulación dificultada, tumulto y apreturas en otras circunstancias inadmisibles– en justo pago por el disfrute. a 3

a 6

a 10 Pago de todos por las aficiones de algunos, cuando es precisamente el bienestar de una mayoría ajena al interés que puedan suscitar dichas concentraciones, la cuestión que debiera primar por sobre vallas, direcciones prohibidas, tránsitos imposibles y tímpanos ensordecidos. Máxime porque además sabemos que el desorden, en ese paradigma del caos, podrá convertirse de nuevo en orden con mayor gasto energético y ahí tendremos, horas después, camiones de limpieza, aspiradoras y despliegue de unas brigadas que si hemos de sufragar entre todos, podrían haberse ocupado de otros rincones con la suciedad cronificada, y sin escobas que valgan, una semana tras otra.

Por seguir con las vueltas de tuerca a la paciencia de los más,  extraña que no sea ya obligado el uso de silenciadores en las motocicletas, empeñadas en pasarse por el forro los sonidos que deleitan y no hieren, por citar al Shakespeare de «La tempestad». a 11O que no se contemplen como mejores escenarios, a fin de compaginar las aficiones de un segmento poblacional con la tranquilidad del conjunto, rutas por el extrarradio, habilitación de polígonos industriales con escasa actividad en fines de semana o, si quieren, empleando para tales fines un carril de autopista, y todo ello en horas que no supongan molestia a quienes elijan quedar durmiendo en vez de madrugar o trasnochar para verlos pasar. Naturalmente, en nada de lo relatado se da la unanimidad, aunque bastaría una encuesta al respecto –de mayor interés, opino, que otras en candelero– para saber cómo mejor encauzar la convivencia. Pero ya se sabe: a falta de pan, buenas son tortas; bofetadas a la placidez y sosiego de la ciudadanía en su conjunto. ¿Y el pan? Pues competencia y un algo de sentido común, también para estas vicisitudes y entre los políticos responsables, el menos común de los sentidos.

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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12 respuestas a ¿OTRA CIUDAD ES POSIBLE?

  1. Zèfir dijo:

    ¿Es posible otro territorio, otra sociedad, otro orden de prioridades? Los problemas que apuntas no afectan solamente a la ciudad. La Serra de Tramuntana también se ve alterada, demasiado a menudo, por toda clase de carreras y eventos, más o menos ruidosos, que colapsan carreteras, alteran agresivamente la calidad del entorno y aíslan poblaciones durante horas. Seguramente celebran, sus protagonistas, que la Serra sea Paraje Natural y Patrimonio de la Humanidad…

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  2. Absolutamente de acuerdo.

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  3. Ignacio Catalan dijo:

    Un apunte: las motos sí están obligadas a llevar silenciador. Otra cosa es que los controles sean insuficientes. Por otra parte, el problema que apunta Zèfir en la serra es cierto….de hecho, que yo sepa nadie ha puesto un control de decibelios en la serra. Pararían a la mayoría de las motos: aunque lleven silenciador, si las pasan de revoluciones se superan todos los límites. A ver quien le pone el cascabel al gato.

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  4. catigallardo dijo:

    Esta claro que lo que es disfrute para unos, supone incordio para otros. Estoy totalmente de acuerdo con educar a la ciudadania en que al ser de uso de todos las calles y plazas no relegan a permitir lo que otros llaman disfrute con carreras de distintos vehículos con intensos ruidos a la hora que sea que les parezca bién.
    Hablando con un grupo de esos aficionados si defensa es cuando menos curiosa, apelan a que como también pagan los impuestos pertinentes tienen el derecho a alguna vez disfrutar con lo que les gusta, que en fechas señaladas se utilizan las calles aunque no sea del agrado de muchos para tamborear en procesiones además de vestir cera co la que se resbalan los viandantes.
    Total que cada uno piensa que el medio público es para uso de todos y al que le moleste, tapones en los oídos, mientras que el estruendo no sobrepase las 24 h. De la noche.
    Pasar los días de descanso para algunos con relajo será algo complicado en determinados puntos, y fechas, o irse al campo el que pueda o a un Hotel rural.
    Es difícil contentar a todos, aunque aún de día no estaria mal el no contaminar con ruidos extremadamente ruidosos. Añadir que quienes tuvimos la fortuna de vivir en pueblos tan tranquilos que se podia jugar en la calle y tomar el fresco al caer la tarde, me temo que no volverán.
    En verano l@s que pueden la mejor elección para tener unas horas de silencio y tranquilidad por las tardes , sin duda es un paseo cerca del mar,

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  5. Rosario Ferrà dijo:

    Sería deseable que otra ciudad fuera posible sobre todo si tenemos en cuenta que en lo que a nosotros respecta, nuestro territorio es pequeño, no disponemos de grandes espacios en los que parece no se molesta a nadie, pero si , los habitantes de esos grandes espacios tambien se ven perjudicados,por la destrucción de su habitat y el ruido ensordecedor que provocan esos grandes camiones, y motos de gran cilindrada, pues no es solo el ser humano que se ve perjudicado sino tambien esa fauna que como no se ve parece no existir. Pero centrándonos en las ciudades y los ruidosos sería genial que aunque solo fuera por un mes, una semana es poco como «cura´´, sus oidos se volvieran sensibles como los de un niño y percibieran lo «agradable´´ de su Hobby.

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  6. Si no se adoptan medidas legales, la sensibilidad de los ruidosos no irá por el camino que muchos desearíamos…

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  7. drlopezvega dijo:

    Un número ingente de asuntos se dirime con el lema que debería encabezar nuestro himno: ‘¿Qué hay de lo mío?’ Conjuga perfectamente 2 tendencias irrefrenables de Homo presuntus sapiens, a saber, el gregarismo y el egoísmo. ¡Qué felicidad! Todos haciendo a la vez lo que nos salga de los cojones. Así, decenas de ‘ecologistas’ desplazándose a toda hostia en patinete eléctrico, justo por donde deambula el peatón con osteoporosis. Lo otro, o sea, dejar a los demás en paz, sin invadirles los 5 sentidos, no es ‘cuqui’ ni genera ‘complicidades’.

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  8. Pilar Bonilla dijo:

    El consenso es complicado porque existen diferentes intereses, y el crecimiento va trayendo ciudades ruidosas y/o escandalosas. Si nos centramos en una ciudad pequeña como Palma lógicamente, a medida que se va demandando diversos eventos, más dificultades para los que no vean su disfrute o su oportunidad. Los intereses económicos y publicitarios son los que nos han traído en los últimos años varios de ellos que han ido creciendo: cuando no es un challenge ciclista, es una concentración de motos de gama alta y así…unos cuantos más. Lo de la Serra es para nota, no bastaba con esos motoristas con decibelios inaceptables, qué ahora han aparecido otro de coches que nos hacen rallys, y te encuentras a diez o quince coches a una velocidad desmesurada, ¿ alguien ha visto controles policiales?. Y para mayor inri, ya se ha ratificado el turismo de ciclistas: resulta que vas a Banyalbufar y te encuentras pelotones no sólo de ida, sino también de vuelta al mismo tiempo, Ahora ya algunos Ayuntamientos están exigiendo medidas, pero insisto ni un control, y mira que recorro el trayecto con asiduidad. Es el negocio!

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  9. Cati Colom Llado dijo:

    La verdad es que vivir en un pueblo, es un gran privilegio, y cuanto más pequeño mejor. Cuando bajo a la ciudad, estoy deseando que llegue el momento para salir,. unos ruidos, motos coches, en fin. Mi frase siempre es la misma»»No se como pueden vivir aquí , yo moriría!!!. Pero creo uno se acostumbra.

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