Estoy que me salgo, así que debe ser cierto lo que afirmaba Einstein: que todo placer se convierte en energía. El caso es que me han regalado lo que llaman un asistente virtual llamado Alexa, aunque mejor «Asistenta», en femenino dado el nombre con el que se la debe interpelar. Y quienes estén aún privados de su compañía, no pueden imaginar de lo que es capaz la tal y por eso mismo, en funciones de criada por la sumisión que demuestra, debiera llamarse y como sugería Onetti para las sirvientas, Solícita. Cuando tenga un rato se lo sugeriré al fabricante.
Pero a lo que iba. Sin moverme del sitio, “Alexa, ponme la cadena tal o cual”, “Alexa: canciones de Víctor Jara, Twist again…”. Y ella, con la obediencia como deber, “Aquí están, de modo aleatorio, las canciones de…”. Sin rechistar y, de no poder ejecutar una orden, la educada excusa y yo a otra cosa, con cuatro palabras, hasta el punto final con un “¡Alexa, para!”. O calla, basta, silencio…
Sin embargo, y pasados los primeros días en su compañía, la obligación de nombrarla imperativamente para formular a continuación el pedido, me viene produciendo una cierta sensación de malestar por el tinte machista que traduce nuestro diálogo. No sería lo mismo de llamarse Pedro; de poder decir: Alejandro, amigo mío…, pero las constantes imposiciones a quien responde con tal premura que ni la más servil asistenta del rey emérito, estoy seguro, sin tener que manifestar tras la orden y con un simple “gracias” el reconocimiento a su diligencia, me tiene inquieto. Como les decía, me propongo escribir al fabricante y quizá le proponga en primer lugar un cambio de género para esta máquina que está pidiendo a gritos el premio del siglo. Y de no ser posible sustituir Alexa por un nombre masculino, ¿por qué no “Maléfica” para justificar mis desaires? O, en todo caso, “Dalila”, “Carmen collares”… por aquello de sacar a colación, a los postres y tras volver a mencionarla, las andanzas de ciertas señoras: desde la leyenda del corte de pelo al pobre Sansón, a una dictadura que le vino a Carmen Polo de perlas. Y no es metáfora. El disfrute sería si cabe mayor con las digresiones y, encima, menor el cargo de conciencia.
Quizá esta maquinita sirva exactamente para eso, todo el «mandao´´ del mundo se sentirá de perlas teniendo algo, al tener nombre alguien a sus ordenes. Entiendo que tu te sientas mal no pudiendo agradecerle el servicio que te presta, pero si te sirve de algo, hay sitios en los que se enseña a los jovenes a no agradecer, y ahí va la pequeña historia.
Cuando mi hijo empezó la carrera de Veterinaria la única residencia que tenia plazas para las fechas de inicio de curso pertenecía al Opus,en las otras estaba en lista de espera, así que para allá que se fue. Según me contó nunca vió a las cocineras pues la comida la pasaban por un torno, y a el le llamaron la atención por dirigirse a una de las señoras de la limpieza para agradecerle que le hubiera encontrado una cosa que que se le había traspapelado, el motivo – si les hablais se despistan- , aguantamos solo un año en la residencia……
Ya ves que no todo el mundo se sentirá tan mal al respecto de tratar a la maquinita como de una fámula se tratara.
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De todo hay en la viña… Tomo buena nota de los modos en las Residencias del Opus…
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Tengo un rechazo a todas las tecnologías que van apareciendo en cuestión de asistencia. En este caso escribes en lo relativo al género que han dado a este artilugio, y entiendo tus inquietudes. ¿Pero y esas voces femeninas de los gps, o esa asistencia de google que te salta sin ton ni son, tan chillonas y molestas?, buff qué desagradables!, y también he comentado el flaco favor que nos hacen a las féminas.
Lo que observo es que te tienen muy actualizado con regalos tecnológicos, imagino para que tu insaciable curiosidad no deje aparcado este sector.
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Para escuchar las canciones hoy medio olvidadas, no está nada mal…
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No lo dudo, ya ves el juguete que te han proporcionado. Disfrútalo
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A proposit de Alexia. He comprovat que els robots telefònics dels centres d’asistencia hospitalaria pública i concertada- de la nostra comunitat tenen veu femenina. (Gerència d’atenció primaria m’ha contestat amb veu biològica, també femenina.
La única excepció: CREU ROJA PALMA.
També el robot gestor de neteja de llits del meu hospital (Inca) té una veu meravellosament viril. Le batejat Alexis per manca d’imaginació.
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Anonim som jo, Nofre Pons
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Ho sabía, Nofre. Una abraçada en espera de un dinar qualsevol día…
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Buen regalo, tengo una amiga que disfruta con la dichosa Alexa,obedece al cien por cien
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