PANDEMIA PARA LA EVOLUCIÓN

      La adaptación a sucesivas dificultades ha contribuido, entre otras circunstancias, a la evolución humana. Así ha ocurrido en el pasado y si, como apuntase Demócrito, todo lo existente es fruto del azar y la necesidad, la inesperada crisis provocada por el coronavirus y los nuevos modos derivados de su presencia hacen evidente que este aquelarre (traducido, el “prado del cabrón”, y nada mejor para definir el nuevo escenario en que nos ha sumido el tal) ha puesto en jaque la posmodernidad y el escepticismo con que en los últimos tiempos se valoraban los supuestos avances de nuestra especie.

El tropiezo que ha supuesto la presencia del bicho, ha modificado algunos hábitos y quizá no siempre para mal. Para empezar, tal vez la menor frecuentación de los bares, cerrados o con aforo limitado, reduzca el consumo de alcohol. Las calles silenciosas podrían sugerir si acaso la quietud pueda obedecer a un exceso de cerumen en los oídos, propiciando la limpieza consiguiente aun sin resultado, y la mirada en lontananza, a la busca de otro ser vivo entre tamaña soledad, mejorará sin duda la capacidad y adaptación visual a medio plazo. Saludarse con los codos procurará mayor elasticidad articular  de codos, hombros y, en cuanto al uso de mascarillas, merece un punto y aparte.

Las gomas laterales propician unos pabellones auriculares más separados, lo que tal vez redunde en mejor audición y, caso de que las orejas de soplillo perjudiquen la estética, siempre existe el recurso de colocársela al revés. Limpiarse a cada poco los cristales de las gafas, por mor del aliento condensado tras la tela, terminará por convertirse en costumbre y es el mejor remedio contra migas u otras partículas pegadas a ellos, facilitando la clarividencia; y a mayor abundamiento sobre los beneficios del antifaz, se acabó -por la mayor dificultad de acceso- lo de sacarse los mocos cada dos por tres a falta de mejor entretenimiento. A todo eso hay que sumar la incorporación de nuevos vocablos al lenguaje empobrecido de años anteriores, mejorado tras la difusión entre el pueblo llano de términos como incidencia y prevalencia, confinamiento, desescalada, aforo, gotícula, ribonucleico o nueva normalidad.

Por concluir, muchas de las antiguas seguridades han pasado a mejor vida y las nuevas dudas y modos son buenas herramientas para mejorar, así que no se les ocurra tomarse a broma todo lo anterior. Como se ha hecho patente, al sapiens, con todo y sus cien mil años hasta llegar aquí, le queda aún un largo trecho por recorrer en pos de la perfección, aunque ya algo menos con pandemia de por medio. ¡Si Darwin pudiera verlo…!

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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6 respuestas a PANDEMIA PARA LA EVOLUCIÓN

  1. drlopezvega dijo:

    Los astronautas, los cosechadores de miel, los buzos, los virólogos de las películas, etc, soportaban un atavío no ya incómodo, sino claustrofóbico y asfíctico. ¡Cosas de la profesión! Pues no: ahora nos han encalomado a todos diversos artilugios que solo eran del ramo. ¿Y qué mas? No viajar y no discutir y no beber y no nada, ni manifestarse siquiera, porque ya decide el gobierno cómo y cuándo.
    Por lo pronto, se ha visto que la mandanga del gel hidroalcohólico era eso, una mandanga. A ver si van cayendo las demás.

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  2. Pilar Bonilla dijo:

    Un toque de ironía, poco frecuente al tratar de este asunto. Y por favor que también caiga la mascarilla que es cierta su claustrofobia, una pesadilla que, según me cuentan, viene para quedarse porque muchos son los que ahora valoran la ventaja de no contagiar ni contagiarse, incluido con un simple resfriado. Y pensar que cuando veíamos a chinos o japoneses, tan difíciles de distinguir, con ella puesta y pensábamos…menudos exagerados!

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  3. Cati Colom Lladó dijo:

    Oooh como me he reido … está ud hecho un crak,con ocurrencias extraordinarias,hacen pensar a nuestras cabecitas quizás alguna vez un poco dormilonas.Al menos las mascarillas nos han ahorrado algún costipado de invierno.Un abrazo

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