Las mentiras acaban envenenando el espíritu de quien las practica, escribió Kolakowski. Pero no ocurre igual con los receptores de las mismas, y los frecuentes spam que recibimos por correo electrónico, si les ocurre lo que a mí, es buen ejemplo de esa diferencia. Suelo leer el título (abrir el mensaje es asunto distinto y entraña cierto peligro, así que, ante la duda, papelera) a medio camino entre curiosidad y prevención, pero más de una vez asoma una sonrisa al imaginar el contenido y, muchas veces, frente a la evidente torpeza del remitente al elegir tema, vocabulario o intentar deducir en qué fundará unas expectativas que las más de las veces resultarán frustradas.
En ocasiones dudo si debería hacer el clic por aquello de que los límites entre verdad y falsedad pueden ser difusos, y empleo algún minuto en ese análisis de tema y tono que a veces procura, como digo, nutritivo alimento para la imaginación.
Correo basura para perder el tiempo, pero ¿acaso muchos de los que recibimos y leemos no deberían ser también etiquetados como tales? Y encima, por lo general, sin segunda intención, lo que les resta el punto de divertimento que algunos spam llevan aparejado sin que su autor, con toda seguridad, lo pretendiese. Puede tratarse de una multa no pagada que te remite un supuesto Ministerio del Interior con dudoso logotipo, o la cuenta pendiente y que se delata por la redacción con tintes argentinos: “Para pagá tu factura, hacé clic acá…”. Alguien suplanta a Movistar instándome a ingresar, “Gane miles negociando Bitcoin”… O Amazon, del que nunca he sido cliente, me anuncia un espléndido regalo de última hora.
Y los anteriores, junto a otros en idiomas distintos al que suelo utilizar, algunos para mí ininteligibles en su mismo alfabeto, ruso o chino. También los hay en inglés: Business opportunity o, ya traducidos, “Acabamos de añadir 20.985, 32 $ a su cuenta”, “Encuentra aquí las mejores chicas rusas”… De ser adecuado aplicarles el adagio latino, “Todos hieren, el último mata”, tal vez aumentaría mi intranquilidad, máxime si se trata de una traicionera y obvia estocada a la cuenta corriente, lo que me induciría a poner mayor empeño en intentar adivinar quién y cuándo; sin embargo, y con las precauciones de rigor, tiendo, ya digo, a sacarles cuanto jugo puedo. Aunque a buen seguro no sea la intención del pirata y ello aumenta, si cabe, su atractivo. ¿Les sucede a veces algo parecido?
Como consiguen la dirección?
Lo del Bitcoin es diario los borro inmediatamente Ya me han adjudicado varios regalos Ni caso y también varios ligues…..
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Arturo: en las redes nos controlan hasta el número de veces que bostezamos… ¿Qué tal? ¿Libres del virus?
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Si pero en la cola para la vacuna y casi sin movernos de DONOSTI y asi mas de un año
Esperamos estae en condiciones para Junio e igual vamos a visitarte pues han pasado muchos años y nos gustaria
Un abrazo
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Es curioso, he ido a la carpeta de spam y las barbaridades que he visto en ella, por ejemplo lo que cuenta Arturo Ros y los bitcoin. No recuerdo haberlos marcados como tales.
No suelo tener problemas de ese estilo desde que dejé el mundo laboral, probablemente porque exceptuando las suscripciones no tengo una actividad cotidiana.
Si que a través del móvil recibí el sms que me iban a entregar un paquete, que resultó viral según anunciaba la prensa, sin saberlo lo eliminé porque sabía que era imposible.
Ya sabes, no pinchar enlaces de desconocidos.
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Los desconocidos pueden ser fuente de placer o, en otros casos, intentar robarte la cartera…
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Es que tú debes tener bastante actividad deduzco entonces. Aunque estoy convencida que a ti no te roban la cartera 🙂
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Me ando con cuatro ojos, no fuera a ser que en una de esas…
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Arturo: nos encantaría…
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Mucha razón tiene,voy con cuidado a abrir según que mensajes o correos, peró pinchar a veces es facil.Ahora lo del bitcoin cada dia cada dia.Saben mas de nosotros,que nosotros mismos.Saluditos.
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No, no me sucede nada parecido: Dios me libre de tener que estar al pairo de ese juego. Agradecido estoy a los señores del gmail por haber establecido filtros y bloqueos que me libran de tal penalidad.
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