LA CALLE DEL VÍ, SÍNTESIS DEL MUNDO

           Existen numerosos rincones en cualquier ciudad, barrios o calles, que paseados en plan flâneur baudelaireano y con intención de mirar, no sólo ver, sumen a quien lo hace en una mezcla de sugerencias, pasmos y remembranzas que, de no prestar la adecuada atención, quedarían únicamente en la retina; una posibilidad que afortunadamente he orillado tras recorrer una y otra vez, siempre con expectación, la estrecha calle que tiene su entrada frente al piso donde vivo desde hace pocos años: la calle del ví –del vino, en castellano-. En el Hostal Pons, a mitad de la misma, se alojaba quien veinte años después, y ya fallecido, se ha convertido en el personaje de mi próxima novela, pero en aquel entonces y pese a haberlo visitado en varias ocasiones, únicamente presté atención a lo que me contaba en su habitación sin ventana a esta calle que es hoy mi argumento.

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El tráfico es escaso dada su angostura, aunque pueda alternar algún coche de lujo, que aparcará en el bonito patio, con la descacharrada motocicleta de quien vive en un sótano, sin ventilación otra que la obtenida a través de una rejilla a dos palmos del asfalto (he atisbado a su través), y una única habitación que es a un tiempo cocina, sala y dormitorio. Jardín y ascensor en algunas viviendas y diminutas escaleras en otras, que supongo hay que subir de perfil y con los brazos pegados al cuerpo. Con tales escenarios, nada tiene de extraño que los vecinos no se saluden. Un hombre de mediana edad suele escribir en una mesa frente a la pared del oscuro dormitorio, ajeno a mi curiosidad y, desde el balcón del primer piso, a media calle, la anciana aparece cada mañana para echar comida a las palomas que picotean entre papeles y alguna que otra lata vacía.

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 Graffitis con mensajes o que sólo aportan suciedad en cualquier pared; una chica mulata abrillanta el picaporte y, a escasos metros, se oyen procedentes del subsuelo las conversaciones de inmigrantes en un idioma para mí desconocido. La extrema pobreza coexiste con el buen vivir de otros y, todos ellos, en escenario de ribetes históricos porque en esta calle vivieron -¡quién lo hubiera dicho!-, un escritor extranjero en los años previos a la Guerra Civil, el músico de renombre y, hasta donde puede saberse por las placas con que los homenajea el Ayuntamiento, quien fuera en su día Teniente General. Todos debieron transitar cientos de veces hasta ese final de  la misma y que hoy suelen ocupar, al atardecer, grupos de gitanos entre cánticos flamencos y tragos de alcohol. Recorro la calle del ví casi a diario y, por mi tardanza en caminarla, podría suponerse que los alrededor de doscientos metros fuesen varios kilómetros. Entretanto, da para la lucubración. Como debe ocurrirles a ustedes en ocasiones y es que, como dijera Marcel Proust, descubrir no es buscar nuevos paisajes, sino tener nuevos ojos.

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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9 respuestas a LA CALLE DEL VÍ, SÍNTESIS DEL MUNDO

  1. Rosario Ferrà dijo:

    Hace años que tengo el libro de Vigolais Thelen, y lo encontré fascinante, pues en una época en la que éramos exóticos, este hombre conoció a lo mejor, peor y más bizarro de la isla, no tiene perdida como documento histórico diría yo. A quién no haya leído la novela biográfica se la recomiendo, si que es cierto que es un libro grueso, pero no tiene pérdida.
    Cuantas cosas nos perdemos por nuestras callejuelas por recorrerlas siempre a toda prisa.
    Un saludo

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  2. Arturo. ROS BELOQUI dijo:

    Mejor que una novela haces un guión para una pelicula

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  3. Sería un reto que escapa de mis posibilidades… Cuando salga la novela te lo diré. ¿Todo bien por Donosti? Un abrazo.

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  4. Pilar Bonilla dijo:

    Con este relato has narrado de forma cautivadora todo lo que se puede obtener del recorrido ahí donde vives. Ni que decir tiene que esperaremos esa novela que mencionas.
    Y qué titulo, nuevamente, más sugerente y certero!!

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  5. De cualquier recorrido, Pilar. Basta con fijar la atención, como bien sabes…

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  6. Cati Colom Llado dijo:

    Vaya narración más bonita,con ganas de un día recorrer la calle del. Vi,y es que nos perdemos lugares magníficos, por nuestras prisas,no valoramos éstas preciosas callejuelas que tiene Palma.Pero seguro que el libro no me lo perderé.Un saludo.

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  7. catigallardo dijo:

    .

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  8. catigallardo dijo:

    Te superas en cada historia, la explicas con magia, y la embelleces, aunque en un lugar como has descrito y que conozco invita a enriquecer todo lo imaginable pues ciertamente da para mucho, entorno variopinto de personajes,
    En alguna ocasión he transitado por calles del casco antiguo, con paso lento como si buscara algo que me contara su historia de aquellos años en que aún no era antiguo, y saber más de las costumbres de esta bella isla. De la cual sabemos tan poco sobre quienes la habitaban, ni del porque tenían esas dimensiones, aunque sus moradores seguro que les pareciera porque no acogedoras, aunque distan mucho de esas casas palaciegas de otras calles por todos conocidas con esos preciosos patios en la entrada muy típicos de Mallorca,
    Me encanta la explicación de, nuestro admirado Gustavo que encuentra las palabras justas, como siempre gracias por toda su información ..

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