Opinar, con datos o sin ellos, está al alcance de cualquiera y, abrumados por los sabelotodo, a muchos lectores/oyentes se nos van las horas mientras intentamos cribar el torrente de información en busca de evidencias más allá de la mera digresión. El cúmulo de incertidumbres abona hacer de la crisis alimento mediático, con interpretaciones a tenor de ideologías, apriorismos y convicciones (ahí tienen a los negacionistas), sin que prime la objetividad y el respaldo científico por sobre hipótesis sin fundamento, difundidas por tirios y troyanos. ¿A qué podrían obedecer los trombos? ¿Diría que la Astra Zeneca es a día de hoy segura? ¿Cree usted que aquí, tras la temporal suspensión de Janssen, finalmente aprobada por la Agencia Europea y ya autorizada de nuevo en EEUU, podrá cumplirse el programa que anunció el Gobierno? Y las lucubraciones de indocumentados sobre los temas en cuestión (escucharían tal vez a M. Bosé, ejemplo de ignorante bocazas), aún muchos de ellos en proceso de investigación, no hacen sino acrecer la inquietud ciudadana.
No se conoce a estas alturas con exactitud cuánto pueda durar la inmunización, si ésta actuará frente a ulteriores mutaciones o, por no seguir, si el vacunado podrá ser a pesar de ello vehículo de contagio, pese a lo cual, se diría que las certezas predominan entre tertulianos de lo más variopinto, la eficacia o los riesgos están al albur del talante de cada cual y, de traerse a colación las vacunas rusa o china, pueden sumarse al análisis las filias o fobias políticas respecto al país en cuestión.
Pero hay más, mucho más, para alimentar la confusión y no todo proviene de los dichosos todólogos, porque las decisiones de los “gestores pandémicos” abunda en la generalizada inquietud y no sólo en España. Dinamarca suspendió definitivamente la de Astra Zeneca y en Sudáfrica tampoco se administra, Francia continuaba con Janssen pese al rechazo en USA y la determinación de la UE, que según dijeron no renovará sus contratos con las dos mencionadas.
Por lo que hace a nosotros, al aluvión de pareceres con escaso refrendo se suman medidas de dudosa efectividad, cuando no distintas, entre Comunidades Autónomas; cierres perimetrales de quita y pon al igual que el número de autorizados a reunirse (menos en terrazas que en domicilios, aunque en las primeras esté garantizada la ventilación y seguramente un mejor control de distancias y mascarillas), variables horas de queda o, alguna vacuna, en segmentos de edad cambiantes a tenor de pálpitos, que no de certezas, haciendo patente que por encima de lo que sucede, prima lo que se dice sobre ello, hipótesis condicionadas a veces por intereses políticos o de las multinacionales implicadas.
Demasiado ruido, ya digo, y se sigue echando en falta un amplio y reconocido comité de expertos, cuya valoración fuese la difundida por sobre los cotilleos, y sus decisiones, sobre medidas varias, las adoptadas en cualquier lugar y con relación a las distintas situaciones. Menos imágenes de pinchazos en TV, obviar las tertulias de comentaristas sin formación sanitaria y análisis con mejor discernimiento, contribuirían a aumentar la confianza de la población así como facilitar el camino para una pronta inmunización. Y no De rebaño como suelen decir sino, visto lo visto, DEL rebaño.
Lo que dices son grandes verdades que están conservando nuestra inquietud
Aquí en Euskadi vamos cada vez peor y ya son muchos meses prisioneros sin ver el final
Un fuerte abrazo
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Sí; como en Navarra… Mejorará conforme aumente el número de vacunados, espero… Un abrazo.
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Ya ves que los negacionistas se dan unos aires tremendos como adalides de LA VERDAD, sin ver que en ese caso no es más que su triste e incongruente opinión. Alguien me comentó el otro día que si un médico era negacionista por algo sería,UNO, a lo que yo, ya bastante harta, le repliqué con la mayor educación del mundo que Joseph Mengele tambien lo fué…
En fin, a la espera de que me llamen de nuevo para vacunarme, aun después de entrar en las listas de alérgicos. Supongo que seremos los últimos. Paciencia y mascarilla como todo el mundo con o sin vacuna.
Un abrazo.
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Muy acertado lo de Mengele, me parece. Y paciencia, sí. No queda otra… Un abrazo.
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Vaya, ni una coma quito de tu descripción acertadísima, y tampoco de los comentarios hechos. De todas formas, a pesar de tantos dimes, diretes y desconciertos, por lo que me rodea muchos son los que se han lanzado a hacer llamadas para vacunarse con bastantes ganas y celebrándolo. Hoy me he encontrado a una pareja de conocidos y¡ cómo no! ha salido el tema, preguntándome si ya lo estaba estando cercana a los 67, lo primero que me han dicho ha sido que pida la cita online, cuasi reprochándome, y les he respondido que hay todavía muchos sectores de población sin vacunarse y probablemente con factores de riesgo elevados. En fin, de pasar al famoso que se vacunen los políticos, llegaron las ansias.
Por cierto…hartita estoy del palabro rebaño, otro término desagradable utilizado.
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Pilar: ¡adelante con los faroles! Y lo de «rebaño», ciertamente penoso, ¿no? Un abrazo (personal, que no de rebaño).
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Muaskkkkkk!!
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Tan bien acertado comentario,tan tremendo ver siempre las agujas clavandose,y no digamos del variado con la famosa AstraZeneca,ahora si ahora no.Yo particularmente he llegado a tener un poquito de pánico a ésta AstraZeneca,que por mis 66 me toca.A cuidarse y un abrazo.
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No sé por qué pero últimamente aparece como flotando en el ambiente esa palabra, «rebaño». Quizás tenga que ver con lo que se cuece en las encuestas de Madrid en donde el rebaño, al servicio de los «todólogos» (¡qué acierto de palabro!) está totalmente inmunizado contra el sentido común.
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Buen análisis, además por un médico, a ver si ya de una vez, tantos comités de expertos qué no conocemos, aúnan sus posturas y se aclaran , para qué nos aclaren ellos a nosotros, todo lo referente a las vacunas.
Por lógica esto de mezclar las vacunas, una dosis de una marca, y la segunda de otra no parece ser entendido por la mayoría de las personas, muchas de ellas no la quieren.
QUÉ HACEN ? siguen sólo con una dosis ?
Gracias D.Gustavo.
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No; hay que administrar las dos dosis; asunto distinto es asegurar la eficacia de una segunda de distinta composición…
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