Si como se afirma en el Eclesiastés hay un tiempo para cada cosa, llevamos ya demasiado esperando que nuestra Sanidad sea también universal por lo que respecta a la salud dental, relegada hasta el momento al último lugar en perjuicio de aquellos a quienes el bolsillo no les alcanza para costearse un dentista. Déficit por lo demás inaceptable si consideramos que, desde el ano a la boca, todo es camino para los alimentos que sostienen nuestro vivir. Pese a ello, España se sitúa como uno de los países europeos con peor cobertura sanitaria a este respecto y, aunque el actual Gobierno haya explicitado su voluntad de mejora, seguimos en los hospitales de cualquier Comunidad Autónoma sin posibilidad de ortodoncias, endodoncias, prótesis dentales… que se practicarán en despachos y clínicas privadas a quien pueda sufragar el desmesurado gasto que lo anterior supone.
El caso es que si se tratan las hemorroides al final del trayecto, ¿por qué no implantes en el inicio del mismo cuando necesarios? ¿Por qué pueden reconstruirse los senos pero no unos dientes imprescindibles para la correcta digestión? ¿Cómo puede justificarse subvencionar el cuidado del sueño si alterado, y no el mordisco para triturar como es debido? Por lo demás, y si la cuenta corriente anda exhausta, omitir el oportuno tratamiento dental, o su retraso en espera de mejores tiempos para el bolsillo, puede acarrear –y tengo constancia de ello- incluso la muerte del afectado por sepsis consecutiva a una infección gingival, como ocurrió tiempo atrás a un conocido.
Relegar u obviar el cuidado dental supone un claro atentado contra la equidad, y subordinarlo a los intereses económicos de unos y otros (negocio de los dentistas y ahorro por lo que al erario público se refiere) no se antoja, por todo lo anterior, éticamente aceptable, de modo que si en la Moncloa y pese a sus promesas siguen en las mismas, cabría sugerirles una urgente revisión de sus prioridades, suponiendo que no actúen a salto de mata como es costumbre. Y de paso recordarles el poema erótico de Benedetti, también oportuno en el tema de hoy: “Que te quede bien claro /donde acaba tu boca /ahí empieza la mía”.
Apoyo total, ¿donde hay que firmar?
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¿Con uñas o con los dientes? Y es que con boli o pluma ya ha quedado claro que no sirve de nada…
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Pues puestos así con uñas y si eso no bastara….con lo que quedara de dientes!!!
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Totalmente de acuerdo,lo primero de una digestión son los dientes,si la sanidad cubre todo lo demás,porque no cubrir de poder masticar realmente bien.Un aplauso D.Gustavo.
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Suscribo la moción, vital y desdeñada la salud bucodental.
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