Siempre al final el eventual acuerdo, la búsqueda en una lista…, y pese a la opinión que manifestara Flaubert, “La ambición por concluir es una idiotez”, cuando iniciamos algo, sea proyecto o intercambio de pareceres, la espera por terminar de una vez y del modo que quisiéramos puede convertirse en obsesiva pesadilla sin nada que ver con aquello de que lo importante es el camino y no la posada, porque hay caminos que se prolongan al extremo de que, más de una vez, preferiríamos no haber empezado.
Un ejemplo palmario es el de la investigación en cualquier ámbito y en persecución de una verdad siquiera provisional. Pero hay más para la exasperación: buscar en cualquier base de datos supondrá encontrar lo requerido en la última página, al extremo de decirse, tras repetidas experiencias, si no sería oportuno empezar al revés aunque, de ser el caso, habrá que llegar hasta el comienzo de la lista para dar con ello. El deseable consenso tras la polémica -y un justo término medio en el mejor de los supuestos- tendrá que esperar a los postres, al igual que el reconocimiento de la razón que nos asistía, nuestro craso error o los engaños, propios o ajenos. Y de volver a empezar tomaríamos tal vez un distinto derrotero, pero percatarse de ello exigirá haber finalizado el trayecto, de modo que eso de que principio y fin habitan en el mismo relámpago, como aseguró un poeta, mera entelequia cuando inmersos en la dura realidad y más acá del verso.
Sin duda y en muchos casos tiene su razón de ser, pero ello no es óbice para que hayamos de cargar con el peso añadido de la dilación, así que no es de extrañar que nos planteemos si acaso una encuesta bien planificada, sin intereses interpuestos y con muestra suficiente, no podría sustituir al día de las elecciones, evitándonos asistir durante años a postureos y sabidas reiteraciones, o que la experiencia nos habitara antes de alcanzar la tercera edad y sus achaques aparejados, es decir: a la inversa, creciendo hacia atrás y los brazos de una madre como remate, para entendernos.
¡Cuántas veces esa “búsqueda del tiempo perdido”, por remedar a Proust! Pero hay más escritores a quienes apelar como consuelo para la ocurrencia de hoy, y es que, metidos en cualquier harina, convendrá también recordar, con Brodsky, que “Todo alcanza un final, la tristeza inclusive”. Aunque, subrayo, ese final suela demorarse bastante más de lo que quisiéramos.
Un buen post.
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Añoro los tuyos…
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Pues es que el cerebro funciona así, algo que sin explicar nada sirve para darnos por contentos a falta de otra cosa. Si me propongo caminar durante un verano de A a B, llego a B aunque ello me cueste dos meses y medio, pero si por el contrario me propongo flanear al modo de Unamuno durante ese mismo tiempo sin rumbo fijo, a mitad de camino me encuentro desorientado y mi cuerpo me pide irme a casa. Lo he probado en sucesivas ocasiones y siempre me he tenido que rendir a la evidencia de que sin un B por delante, que en cierto modo aviva el fuego del deseo, la fuerza mental de la continuación pierde fuerza. Me da que, salvo excepciones, estamos abocados a finalizar tareas; imposible dejar a medias una huerta que has empezado a cavar o una estantería que proyectaste para dar espacio a los libros adquiridos en los últimos años.
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Cuando se sabe que llegar a la meta llevará tiempo y se asume, nada que objetar; distinto es cuando uno supone que el fin está más próximo y, sin embargo, el tiempo pasa y el esfuerzo prosigue sin que se aviste el final que se creía como quien dice a la vuelta de la esquina…
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Pienso, lógicamente por mi propia experiencia, que depende de la meta o propósito que te planteas. Algunas complejas y, en ocasiones, inconclusas por diversas razones incluidas las externas, que pueden ser un posible motivo de tu última respuesta; otras, sin embargo, cuando creías que no sería posible resulta que salen. Creo que ya comenté por aquí lo gran cabezota que he sido, y realmente con el empeño venían resultados. Siempre dentro de los límites que nos sabemos, claro. Bessss
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Siempre he tenido bastante claro al empezar un trabajo ,cualquier cosa me empeño como tozuda que soy ver el final de este trabajo,serìa mejor disfrutar del camino haciéndolo ,sin tener tanta prisa por llegar o por terminar.Me encantan sus comentarios,dan que pensar.Saludos.
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Y yo estoy encantado de recibir los tuyos. Un abrazo
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