Quizá les haya llamado a ustedes la atención, como a mí me sucede, las diferentes elecciones del apellido, primero o segundo y con o sin el nombre incluido, para referirse a los conocidos por el gran público, y me referiré en concreto a los políticos/as. Serían, como dijera un escritor, las secretas aventuras del orden, aunque en este caso supongo que es la ambigüedad, uno de los linajes común y corriente, lo que hace decantarse por el otro aunque no sea esa la costumbre del interesado cuando firma o le preguntan por su identidad. No se trata obviamente de una regla establecida, aunque para muchos de ellos se haya convertido en norma.
El primer apellido puede servir y sería el caso de Rufián (a nadie se le ocurre llamarle Romero, o Rufián Romero) como antes fue Azaña o Franco: jamás Díaz o Bahamonde respectivamente. Sin embargo, el orden se invierte en otros y así, el segundo cobra relevancia, siendo nombre y apellido paterno casi únicamente adornos para el carné de identidad. Zapatero se impone a José Luis Rodríguez, Ayuso a Isabel Díaz, y García sería un desconocido de no añadirle el Egea, al igual que Mañueco por sobre Alfonso Fernández. Por todo lo cual, algunas madres deben sentirse en la gloria aun sin haberse planteado el cambio en el Registro Civil, y los interesados ser ajenos al hecho de que cada elección (Isaiah Berlin) supone una pérdida irreparable, siquiera para su padre, de primar el segundo.
La designación, para que no quepa sombra de duda, sería hábito extendido a cualquiera de nosotros si hubiésemos de decantarnos por uno, el otro o ambos. Vean si no cómo nos referiríamos a Perogrullo López, Fernández Clarinete o Pérez Picospardos. Y ya que estamos con el conflicto entre Ucrania y Rusia en candelero, de ser el segundo apellido de Putin, Putón, en este país no habría duda alguna, que sin embargo podría plantearse y complicarse de tratarse de ocho apellidos vascos u otras asociaciones binarias que seguramente propiciarían el uso de ambos: Capacete Grande, Rábano Seco, Melón Maduro, Conejo Alegre… En fin: que el orden es en ocasiones irrelevante, otras veces los dos apellidos se complementan o, como se aprecia, los más comunes no resisten el embate del otro. Sólo en el caso de apellidos chinos, no sabría por cual de ellos apostar.
Es cierto lo que cuentas, por lo que en vez del susodicho: Por sus frutos los conoceréis, lo cambiaríamos…por sus apellidos ;).
Reconozco que suelo utilizarlos, a mis padres en tono guasa les apedillaba al dirigirme a ellos, o incluso conmigo misma reconviniéndome.
Me gustaMe gusta
Esto de reconvenirte por el apellido me ha gustado. Lo probaré…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Por cierto, me he olvidado comentarte que he leído el artículo de hoy sobre tu novela en el DM, me ha gustado la redacción cómo una buena sinopsis. Besossss
Me gustaMe gusta
La has leído?
Me gustaMe gusta
Por favooooor, al día siguiente que nos pusiste que ya estaba publicada fui a por ella, y te hice comentario sobre ella unos días después ya terminada. Tienes tantísimas amistades que no me extraña no te acuerdes. Te dije además que sería regalo navideño.
Me gustaMe gusta
Y dale con no revisar lo escrito…Bonilla!
Me gustaMe gusta
Jo! Me acuerdo!! Un beso
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me gusta esto de cambiar el de detrás por el delantero,quizás me diga Cati Llado,me gusta!!!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
te reconoceré
Me gustaMe gusta
Que placer andar de tanto en tanto y siempre tras tus curiosidades, eres como el Sabio Catalán que menciona Gabriel García Márquez: sabio, chistoso, profundo y gran observador de las curiosidades de la vida. Siempre aprendo con tu «Contar es vivir»
Me gustaMe gusta
Guillergalo: no por exagerados son menos entrañables tus comentarios. Un fuerte abrazo y, por favor, sigue ahí.
Me gustaMe gusta