La lectura de noticias suele situarnos habitualmente contra las cuerdas por los múltiples riesgos de que nos advierten. Y no es, como escribiese T.S. Eliot, que seamos incapaces de soportar demasiada realidad, pero no se trata únicamente de violencia desatada o la incoherencia entre predicciones y comportamientos (el cambio climático es buen ejemplo). También lo que comemos y bebemos trae inquietudes aparejadas: que si mucho cuidado con las carnes rojas o procesadas, huir de las grasas -y nos viene a la cabeza el poco recomendable plato de ayer-, conviene evitar los embutidos, las bebidas azucaradas o el pan blanco, ni hablar de patatas fritas…
Así que, supongo, compartirán el suspiro de alivio tras la nueva confirmación de los beneficios que proporciona el café y el placer de tomarse uno, de buena mañana, mientras se hojea el periódico.
Ya, desde los primeros noventa, se sabe de numerosos efectos positivos del mismo para conservar la salud; disminución de incidencia para varias enfermedades crónicas: diabetes tipo 2 o Parkinson, protección frente a los cálculos biliares… En líneas generales, el consumo moderado de café (no más de 300/350 mgrs de cafeína al día), con o sin azúcar, se asocia a una reducción del riesgo de muerte, lo que confirma de nuevo un estudio prospectivo sobre población inglesa, publicado este mismo año 2022 en Annals of Internal Medicine y en el que se compara a los consumidores de 2 a 4 tazas diarias respecto a quienes no lo toman habitualmente.
Con más de 170.000 participantes en el cuestionario (precisando cuantas tazas, tipo de café con o sin edulcorante añadido, así como estilo de vida, patologías previas…), y en relación a un grupo control, se comprueba, tras 7 años de seguimiento, que los bebedores de entre 2 y 4 cafés diarios tuvieron una significativa reducción (30% inferior) del riesgo de morir, por enfermedades cardiovasculares o cáncer, respecto a los no consumidores y sin relación con el tipo del mismo o la adición de azúcar, aunque sería aconsejable evitar su exceso. Los investigadores concluyen una vez más que el café (sin sobrepasar las 6 ó 7 tazas diarias, se indica en los comentarios) puede formar parte de un estilo de vida saludable y, en consecuencia, recomendarse a tenor de éste y otros estudios anteriores.
Quizá, a pesar de las mencionadas evidencias, muchos seguirán con aquello de que lo más seguro es que depende, aunque con un bar por cada 175 habitantes en España, como indicaba el articulista Rodríguez Rivero hará un par de años, la barra libre para el café es toda una bocanada de aire. ¡Ojalá pudiera afirmarse lo mismo de un par de cervezas! O de la copa, siquiera de vez en cuando, tras el postre…
Bien!, rodeados de tantos peligros y amenazas constantes, me encanta leer algo en positivo. Resulta contradictorio para nuestro imaginario utilizar «vicio» y «saludable», aunque las informaciones que mencionas así lo califican. También usuaria de la cerveza, con gran placer, y tenía asumido que su consumo dentro de unos límites es sana….Mmmmm me dejas con la incertidumbre. No voy a buscar contrastarlo 🙂
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Consultaré lo de la cerveza, aunque podría ser. No viene mal algo positivo siquiera de vez en cuando…
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Tú consulta, que yo así lo tenía interiorizado, y sin contrastar nuevamente. Y tanto que viene fantástico leer en positivo.
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Me encanta un café por las mañanas,peró visto lo escrito quizá aumente a una o dos más.
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Yo hace 30 años que no tomo café . Tomo una taza y no duermo en 72 horas. Con dos tazas no duermo en un mes. Y con tres salgo volando Para evitarlo he renunciado al café.
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Un placer menos, pero hay otros muchos…
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