Presos de la indignación, del asqueo o la inquietud y, por si ello fuera poco, también del pasmo tras escuchar a algunos (as) dirigentes del PP, haciendo gala de esa transparencia que sólo habita sus bocas.
Cospedal dice que rectificar es de sabios, pero Rajoy sigue encastillado y aclara que no ha cumplido sus promesas pero sí con su deber. ¿Cómo casan esas declaraciones entre sí? Sólo se me ocurre como explicación que todo sea verdad salvo algunas cosas, tal como gusta afirmar el Presidente a propósito del affaire Bárcenas. O viceversa.
Y a la postre, ¿qué es la verdad? Para estos, una mentira convenientemente maquillada, aunque para maquillaje, el de mi hijo el otro día, cuando acudió a una fiesta de disfraces con la apariencia del tesorero Bárcenas. Tan conseguida, que a punto estuve de pedirle un sobre. Y si los de a pie podemos caer en estas pillerías, ¿qué seríamos capaces de hacer también, cuando sentados en la poltrona? País…