El consenso se persigue en la pareja de no haber voluntad de ruptura por quién sabe qué intenciones; entre amigos cuando cansados de llevarse la contraria o, en la Empresa, en cualquier grupo, si el objetivo a alcanzar se reconoce como deseable y supera con mucho los dispares intereses de las partes.
Pero entre estos Partidos no es el caso. Una pareja, PP y PSOE, divorciada antes incluso de conocerse, de amigos para qué hablar y, en cuanto al objetivo, ninguno que a su juicio merezca la menor cesión, imprescindible para el acuerdo. Los del Gobierno, con el rodillo de la mayoría; el mismo que los escandalizaba cuando en la oposición. Respecto a los otros, bastante tienen con procurar redefinirse sin escorar a derecha o izquierda, lo cual, en pleno temporal, se antoja complicado.
Con esas perspectivas, ni paro en ascenso ni consumo en descenso que valgan. ¡Pues estaría bueno tener que pactar con esos! Total, si la cosa va a peor, la culpa será de quienes gobiernan. Total, si la cosa mejorase, sólo nos faltaría que se apuntaran el tanto los sociatas. Así que a seguir en las mismas, queridas ovejitas. Porque de aquí a los comicios aún falta mucho y, unos meses antes, ya se verá.